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Falleció Gabriel García Márquez, el padre del realismo mágico

No pasaron ni diez minutos desde que se confirmó la muerte de Gabriel García Márquez para que las redes sociales se llenaran con mensajes de toda Latinoamérica y el mundo, reafirmando su estatus como una de las principales plumas del continente.  

El Nobel de Literatura colombiano falleció ayer —cerca de las 15.00 hora boliviana—, a los 87 años en su vivienda en México. AFP reportó que los restos salieron de la casa en un coche fúnebre, acompañado de tres patrullas policiales. El destino fue la funeraria J. García López, del barrio de San Ángel. Su esposa Mercedes Barcha y sus hijos Rodrigo y Gonzalo permanecieron a su lado en sus últimos momentos.

Inmediatamente, el Gobierno colombiano ofreció apoyo logístico a sus allegados en caso de que deseen que García Márquez sea enterrado en su país natal. Y el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México, Rafael Tovar, aseguró mediante su cuenta de Twitter, que “el próximo lunes 21 llevaremos a cabo en el Palacio de Bellas Artes un Homenaje Nacional a Gabriel García Márquez”.

El escritor y periodista se encontraba delicado desde finales de marzo, cuando fue internado. Los rumores explotaron. El diario El Universal publicó el lunes, sin citar fuentes aunque asegurando que eran “confiables”, que el cáncer linfático que le fue detectado en 1999 volvía a atacarlo, dato desmentido por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y la familia.

Gabriel José García Márquez   —Gabriel, por el padre, y José, por ser el patrono de su natal Aracataca— nació el 6 de marzo de 1927, “bajo un aguacero extraviado”, según El País. Vivió su niñez con sus abuelos maternos, Tranquilina Iguarán Cotes y el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía —inspiración del coronel Aureliano Buendía, protagonista de Cien años de soledad—, y tal vez estaba destinado a ser guardameta porque le gustaba atajar pelotas de trapo en su infancia, pero todo acabó cuando un pesado balón reglamentario lo dejó sin aire al castigarle con violencia en el estómago, reseñó EFE.

Fue en ese periodo que germinó su interés en la narrativa, gracias a los cuentos locales que su abuela le contaba. A los 16 años fue a estudiar a Zipaquirá, cerca de Bogotá, donde descubrió a Kafka, Woolf y Faulkner. El País de Madrid recuperó una declaración en la cual el autor explicó que “cuando yo leí a los 17 años La metamorfosis (de Kafka), descubrí que iba a ser escritor. Al ver que Gregorio Samsa podía despertarse una mañana convertido en un gigantesco escarabajo, me dije: ‘Yo no sabía que esto era posible hacerlo. Pero si es así, escribir me interesa”.

En 1947 el periódico El Espectador publicó su primer cuento, La tercera resignación. Años después trabajó en ese diario y allí salió la serie de reportajes Relato de un náufrago en 1955, que lo obligaría a dejar su país. Ese mismo año nacería La Hojarasca y dos años después, en París, dio a luz a El coronel no tiene quién le escriba. Pero fue en 1967, con la publicación de Cien años de soledad, que Gabo, como lo conocían sus amigos, saltaría al olimpo literario y daría a conocer el realismo mágico al mundo.

Esa novela, calificada por Carlos Fuentes como “El Quijote latinoamericano” por su influencia, lo hizo protagonista del boom de las letras hispanoamericanas, papel que compartió, entre otros, con Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa. Con este último tuvo una amistad que terminó con el puñetazo que el peruano le propinó en 1976, recordó EFE.

La agencia AFP señaló que, mediante un comunicado, la familia informó que los restos del Nobel serán incinerados en una ceremonia privada; no hay fecha ni destino oficial de éstos. Además, desestimó que se lleven a cabo honras fúnebres. Mientras, el Gobierno de Colombia decretó tres días de duelo.

Sus últimos días

6 de marzo: Gabriel García Márquez celebra su 87 cumpleaños en su casa en el barrio de Jardines del Pedregal en la capital mexicana. Salió a saludar a los periodistas, quienes le cantaron Las mañanitas, la canción típica de cumpleaños en esa nación.

31 de marzo: El autor es hospitalizado en un centro médico de Ciudad de México, aunque la información no transciende hasta tres días después.

3 de abril: La Secretaría de Salud de Ciudad de México confirma que fue hospitalizado “por un cuadro de deshidratación y un proceso infeccioso pulmonar y de vías urinarias”.

4 de abril: Gonzalo García Barcha, hijo del autor, afirma en el hospital que su padre está “muy bien atendido y todo evoluciona muy bien”, y que se espera que sea dado de alta unos días más tarde.

5 de abril: García Barcha ratifica que su progenitor “evoluciona bien” y que ya “tiene ganas de irse a casa”.

8 de abril: El escritor regresa a su hogar para continuar allí su convalecencia. “Su estado es delicado de acuerdo con  su edad. Convalecerá en casa”, comenta una portavoz.

14 de abril: La esposa del escritor y sus hijos emiten un comunicado en el que reconocen que la condición del Nobel de Literatura es estable pero “muy frágil” y que “existen riesgos de complicaciones” debido a su edad.

15 de abril: Aída García Márquez, una de las hermanas del escritor, declara a una emisora en Colombia que se encuentra preparada para aceptar un desenlace adverso. “Uno quisiera que la gente fuera eterna, que no muriera, pero tenemos que ajustarnos a la voluntad de Dios”.

17 de abril: El médico personal del escritor colombiano, Jorge Oseguera, informa a una radioemisora colombiana que el reconocido autor continúa “en un estado delicado, propio de su edad, de los problemas que ha sufrido últimamente y de sus patologías de base”. Sin embargo, García Márquez fallece hacia las 14.00 hora local (15.00 hora boliviana) en su casa de México. Lo confirman después tanto las autoridades de México como el presidente colombiano, Juan Manuel Santos.