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Ylang ylang, la reina de los perfumes

El archipiélago de las Comoras y Chanel nº5 tienen algo en común: el ylang ylang, un árbol tropical de flor amarilla muy preciado por su aceite esencial, del que este territorio es primer productor.

Las mayores casas de perfume, encabezadas por Chanel, son fieles desde hace un siglo a estas pequeñas islas del océano Índico situadas al noroeste de Madagascar, a pesar de sus turbulencias políticas (25 golpes de Estado o tentativas desde su independencia en 1975). “El nº5 contiene mucho ylang ylang, quizás 10%”, es un “producto magnífico”, indica Christopher Sheldrake, director de investigación y desarrollo de esta marca emblemática del lujo francés.

“Si describo su olor es ajazminado, ascendente, fuerte. Tiene casi una connotación afrutada, de pera, coco… Abarca todo el abanico floral. Cuando se evapora, (el olor) desciende con efluvios de clavel y un toque de clavo”, dice.

Con sus seis pétalos finos, la flor del ylang ylang es sobre todo apreciada por sus virtudes odoríferas. Originaria de Filipinas, la flor permitió una pequeña revolución en perfumería: el final de la tendencia figurativa. En efecto, el ylang ylang —que significa “flor de las flores”— permite crear un perfume “muy abstracto”, dotado de un efecto floral sin que se pueda determinar la flor exacta.

Para las Comoras, el ylang ylang es una importante fuente de divisas. Cada año, este pequeño Estado produce entre 30 y 40 toneladas de aceite esencial de esta flor, especialmente en la isla de Anjouan, que alberga a 350 destiladores. Un bidón de 30 litros vale varios miles de dólares.

La flor aportó 1,6 millones de dólares en 2013 y 2014, es decir, 11% de los ingresos de exportación, aunque su explotación se enfrenta a la ausencia de programas de mejoría sostenible.