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La familia Paty con solo una foto recrea los autos de sus clientes

En un callejón de la zona Tejada Triangular, en la ciudad de El Alto, Hernán y su familia elaboran una variedad de autos de madera, incluso tiene pedidos de sus clientes, quienes llevan la fotografía de su motorizado para tener la réplica pero en pequeño.

Desde hace 60 años continúan con la tradición de elaborar los autos pequeños. Hernán Paty contó a EXTRA que su papá comenzó con este trabajo cuando tenía 20 años.

El artesano Santos Paty nació en Sapahaqui, perdió a sus padres en un deslizamiento de tierra, quedó huérfano a los nueve cuando decidió emigrar a la La Paz, donde trabajó en diferentes lugares y oficios.

Con el paso de los años y ya con familia desempeñó la labor de chofer en una compañía, que más adelante cerró. Fue entonces que decidió optar por la artesanía en madera y construyó sus primeros camiones.

A pesar de estar cerca de los 90 años, Santos sostiene la lija con firmeza para dar forma al pedazo de madera que luego se convertirá en un camión.

Hernán Paty, hijo de Santos, dijo que luego de ver varios diseños, intentó fabricar un bus PumaKatari, que le demoró un mes. “Primero se debe cortar y armar por partes el bus, luego debe ir al horno por una semana, esto para evitar que la madera sufra algún daño al caer o golpearse. El motorizado tiene detalles en las puertas y bauleras que se abren, eso se tarda en realizar. Después viene la, todo lo hacemos a mano, desde el diseño hasta la pintura, ya no que utilizamos sopletes”.

Pero su imaginación no tiene límites, por lo que varios extranjeros los buscan para realizar pedidos especiales.

“Vienen de varios países, nos traen fotos de los modelos que quieren, algunos son fotos de sus autos propios, entonces quieren la réplica como recuerdo o adorno. Algunos vienen a buscar los PumaKataris, Chikititis y los Wayna Buses, todos los que vienen se van felices porque los autos salen exactamente iguales a los grandes”, relató el artesano Hernán Paty.

Geraldín —hija de Hernán y nieta de Santos— ve videos musicales mientras ayuda a pintar los micros, que dentro de poco lucirán relucientes colores. “He empezado con lo más fácil cortando las llantitas y con el tiempo he aprendido varias cosas, a pintar líneas delgadas y los diseños”.

Con la habilidad y el cariño por lo que hace, Geraldín da los últimos detalles a un micro que abre las puertas, tras de ella hay una fila larga de camiones y micros que esperan a ser terminados. Padre, hijo y nietos trabajan en el taller. Aprovechan estos meses para elaborar novedades para la tradicional feria de las Alasitas, que se lleva a cabo cada 24 de Enero.

Hernán, quien convirtió su casa familiar en una fábrica de “ilusiones sobre ruedas”, contó que trabaja en nuevos diseños. “Nos esforzamos para que sean iguales a los reales”.