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Las industrias tomarán las medidas necesarias para cuidar su sostenibilidad

— ¿Cuál es su evaluación sobre el desarrollo de la industria?

— Hace dos años, la industria manufacturera estaba creciendo a un 5,8% que en 2015 cayó a 4% y que permite ver una declinación en el avance del rubro. El sector manufacturero tiene una competencia muy dura del exterior y le cuesta mucho conquistar su propio mercado, donde hay productos de diversas partes por distintas razones. Primero, porque estamos rodeados de cinco países, cuatro de ellos muy importantes en industria; segundo, porque existen políticas de libre comercio que hacen que el ingreso de la mercadería sea irrestricto; y tercero, porque hay devaluaciones en los países vecinos que le dan una competitividad artificial a esos productos. Existen también razones internas, como los sucesivos aumentos salariales, el doble aguinaldo, la baja productividad, las normas laborales desproporcionadamente favorables al trabajador y la falta de capacitación técnica y profesional del personal.

— ¿Están en este momento en condiciones de invertir en la capacitación de su personal?

— El sector privado ya cumple una función con crear fuentes de trabajo (…). Por supuesto que hay programas de responsabilidad social para apoyar (la formación de recursos humanos) al interior de las empresas, pero no se debe pensar que ésta (la capacitación) es una función del sector privado, sino que es una obligación de toda la sociedad. Hay mucho por hacer en capacitación en todos los niveles: universitario, técnico e incluso en la educación básica.

— ¿Cómo ha incidido este menor crecimiento del sector en la cantidad de industrias?

— El número de empresas ha ido acompañando el crecimiento de la economía, pero el registro de Fundempresa muestra que el 80% son unipersonales; las empresas nuevas que se han creado son muy pocas. Algunas, como en los sectores de alimentos y farmacéutico, pasan por un buen momento y otras, como en textiles, no. Desde el punto de vista de la CNI, no hay una importante formación de empresas nuevas, pero sí hay una multiplicación de pequeñas y medianas empresas que si crecen, pese a sus muchos problemas, podrían reforzar al sector industrial.

— ¿Hay proyectos grandes nuevos que se esperan en la industria boliviana para este año?

— Hay muchas empresas que invierten en la renovación de equipo y ampliaciones.

— Días atrás, el Ejecutivo reiteró que las empresas privadas deben aumentar su inversión porque ahora cuenta con las leyes de Inversión y Arbitraje…

— Coincidimos en que lo más importante es la inversión, porque solo a través de una mayor inversión vamos a poder mantener niveles de crecimiento que le darán bienestar a la población. Tanto el Gobierno como el sector privado estamos interesados en invertir y lo estamos haciendo. Los empresarios invertimos un 44% de la inversión (pública) total, lo que no es nada despreciable. No obstante, muchos factores influyen en la inversión: el acceso al crédito, la tasa de interés y el clima adecuado de negocios, entre otros. No solo es una tasa baja de fomento —que en Bolivia existe— la que motiva o no la inversión del sector productivo, sino es un conjunto de medidas como las laborales que hoy afectan a las industrias. Por mencionar un ejemplo, ¿productores del sector lechero se animarán a instalar plantas procesadoras existiendo empresas públicas que hacen lo mismo? (…) Las leyes de Inversiones y Arbitraje son importantes para proyectos de envergadura, pero no para el inversionista mediano o doméstico, que no se guía por esas normas.

— Entonces, ¿ambas leyes darán curso a nuevos proyectos en la industria pesada (de extracción y transformación de materias primas) y no así en la industria liviana (más orientada al consumidor final)?

— La industrialización impulsada por el sector público es muy importante, porque va a permitir ahorrar divisas y transformar nuestros recursos naturales, pero no se le debe dar solamente atención a ese rubro, sino también a la industrialización del sector privado. ¿Por qué?, porque la gran inversión del sector público no es intensiva en mano de obra, mientras que una inversión pequeña en el sector privado permite contratar a muchos trabajadores. Por eso tiene que haber una política clara y seria que apoye de manera directa a las industrias.

— ¿Cuál es la proyección de crecimiento que tienen los industriales para esta gestión?

— En estos primeros meses del año la referencia que tenemos de otros colegas es que la demanda por productos del sector está disminuyendo, que las expectativas conseguidas en años anteriores no se están cumpliendo y que continúa ese ingreso de manufacturas de manera masiva y a precios muy bajos. La economía siempre ha mostrado estos ciclos, los empresarios los conocemos y sabemos que hemos ingresado a uno de declinación. Este año tal vez no podamos ni siquiera pasar la barrera del 4%. Entonces, somos conscientes de que estamos frente a un momento difícil y para eso se tomarán diferentes medidas.

— ¿Cómo cuáles, la reducción de mano de obra es una opción?

— Esa podría ser una medida, pero lamentablemente las normas no lo permiten. Entonces,  cada negocio tomará sus propias acciones, como la austeridad en marketing o campañas publicitarias o el recorte de programas de capacitación. Todo para asegurar la sostenibilidad de las empresas, las cuales crecerán solo con las ventas; y muchos factores, además de los estructurales, impiden aquello, como bloqueos, disminución de días laborales, feriados y huelgas de transporte.

— ¿Cuáles son los principales retos para el sector?

— La industria siempre mira hacia adelante y tenemos la necesidad de acompañar este cambio de época, porque estamos rezagados en procesos de producción, en tecnologías de la información y comunicación, en innovación, en capacitación de nuestros recursos humanos y en productividad. Bolivia está en los últimos lugares de la región y del mundo tanto en productividad como en competitividad. Los mayores aumentos salariales o mejoras en los ingresos reales de las personas solamente pueden ir aparejados de un incremento en la productividad, en especial laboral, y de la productividad industrial.

Perfil

Nombre: Mario A. Yaffar de la Barra

Profesión: Economista

Cargo: Presidente de la CNI

Economista experto en estrategias empresariales

Ocupó los principales cargos en la Cámara de Comercio Brasileña, Cámara de Comercio Italiana y Cámara Nacional de Comercio. Es presidente de la Cámara Nacional de Industrias, director de la Fundación para el Desarrollo Empresarial (Fundempresa), gerente general de industrias alimenticias La Francesa y directivo en representación de Bolivia en la Asociación de Industriales Latinoamericanos. Imparte también docencia en Evaluación y Preparación de Proyectos y Matemáticas Aplicadas a los Negocios en la Universidad de Los Andes y Economía/Estrategia Empresarial en la Escuela Militar de Ingeniería.