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Chuquisaca, edén de la paleontología

Fue casi hace 200 años que la paleontología puso sus ojos en Chuquisaca, pero la riqueza que esta tierra posee comenzó a sorprender al mundo y a la ciencia recién hace dos décadas, con el hallazgo de huellas de dinosaurio, incalculables y extensos rastros de animales prehistóricos que habitaron esos lugares hace más de 500 millones de años.

Esta larga historia empieza con el famoso naturalista explorador francés Alcides D’ Orbigny, quien fue contratado por el presidente Andrés de Santa Cruz y llegó a suelo chuquisaqueño en diciembre de 1832 y descubrió el gran potencial de Bolivia, particularmente de Chuquisaca, en fósiles de invertebrados de la era paleozoica.

Su trabajo fue la base que dejó como herencia el estudioso. En su libro Voyagedans l’ AmériqueMeridionale describió por primera vez los restos de la fauna marina que fueron encontrados en esta región y que se extinguieron hace 450 millones de años.

Después de estar relegada la investigación paleontológica durante varias décadas, en 1995 el científico boliviano Mario Suárez Riglos sacó a la luz el primer informe sobre la existencia de dinosaurios en Sucre. Entonces, se había contabilizado alrededor de 3.000 huellas de terópodos, ornitópodos y saurópodos en el farallón de Cal Orck’o.

Solo ese anuncio permitió que el mundo científico vuelque su mirada a Cal Orck’o. Desde ese momento empezaron a visitar expertos de todas partes del planeta, quienes expresaban su asombro por tener frente a sus ojos el farallón más grande del mundo con huellas de dinosaurios. Pero su valor científico radica en ser el testigo del último capítulo de la vida de estos animales prehistóricos antes  de que desaparezcan y den paso al surgimiento de los mamíferos.

El farallón aún sorprende al mundo. En 2006, ya no solo eran 3.000 rastros, sino la naturaleza dejó al descubierto otros 3.000 más. En abril de este año, el paleontólogo suizo Christian Meyer anunció que las huellas superaban las 10.000, constituyéndose en el yacimiento más gran grande en cantidad y variedad de pisadas. “Entonces, todos los dinosaurios de esa época estuvieron presentes en Cal Orck’o”, afirmó el investigador, Omar Medina.

Hace 500 millones de años, el territorio chuquisaqueño estaba cubierto por un extenso mar en el que, después de los movimientos tectónicos y la retirada de las aguas, quedaron impresas las pruebas de su existencia sobre grandes yacimientos y que ahora surgen como testimonio en todas las provincias del departamento.

Pero no solo Sucre tiene una riqueza incalculable que dejaron animales prehistóricos. El 90 por ciento del territorio chuquisaqueño contiene algún tipo de restos fósiles de las diferentes eras geológicas, que abarcan 500 millones de años, el Paleozoico (invertebrados), Mesozoico (dinosaurios) y el Cenozoico (mamíferos).

Una de las joyas de la paleontología en Chuquisaca es el  cerro Pilón de Azúcar, ubicado en el municipio de Icla, es el ícono de la paleontología de invertebrados en el ámbito mundial, por la cantidad y variedad  de especies de fósiles del periodo Devónico, como trilobites, primeros artrópodos parientes de los cangrejos y arañas.

A tan solo tres kilómetros de Sucre, en la zona conocida como Rumi Rumi, se encuentra otro yacimiento similar al de Icla. Allí, a flor de tierra, es posible hallar trilobites, tallos crinoideos (lirios de mar) y caracoles.  De la misma era de Icla, el municipio de Sopachuy tiene bajo tierra una inmensa riqueza. Allí se descubrieron restos de invertebrados marinos de hace 450 millones de años, de la era Paleozoica. 

En esa zona, se encontraron miles de esos ejemplares acompañados por otras especies marinas como tentaculites (moluscos) y crinoideos (lirios de mar). Medina dijo que este hallazgo nos transporta a una época en la que Bolivia era un inmenso banco de agua, cuando los peces aún no existían.

En el transcurso del Paleozoico la vida acuática se desarrolló y  aparecieron especies, animales y vegetales. Sin embargo, al finalizar esta era, hace 250 millones de años, se generó  la extinción que acabó con la fauna existente.

Esta catástrofe dio origen a la era del Mesozoico, que se caracterizó por el surgimiento y evolución de los dinosaurios. Esta era se divide en: Triásico (245 millones de años), Jurásico  (200 millones) y Cretácico (140 millones). Este último periodo marca a Chuquisaca como escenario del desarrollo de estos animales que dejaron impresas una infinidad de huellas. 

En este periodo en Icla se imprimen las huellas más raras de América, dinosaurios únicos en el límite entre el Jurásico y el Cretácico. Corresponden a los estegosáuridos, dinosaurios que tenían espinas en la espalda y púas en la cola con las que se defendían.

Medina señaló que lo sorprendente en Icla es que se puede observar huellas de un estegosáurido adulto acompañado de tres dinosaurios jóvenes, que raramente existe un testimonio similar en este tipo de yacimientos. No descartó que las icnitas de anquilosaurios (dinosaurios cuadrúpedos cubiertos por espinas) halladas en la zona se constituyan en las más antiguas reportadas en América, 140 millones de años.

En Camargo, hay evidencia del paso de saurópodos (conocidos como los cuello largo), que dejaron sus rastros en un farallón de la comunidad Quemada.  En San Lucas, en los cintis chuquisaqueños, también se reporta la presencia de terópodos (bípedos y carnívoros), que habitaron hace 70 millones de años. Medina considera que en ese lugar se puede encontrar un megayacimiento similar al Cal Orck’o. Dijo que, entre las joyas que descubrió, se encuentra un diente de ornitópodo (dinosaurio bípedo y herbívoro), la primera pieza de este tipo encontrado en Bolivia.

Los dos guardianes de Sucre como son el cerro Sica Sica y Churuquella, también cobijan la prueba de que dinosaurios caminaron por esta parte del país. Se puede observar huellas de saurópodos y ornitópodos. Maragua, parte del municipio de Sucre, contiene una infinidad de huellas parecidas a las de Cal Orck’o.

En Potolo, a unos 30 kilómetros de Sucre, ocurrió el último descubrimiento de huellas, en abril. Se trata de dinosaurios terópodos, cuyos rastros se destacan por la calidad de su preservación.

“Es importante el hallazgo porque a partir de las huellas se puede determinar la migración de estos gigantes por territorio boliviano hace 70 millones de años, es decir, queremos saber de dónde a dónde se movilizaban”, expresó Medina. Algunas teorías indican que hace 65 millones de años un meteorito puso fin al reinado de los dinosaurios y dio paso al surgimiento de los mamíferos. Esta fase se la conoce como el Cenozoico, vinculada a la era del hielo.

Al finalizar esta época, Chuquisaca fue otra vez escenario de la presencia de gigantescos perezosos  como los megaterios y milodontes, además, de los gliptodontes (parecidos a los quirquinchos), elefantes andinos, caballos y pequeños ctenomys (roedores). Yamparáez, Padilla, Mojocoya y Sucre fueron albergue de estos animales del Pleistoceno, hace 12.000 años. Medina mencionó que el mayor aporte de Chuquisaca al mundo de la paleontología ha sido descubrir especies como un caparazón de gliptodonte con características únicas.

En busca del reconocimiento

Sucre gestionará ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) la declaratoria de Patrimonio Natural de la Humanidad, de las más de 10.000 huellas de dinosaurios que están impresas en el farallón de Cal Orck’o.

El alcalde de Sucre, Moisés Torres Chivé, anunció a La Razón la conformación de una plataforma de instituciones que elaborarán el dossier a ser presentado ante la Unesco, pero previamente, aclaró, el Concejo Municipal debe emitir una ley declarando patrimonio a esas huellas y similar trámite se debe cumplir en la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Esa solicitud está basada en el último informe del paleontólogo suizo Cristian Meyer, quien confirmó que hasta ahora se hallaron más de 10.000 huellas de dinosaurios en Cal Orck’o. Torres coincidió con Meyer respecto a que Cal Orck’o es patrimonio boliviano de importancia mundial y que debe ser preservado y difundido. Por ello, manifestó que recomendará al alcalde electo, Iván Arciénega, continuar con los trámites para lograr que se reconozca a Sucre como un lugar único por su riqueza paleontológica.