Estado Plurisexual de Bolivia
La pluralidad sexual, es decir, el reconocimiento de una Plurisexualidad que dignifique a aquellas personas y cuerpos que siguen postergados en sus causas y luchas más íntimas
Como una forma de visibilizarse, la comunidad LGBTIQ+ organiza en junio diferentes actividades.
Bolivia 198 años
Desde 2009, Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico. Sin embargo, en un atrevimiento característico de todo impulso revolucionario, urge pensar la pluralidad como una de las bases fundamentales del Estado que pueda abrir sendero a otros paradigmas que contribuyan radicalmente a dejar atrás la etapa colonial, burguesa, heteronormativa y patriarcal de la que todavía se viven resabios de violencia, dominación y exclusión constante.
La pluralidad sexual, es decir, el reconocimiento de una Plurisexualidad que dignifique a aquellas personas y cuerpos que siguen postergados en sus causas y luchas más íntimas y que deben atenderse para alcanzar un suma qamaña (vivir bien) que nos incluya a todas, todos y todes sin excepción alguna.
En un Estado Plurisexual, las niñas y los niños no son sometidos a la imposición binaria del género, ellas y ellos pueden elegir libremente el color de sus ropas, practicar el deporte que quieran, tener el pelo largo o corto según su comodidad y su gusto, no se les asigna un rol que deban cumplir según los mandatos de la masculinidad y la feminidad.
En un Estado Plurisexual, los y las jóvenes reciben información adecuada para ejercer una sexualidad sin culpa, sin miedo, bajo consentimiento, reciprocidad e interés mutuo; sin violencias ni presiones, sin estereotipos de género, con los conocimientos suficientes para elegir los métodos de cuidado y prevención más adecuados y convenientes para sus cuerpos.
En un Estado Plurisexual, los hombres viven sus emociones y sentimientos, pueden llorar y emocionarse sin sentir vergüenza, sin ser sancionados por la masculinidad patriarcal disciplinante, sin preocuparse por encajar en el rol de macho en la sociedad. Pueden renunciar al mandato del machismo, pueden denunciar la violencia ejercida por sus pares, pueden exiliarse de la complicidad con esa violencia. La hombría ya no se piensa como una membresía para pertenecer a la corporación masculina, sino como una característica que les permita ser empáticos, afectivamente responsables, solidarios con el mundo, sin competir, sin poseer ni dominar. Aquí los hombres comprenden que un no es no y que la virilidad no es lo único que los define.
En un Estado Plurisexual, las personas LGBTIQ+ no viven en la clandestinidad de la invisibilización, la sociedad no asume que todos los habitantes del país son heterosexuales; se promueve el respeto a las diversidades y disidencias sexuales, pueden casarse con quienes aman, y divorciarse también, pueden besarse en público sin que sus vidas corran riesgo y sin sufrir el hostigamiento condenatorio de la doble moral de la sociedad. El bullying contra personas gays, lesbianas, bisexuales y trans es frenado y atendido con urgencia por las autoridades escolares. La identidad de mujeres y hombres trans no es puesta en duda, se garantizan todos sus derechos. Los discursos de odio no son vistos como “libertad de expresión” y son sancionados de forma inmediata por las autoridades competentes. Quedan atrás las posturas patologizantes sobre la homosexualidad. La diversidad es parte de los valores sociales e institucionales del país y la orientación sexual de las personas no es una excusa para la discriminación.
En un Estado Plurisexual, las personas que viven con VIH reciben su tratamiento con prontitud y puntualidad, son atendidas en centros especializados con la sensibilidad y las condiciones necesarias para impulsarles a seguir con sus vidas y sus proyectos laborales, afectivos, sentimentales, académicos, familiares, etc. No se usa más el término “grupos de riesgo” por evocar estigma y prejuicio sobre la sexualidad de determinados grupos sociales empobrecidos y precarizados. Son atendidas por personal médico que no juzga ni maltrata. Son personas a las que se les da empatía y acompañamiento.
En un Estado Plurisexual, las mujeres deciden sobre sus cuerpos, reconocen ese espacio como el primer territorio de soberanía y autodeterminación. No son obligadas a ser madres por mandato ni obligación social ni religiosa. Las niñas no son torturadas llevando embarazos causados por la violencia sexual. Ser mujer no es sinónimo de ser madre porque se reconoce el derecho a la anticoncepción. El aborto no es un delito, no se persigue ni encarcela a las mujeres por decidir, se les garantiza la vida y no se penaliza su sexualidad, ni se las castiga por ejercerla. Los valores de producción y reproducción de la vida están determinados por el deseo pleno de la mujer, su pareja, sus proyectos de vida y sus sueños.
Un Estado Plurisexual es el Estado que queremos.
Christian Egüez activista LGBTIQ+