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Al calor del área rural

El termómetro marcaba los 34 grados en la ciudad de Montero y apenas se sentía la brisa del viento, las calles lucían vacías y el sol se ponía encima de la vegetación que rodea a esta capital intermedia.

Sus pobladores carnet, libreta de servicio militar y pasaporte en mano empezaban a desfilar por las veredas enyerbadas hacia los recintos de votación, pues había que participar de las elecciones presidenciales y legislativas.

Benecia Quispe, una anciana de 93, daba el ejemplo de cumplir con la democracia al emitir su voto en una de las mesas del colegio Eduardo Avaroa, quien con la voz entrecortada recuerda que desde joven acostumbraba a sufragar y que lo hará hasta que Dios se lo permita.

En Cotoca,  una persona se acercó a la mesa 6 de su recinto pero alguien ya había votado por él, además de la denuncia de un grupo de votantes que afirmaban que papeletas enviadas por la Corte estaban marcadas en línea a favor del MAS.

En el penal de Palmasola se instalaron cuatro mesas de sufragio para que alrededor de 800 internos habilitados puedan emitir su voto. “La votación se llevó con absoluta normalidad”, dijo el coronel de Policía Arauco.