Empresarios piden buscar alternativas para comercio
Economía. En 2017, Antofagasta y Arica movieron 3,6 millones de toneladas de carga boliviana.
Empresarios bolivianos coinciden en que la capacidad de los puertos chilenos fue rebasada y que se deben buscar alternativas. En 2017, el volumen de exportaciones e importaciones por las terminales de ese país fue de 3,6 millones de toneladas métricas (TM).
En la gestión pasada, el volumen de importaciones a Bolivia subió un 0,58% respecto a 2016, de 1,71 millones de toneladas métricas (TM) a 1,72 millones de TM. No obstante, las exportaciones se redujeron un 10,58%, de 2,14 millones de TM a 1,91 millones de TM, debido a los conflictos en Chile, según el empresariado boliviano.
Para el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Marco Antonio Salinas, los puertos chilenos están atravesando dificultades en el manejo de la carga boliviana. “Esos puertos ya no tienen la capacidad para almacenar nuestra mercadería”, afirmó.
No obstante, el Gobierno chileno señaló en reiteradas oportunidades que Bolivia tiene pleno acceso al océano Pacífico. En 2014, después de que el país presentara una demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el entonces canciller de Chile, Heraldo Muñoz, aseveró que Bolivia “goza de un tratamiento que en la práctica significa acceso al mar. Un acceso indiscutiblemente mejor del que gozan la mayoría de los países sin litoral”.
En 2016, el presidente de Bolivia, Evo Morales, criticó las políticas de privatización del Gobierno chileno y las malas condiciones de estructura caminera y portuaria, en la presentación del libro Bolivia, un país privado de litoral, que ratifica la existencia de trabas al comercio exterior. “Estos factores producen que Bolivia sea el país con los más altos costos de transporte carretero de los países de América Latina (…) debe pagar 33,2% más por concepto de transporte que otros países de la región”, señaló en esa ocasión Morales.
Los problemas con los puertos, según Salinas, siguen afectando al comercio exterior. El empresario detalló que los puertos chilenos no dan abasto cuando se importan equipos o materiales para proyectos especiales. En 2016, el puerto de Arica (Chile) se saturó por la importación de materiales para la construcción de la Planta de Urea y Amoniaco de Bulo Bulo, en Cochabamba. “Fue tanta la saturación que se construyeron los llamados ‘antipuertos’ o galpones, que son espacios fuera del puerto mismo para almacenar la mercadería”, apuntó el empresario.
En 2017, el gerente general de la CNC, Javier Hinojosa, informó que el puerto de Arica también colapsó con la llegada de equipos electrónicos, cabinas, torres, cables y otros desde Austria para el proyecto estatal Mi Teleférico.
Para el vicepresidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic, el problema no está en la transferencia y rotación de carga, sino en el almacenamiento de mercancía, que está pactado en el Tratado de 1904.
“Cuando por cualquier situación los puertos colapsan con mercancías bolivianas, automáticamente también colapsan los depósitos de aduana, perjudicando seriamente a importadores, transportistas y a todos”, sostuvo.
Opciones. Blazicevic aseveró que se deben buscar alternativas para el comercio exterior. “Bolivia debe tener opciones portuarias que le permitan dejar poco a poco de depender de los puertos chilenos”.
Para el empresario esa dependencia se manifiesta cuando hay paros y huelgas con los portuarios chilenos que generan déficits “importantes” en la balanza comercial.
“El comercio exterior de Bolivia depende en demasía de esos puertos, motivo por el cual se ha pensado en utilizar otros alternos, desde que se han encontrado dificultades como la saturación, para que se pueda descongestionar y utilizar otras rutas más convenientes”, coincidió el gerente general de Instituto de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.
Identificó como opciones en el océano Pacífico a Matarani, El Callao e Ilo; y en el océano Atlántico, en la cabecera de la hidrovía Paraguay-Paraná, a Puerto Aguirre, Puerto Gravetal y Puerto Jennifer.
En octubre de 2017, el ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Milton Claros, dijo que se identificó al puerto de Callao (Perú) como una alternativa para reducir costos de operación.
El conflicto más largo de 2017 fue el de la Asociación Nacional de Funcionarios de Aduanas de Chile (Anfach), que paró entre el 24 de mayo y el 2 de junio, debido al incumplimiento de acuerdos laborales por parte del Gobierno chileno. Unos 1.600 transportistas bolivianos se vieron afectados durante 10 días en la zona fronteriza de Tambo Quemado y Pisiga, sin alimentación y soportando el clima de esa región, según constató este medio.
El paro dejó pérdidas calculadas en $us 11 millones por día, según la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB).
Afectaciones. Más allá de las cifras, Wilfredo Rojo, presidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb) aseveró que el perjuicio es “incalculable”. “Es casi imposible decir un número que pueda acercarse a la realidad. El hecho de no cumplir con la cadena logística tiene un impacto elevado”, sostuvo.
Rojo explicó que cuando se demora en llegar al puerto se debe contratar a otro barco, que genera un costo adicional. Luego, el retraso además hace que se pierdan contratos y clientes y que se paguen multas a los mismos.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), publicado en 2015, señala que entre 2010 y 2014 la mitad (46%) de las huelgas y paros que afectaron las operaciones normales en los puertos de la región se registraron en Chile, sumando los 143 días de perjuicio.
En junio de 2017, Morales denunció ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) que 34 días de paro en Chile, registrados entre 2015 y el segundo semestre de 2017, afectaron y perjudicaron al comercio internacional boliviano y causaron un daño económico de al menos $us 206 millones.
Blazicevic manifestó que el acceso a los puertos es deficiente y que las huelgas y paros chilenos afectan seriamente al sector industrial boliviano en el aprovisionamiento de sus materias primas, bienes de capital, insumos, maquinaria y equipo, “poniendo en riesgo la producción y hasta la paralización de las fábricas”.
Con todo, los empresarios bolivianos coincidieron en que existen problemas en el acceso a los puertos chilenos, que perjudican al comercio exterior boliviano.