Un joven de 18 años busca ayuda para conseguir un implante
El muchacho se dedicaba a la música, pero un accidente cambió su vida en segundos. Ahora dependerá para siempre de sus padres, que son de escasos recursos.
Un accidente automovilístico cambió la vida de Limbert Machaca, quien quedó cuadripléjico y ahora depende, por el resto de su vida, de sus padres, Cristina Machaca y Carlos Vergara, y su familia.
La familia es oriunda de Caranavi, en los Yungas de La Paz. El joven vive con sus dos hermanos y sus progenitores, estudiaba música y utilizaba una motocicleta para transportarse como es de costumbre en ese sector; sin embargo, la humedad de las lluvias generaró que parte de la plataforma del camino se derrumbara, dejando un solo carril habilitado.
El miércoles, aproximadamente a las 8.30 de la mañana, el adolescente se encontraba rumbo a sus clases de música por la carretera hacia el pueblo, nunca se imaginó que ese día sería el último en el que viajaría manejando su motorizado.
El accidente ocurrió en una curva cerrada, cuando un vehículo particular de la marca Toyota, modelo Caldina, chocó de frente contra su humanidad, el auto es chuto y no tiene el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), el joven fue trasladado de emergencia por sus familiares a la ciudad de La Paz, donde fue atendido.
Sus padres son de escasos recursos y enfrentan la difícil situación de informar a Limbert que nunca más podrá recuperar la movilidad de su cuerpo.
“No sabe; ‘cómo voy a andar dice’, quiere echarse en otra posición pero no puede”, contó la madre, a tiempo de explicar que de los hombros para abajo, no tiene sensibilidad ni reflejos, ni movimiento alguno; su vida cambió de un día para otro.
Los médicos, a través de una prótesis, intentarán fijar la columna para salvarle la vida y para que Cristina y Carlos puedan sentarlo y alimentarlo. Ellos saben que su hijo dependerá de sus cuidados hasta el último día de su vida, deberán cargarlo y utilizar una silla de ruedas para transportarlo.
“Mi hijo no va a poder andar, del cuello para abajo nunca va a poder recuperarse. No mueve nada, solo su cabeza, toda su vida va a estar así, no va a poder recuperarse, no levanta ni las manos ni los pies, solo la boca, nos habla”, lamentó y repitió el padre con los ojos llorosos. Contó que el sueño del joven era ser músico.
Su amor y anhelo por cumplir ese deseo del menor de sus hijos, lo llevó a hacer esfuerzos económicos. Lograron inscribirlo en la Escuela de Música en Caranavi, donde el muchacho se desempeñaba en sacar melodiosos sonidos al teclado. “Era su pasión, era su vocación, pero ahora ya no podrá tocar”, dijo Carlos, quien no ocultó su tristeza por todo lo que ocurrió con su primogénito.
Limbert necesita sondas, pañales, placas, estudios y una prótesis, de al menos 50 mil bolivianos, que sostendrá su cuello, según hicieron conocer sus familiares que están con él.
Tras el accidente, el adolescente no tuvo afectación en la cabeza, se encuentra consciente, por lo que además necesita de ayuda psicológica para afrontar la nueva situación que le tocará vivir por el resto de sus días. Una situación que preocupa a su familia.
Hasta el momento sus padres invirtieron en los cuidados médicos de Limbert un aproximado de 18 mil bolivianos, y la cuenta tiende a ascender. Recurrieron a toda su familia, y poco a poco fueron acumulando, pero no es suficiente. Por este motivo piden a la población colaborar con la causa.
Los padres de Limbert esperan que la población de ese sector de los Yungas también se una para ayudar con los gastos que tiene el muchacho. Además, se espera que las autoridades y las personas de buen corazón se acerquen para dar una donación a los padres.
Las personas interesadas en colaborar con Limbert pueden comunicarse con los números de referencia: 73709775 – 63128860.