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Conventillos, testigos de la convivencia colectiva de antaño

El exgaraje Romero en la actualidad, visto desde una cabina del teleférico.

El exgaraje Romero en la actualidad, visto desde una cabina del teleférico.

La paz 214 años

Grandes historias que transportan a La Paz de antaño son las que se tejen desde los conventillos, nombre que se les dio a aquellas casas, tipo coloniales, con uno o más patios y que son multifamiliares y albergan a más de una decena de familias que buscan un espacio para vivir en el centro de la urbe paceña. Son estos espacios los testigos de lo que significó la convivencia colectiva entre los siglos XIX y XX, sobre todo.

De varios conventillos que fueron construidos en aquel entonces, hoy solo restan al menos 57, ubicados en las zonas de Santa Bárbara, Villa Pabón, San Sebastián, zona Norte, El Rosario y San Pedro, de acuerdo con un inventario realizado entre 2016 y 2018 por la socióloga e investigadora Isabel Sanjinés Rodríguez.

Uno de ellos, conocido como el exgaraje Romero, se halla en pleno centro de La Paz, frente a la estación de la Línea Morada del teleférico. Este espacio, cuya dimensión alcanza a 3.000 metros cuadrados, alberga en la actualidad a más de 200 personas distribuidas en 47 familias.

Don Alberto Ríos, extrabajador de la fábrica de calzados García que continúa viviendo en el lugar.

FÁBRICA.

Fue en 1958 cuando los extrabajadores de la fábrica de calzados García compraron este predio. Tras 65 años, aún habitan en este conventillo los hijos y nietos y dos de los 50 extrabajadores, Alberto Ríos Suxo y Beatriz Santa Cruz de Iriarte.

A pesar de que la modernidad irrumpió alrededor, atravesar por la puerta principal transporta a quien visita el lugar a un pedacito de historia de lo que fueron estos espacios en los siglos pasados.

ARREGLOS.

Aunque varios vecinos hicieron arreglos y ampliaciones en las propiedades heredadas, otros mantienen la esencia de arquitectura colonial. Esto se percibe en sus puertas, ventanas, pasillos, los pequeños balcones y patios.

No faltan las historias y costumbres vividas desde que los extrabajadores junto a sus familias comenzaron a habitar el inmueble. Algunas perduran hasta hoy.

“Las navidades, los carnavales y otros festejos fueron y aún son únicos. También hay cuentos como el de una señora que habitaba unos cuartos y un día salió y no volvió más. Le decíamos ‘La bruja’, porque cuando ingresamos a su cuarto hemos encontrado libros de magia negra, magia blanca”, relata Édgar Espinoza, representante de la junta de vecinos.

Así era el exgaraje Romero hace aproximadamente 40 años.

Recuerda también que durante la dictadura de Hugo Banzer, los militares ingresaban al exgaraje Romero y requisaban las casas. De los recuerdos de infancia, Édgar cuenta que todos los niños que vivían en la casa estrenaban ropa, zapatos y juguetes en la Navidad. A los festejos de cumpleaños estaban invitados todos.

Ya en la adolescencia conformaron el grupo Jovnis (jóvenes vistos no identificados), conformado hasta por niños, quienes junto a sus padres organizaban caminatas hacia el Santuario de Copacabana.

“También jugábamos chorro morro; las chicas, liga liga, son recuerdos inolvidables”, complementa Espinoza. El apoyo y la solidaridad entre vecinos son fundamentales en el exgaraje Romero para la convivencia de las 47 familias.