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Productores precisan incentivos para cultivar

El Instituto Nacional de Estadística (INE) difunde en su sitio web que la producción y la superficie cultivada de soya y azúcar se han duplicado en la última década, y en la coyuntura actual de mayor demanda mundial de alimentos los informes de organismos internacionales y nacionales promueven medidas para mejorar la productividad del sector.

La superficie cultivada de soya en el año agrícola 1999-2000 era de 616.964 hectáreas. Esa cantidad subió a 922.115 hectáreas para el periodo 2009-2010, aunque en 2007-2008 había bajado a 853.039 hectáreas durante la época de la crisis financiera mundial que impactó en el sector.

En los mismos periodos, la producción de soya al principio y final de la década es casi la misma, llegando a 1.917.150 toneladas. El pico de producción se dio en el año agrícola 2004-2005 cuando subió a 1.683.652 toneladas.

En similar periodo, la superficie cultivada de caña de azúcar subió sostenidamente de 86.816 a 152.716 hectáreas. Y la producción se incrementó de 3.548.630 a 5.891.788 toneladas.

Respecto a la volatilidad de los precios internacionales, el gerente del IBCE, Gary Rodríguez, manifiesta que “un gobierno debería estar dispuesto a ‘incentivar’ al productor nacional con créditos blandos, riego, asistencia técnica y el uso de la biotecnología para mejorar la productividad, por ejemplo, cuando los precios bajen, para que no tenga pérdida. Desde el punto de vista privado, no habrá otra posibilidad que mejorar los rendimientos y bajar los costos, para lo cual sería importante que desde el Estado se promueva una ‘competitividad sistémica’”.

La FAO, IICA y CEPAL manifiestan en Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe 2013 que se requiere, entre otros, de un marco coherente e integral de políticas que incluyan uso racional y sostenible de recursos naturales; mejor aprovechamiento de la biodiversidad; promoción de la tecnología; mejoramiento del capital humano; mayor inversión en investigación agrícola; facilitar el acceso a activos y al crédito; mejorar el acceso al agua y al riego; transparentar mercados de insumos.

Mercados regionales son una oportunidad

Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que el dinamismo de los mercados internos y el comercio intrarregional serán importantes para mantener el crecimiento de las economías de América Latina y el Caribe.

Al respecto, el gerente general del IBCE, Gary Rodríguez, señala que las agroexportaciones bolivianas están dirigidas principalmente a la Comunidad Andina desde los años 90 por las preferencias arancelarias existentes.

“En momentos de precios altos, no hay mucha dificultad para vender al mercado libre. Pensar en otros mercados regionales es bastante complicado, especialmente teniendo al lado al Mercosur, un bloque altamente competitivo en su oferta agropecuaria y agroindustrial por la escala de producción que tiene y la biotecnología que utiliza”, precisa.

Y plantea que debería haber un fondo rotativo de unos $us 50 millones de dólares para incrementar la productividad del agro boliviano para lograr un cambio estructural en la producción.