Pan hecho con sonrisas: la historia del circo Abuhadba
Son unas 35 personas que forman parte de esta comunidad circense.
“Hay pan casero hecho con el amor de los payasos” se lee en un cartel dibujado a mano a la altura del kilómetro 8,5 de la avenida Blanco Galindo, en la ciudad de Cochabamba, donde resalta la carpa del circo Abuhadba.
“Cuando comprendimos que ya no podríamos ofrecer nuestras funciones, decidimos buscar formar alternas de generar nuestros recursos”, explica Sara Roca, esposa del propietario del espectáculo artístico.
Son unas 35 personas que forman parte de esta comunidad circense. Con los ahorros que teníamos compramos un horno semiindustrial y los insumos, “porque no somos pedigüeños ni estiramos la mano”, dice Roca.
“Entre nosotros hay niños y ancianos. A nadie podemos decirle que no hay comida o un pañal”, explica.
Con esas necesidades, desde el martes comenzaron a producir pan casero. La idea es luchar para vivir con dignidad, como se hace en tiempos normales bajo la lona de un circo.
Payasos, trapecistas, malabaristas, boleteros, responsables de limpieza… Todos pusieron literalmente manos a la masa.
“Ahora mismo mi esposo está durmiendo, pues se levantó por la madrugada para empezar a amasar”, cuenta Sara.
El inicio, como en casi todas las actividades de la vida, fue complicado. La venta del martes fue muy baja, pero mejoró durante los días siguientes. “Nos encomendamos a Dios, pedimos su ayuda y nos escuchó”, dice.
Entre el jueves y el viernes comenzaron a llegar pedidos y las personas forman filas, esta vez no para comprar una entrada sino para adquirir pan.
“Recibimos muchos pedidos, hay quienes nos piden 10 unidades y hay quienes compran hasta por un valor de 60 bolivianos”, narra con esperanza.
No es una payasada, es el esfuerzo de un grupo de artistas circenses.