Un vino de Borgoña, Côte-de-Nuits, dio la sorpresa al posicionarse como el más caro del mundo, a $us 15.195 la botella, de acuerdo con la clasificación del sitio web especializado Wine Searcher, en la que también llamó la atención que el primer Burdeos no aparece hasta la 18ª posición.
Wine Searcher actualizó a principios de agosto su clasificación de los “50 vinos más caros del mundo” a partir de las listas de precios de 54.876 bodegueros, negociantes y productores de todos los continentes, con un repertorio de al menos 7 millones de botellas.
Los Borgoña consiguieron unas impresionantes posiciones, al ocupar los tres primeros puestos y con otras cuatro botellas entre las diez posiciones de vanguardia. Entre los 50 primeros nombres, 40 proceden de esta región.
Otra sorpresa de la clasificación es que el líder no es un Romanée-Conti, sino un vino de Henri Jayer, un reconocimiento póstumo a este viticultor visionario, fallecido en 2006 a los 84 años de edad. El coronado es su Richebourg Grand Cru, un Côtes-de-Nuits. No es el único de este viticultor, un ícono entre los caldos de Borgoña, que también aparece en el podio con su Cros-Parantoux en tercer puesto, un Vosne-Romanée Premier Cru ($us 8.832).
Henri Jayer, inventor de la maceración prefermentativa en frío, se oponía a procesos químicos como la filtración y era partidario de la labranza de los viñedos y de una baja producción (unas 3.500 botellas al año). En 2012, en una subasta en la casa británica Christie’s en Hong Kong, se vendió una caja de 12 botellas de su Cros-Parantoux 1985 por el precio récord de $us 199.735, a 16.664 la botella.
El vino borgoñón más renombrado, el Domaine de La Romanée-Conti, logró la plata gracias a una botella de Romanée-Conti Grand Cru a $us 13.314 y consiguió además que seis de sus vinos aparezcan entre los 50 de la lista.