Restauran imágenes del niño Jesús que datan de hace 100 años
Además de arreglar la figura rota o quemada devuelven la alegría a sus clientes.

Virginia Mancilla pertenece a la quinta generación de artesanos que reparan imágenes sagradas como la del niño Jesús, que es la figura central de los pesebres en Navidad y, pese al paso del tiempo, este arte permanece en su familia.
“Esta labor viene desde los abuelos de mis abuelos quienes eran artesanos y como tal mis papas también aprendieron a restaurar las imágenes. Todo el tiempo estamos en los talleres, ahora también nuestros hijos conocen sobre el trabajo que realizamos”, señaló.

Joel Chávez, otro de los restauradores que hay en La Paz, contó que fueron sus padres y su abuelo quienes le transmitieron sus conocimientos y aprendió a pintar y arreglar no sólo a los niños, sino también a otras imágenes. “Mi abuelo, que en paz descanse, realizaba una obra muy fina, él les enseñó a mis tías y a mi madre compartió sus saberes con mis hermanos y conmigo, somos una familia de artesanos”, dijo.
Mencionó que en un inicio lo más complicado para él era armar las imágenes que no tenían sus partes, ya que debía tallarlas. “Lo que me inspira es que cuando entregas a un niño y ven que está bien restaurado te felicitan y es gratificante cuando los ves que están contentos con el trabajo de uno”.

Contó que en muchas ocasiones los clientes llegaron “casi llorando” y con un gesto de angustia en busca de que les reparen a sus niños, ya que no querían sustituirlos porque tienen un valor sentimental que les recuerda a sus familiares.
Hasta los talleres de los restauradores llegaron imágenes realizadas con cera, cerámica, yeso, estuco, niños antiguos como los cuzqueño, figuras pequeñas y nacimientos, entre otros. En su mayoría, los niños tenían los dedos rotos, otros la cara destrozada que debía ser reconstruida, sin brazos, sin nariz o simplemente desgastados.
“Una vez me trajeron un niño hecho de hueso de ballena y mi abuelo fue quien me dijo que también se lo podía arreglar y gracias a él lo hicimos, era una imagen muy antigua y bonita”, indicó Joel.
Para restaurar cada uno de los niños realizan un trabajo minucioso que requiere de manos firmes y una gran destreza para pegar los segmentos rotos si es que los tienen y si no tallarlos, macillar, lijar y pintar.
“Este niño es cuzqueño le faltaba los brazos, pies, parte de la cara y su nariz, está en el primer proceso con la mancilla y luego pasará a la pintura, que tiene que ser del mismo color del niño, también le colocaremos cabello y pestañas, entre otros”, señaló Virginia.
De acuerdo con lo que contaron los artesanos algunos clientes argumentan que fue el perro quien bajó al niño Jesús del pesebre o que se cayó en alguna mudanza, pero otros cuentan que sufrieron un accidente y se quemaron a causa de las velas que les colocan al rededor del nacimiento.
Muchas de las imágenes que llegaron a restaurar que tienen entre los 50 y 100 años de antigüedad, por lo que para sus clientes volverlas a tener como nuevas “les alegra mucho y los llena de gran satisfacción”.
La ciudadanía que requiere estos servicios no sólo para restaurar a los niños, sino también cualquier otra imagen que es parte del pesebre pueden visitar la feria Navideña del Parque Urbano Central, Playón «A», a unos pasos de la puerta principal, sector Maruja Choque.
“Ahora algunos prefieren comprar otro niño, pero restaurarlos es parte de una tradición familiar, ya que algunos nacimientos son de los abuelos”.