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El ponzoñoso legado de las industrias en el gigante asiático

“El cierre de la planta nos ha traído una cosa buena: al menos podemos respirar mejor”, dice Lao Zhang, jubilado que vive en el pueblo de Tiejuzhai, en pleno cinturón industrial a unos 200 kilómetros al noreste de Pekín, en la provincia de Hebei.

La fábrica de acero Tangshan Antai, que se instaló en el vecindario hace una década, es una de las 16 factorías del sector que echaron la llave en Hebei a lo largo del año pasado debido a la ralentización económica y las medidas del Gobierno para reducir el exceso de capacidad. Pero su década de funcionamiento, aseguran los vecinos, ha dejado un legado de contaminación que será complicado erradicar.

“El pueblo está lleno de polvo de hierro”, se lamenta el jubilado, dando una patada al suelo y haciendo levantar una pequeña nube. “Mientras estuvo funcionando la fábrica, el aire era negro. La porquería se quedaba en la piel, en la ropa… ¡Lo que nos habremos gastado en detergente! La contaminación también afectó a la lluvia. Caía lluvia ácida, que perjudicó nuestros cultivos. Y nadie nos compensó nunca por eso”.

Xia Xuge, uno de los parados que ha dejado la fábrica en este pueblo de 4.000 habitantes, está de acuerdo con Zhang. “Los cultivos están arruinados. Antes crecían árboles frutales, pero la fábrica los ha matado”.

“La polución del aire puede afectar al suelo. Los elementos perjudiciales en el aire emitidos por las fábricas, como los sulfuros, los metales pesados y otras partículas tóxicas pueden asentarse directamente en las plantas y el suelo, contaminándolo y dañando las cosechas”,  informó el ambientalista Institute of Public and Environmental Affairs (IPE).

“Indirectamente, los elementos contaminantes pueden verse absorbidos por la lluvia, la nieve o incluso la niebla, y resultar en lluvia ácida, que es también perjudicial para las cosechas y las plantas”, explica IPE.

En la base de datos que mantiene la ONG, Tangshan Antai aparece citada en siete casos de violación de las reglas desde 2008, por emisiones tóxicas o equipamiento inadecuado. En el más reciente, el año pasado, las autoridades provinciales le impusieron una multa de $us 5.040 por superar el nivel permitido de partículas contaminantes arrojadas al aire.

Pero el fin de las operaciones de Antai no quiere decir que el aire de la zona vaya a ser mucho más puro. En toda la comarca de Tansghan están presentes las fábricas de acero, muchas de ellas igualmente culpables de incumplir las reglas.

Estudios. Hebei tiene una de las peores calidades del aire de toda China: siete de las 10 ciudades más contaminadas del país, incluida Tangshan, se encuentran en ella. La provincia acoge a 183 factorías de carbón, hierro, acero y cemento, de las que la ONG Greenpeace encontró en abril de 2015 que únicamente dos cumplían los estándares de emisiones.

No obstante, los niveles de polución del aire en la provincia han empezado a reducirse. Según un estudio de Greenpeace, la contaminación en el triángulo Pekín-Tianjin-Hebei cayó en 2015 en 25,6% con respecto a los niveles de 2013. Ello puede explicarse en parte debido a unos estándares medioambientales más estrictos y en parte ante los cierres de factorías.

Hebei ha prometido recortar una cuarta parte de su producción de acero  —60 millones de toneladas de un total de 240 millones— y un 15% de la de carbón —40 millones de toneladas y el principal contaminante en el país— para 2017. El departamento de inspección medioambiental local ha prometido cerrar este año aquellas firmas de menor tamaño que incumplan los estándares e invertir cerca de $us 31.200 millones para combatir la contaminación del agua, aunque la toxicidad más difícil de erradicar puede ser la del suelo.

La rápida industrialización en China —sumada a un uso excesivo de pesticidas— es la gran causa de ello. Además de las partículas contaminantes que puedan llegar del aire, los desechos tóxicos de las fábricas  como los metales pesados (cobre, zinc, mercurio y cadmio) se filtran al suelo. Y una vez que llegan al suelo, si no se limpian, “quedan ahí para siempre”, apunta Ada Kong, directora de la campaña contra Tóxicos de Greenpeace en el este de Asia.

Hasta ahora, el Gobierno chino se ha mostrado más lento a la hora de hacer frente a este tipo de contaminación que contra la polución del aire o del agua, que ya cuentan con sus respectivos planes de acción. Se espera que el del suelo, apunta Kong, se publique finalmente este año.

Recursos naturales afectados

Agua

China calcula que cerca del 60% del agua subterránea en todo el país contiene elementos nocivos.

Tierra

Un informe del Gobierno encontró en 2014 que el 19,4% de la tierra cultivable china está contaminada.

Extensión

En 3,3 millones de hectáreas está prohibido sembrar, por la cantidad de tóxicos en el suelo.