Por falta de recursos, el PMA suprimió la asistencia alimentaria en Pando
Paolo Mattei. Cumplió su ciclo como representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Bolivia (mayo 2012-junio 2016). Antes de abandonar el país, reveló a La Razón, que debido a un bajón en las donaciones, de $us 2,5 millones a la mitad, se vieron en la necesidad de suprimir la asistencia en Pando, uno de los tres departamentos con mayor inseguridad alimentaria. Desde el PMA ejecutó los programas de alimentación escolar, apoyo a gestantes y ayuda a comunidades en emergencia.
Al ser considerado Bolivia un país de renta media y debido a otras emergencias en el mundo, las donaciones que recibía el PMA mermaron, razón por la que el programa tuvo que salir de Pando. Mattei confía en que los planes sociales que ejecuta el Gobierno impedirán un retroceso.
— ¿Cuáles son los principales resultados alcanzados durante su gestión en el PMA Bolivia?
— Hemos continuado con nuestro programa regular de tres componentes: alimentación escolar; soporte nutricional a mujeres embarazadas y lactantes, en apoyo al bono Juana Azurduy que entrega el Gobierno; y el refuerzo con alimentos a las comunidades para fortalecer sus capacidades de resiliencia frente a los impactos del cambio climático.
— ¿Y cómo califica la ejecución del PMA en este periodo?
— La respuesta a emergencias fue positiva: atendimos a familias afectadas por inundaciones en Beni y Santa Cruz y por sequía en el Chaco. Con alimentación escolar seguimos atendiendo a entre 20.000 y 30.000 niños. El problema que tuvimos, en el último año, fue la falta de recursos. Somos una agencia financiada por donantes, por ello tuvimos que salir de Pando, que era uno de los tres departamentos donde trabajábamos.
— ¿Qué implica esto?
— A falta de recursos cortamos la asistencia a las escuelas de Pando. Los niños ya no reciben la merienda que distribuíamos, y las mujeres embarazadas y lactantes, cubiertos por el bono Juana Azurduy y a quienes también entregábamos alimentos altamente nutritivos, ya no la reciben porque no hay fondos. Los donantes no están muy interesados en financiar nuestras actividades en Bolivia. Nuestra intervención se redujo, empezamos en Pando, Chuquisaca y Tarija y ahora estamos solo en dos, salimos de Pando. De los 40 municipios que debíamos atender llegamos a menos de 30.
— ¿Sucede solo con Bolivia?
— En todos los países de América Latina. Bolivia es un país, entre comillas, rico, de renta media. Hay muchas emergencias en el mundo, por tanto los recursos para el desarrollo están disminuyendo, no solo acá, sino en el orbe, por eso un donante prefiere asignar recursos a los países más pobres, como los de África, y Bolivia no los es. Pero esta falta de recursos no solo es un problema del PMA, sino de la mayoría de las agencias de las Naciones Unidas.
— ¿Cómo fue la reducción de apoyo para el PMA Bolivia?
— Con el programa regular debíamos recibir $us 2,5 millones para cumplir con todas las actividades previstas, recibimos más o menos la mitad. Hasta el año pasado nos colaboraban los gobiernos de Italia y Suiza. Este año estamos recibiendo $us 200.000 de la fundación Repsol para financiar alimentación escolar en algunos municipios de Tarija y Chuquisaca. La empresa privada Yamaha nos entrega $us 1 millón con el mismo fin y tenemos fondos especiales para emergencias que salen de los recursos propios del PMA.
—En cifras, ¿cómo afecta?
— En el apoyo a las comunidades para fortalecer sus medios de vida teníamos que beneficiar a cerca de 40.000 personas, esto se tuvo que cortar; además, de 4.000 mujeres embarazadas favorecidas se redujo a cero y el apoyo con alimentación suplementaria bajó de 40.000 a 25.000 niños. Todo porque no tenemos fondos. Estamos ultimando las actividades con los recursos del año pasado. Para 2016-2017 tenemos dinero solo para alimentación escolar.
— ¿Podría haber algún retroceso en Bolivia sin ese apoyo?
— No creo que haya un retroceso. El Gobierno tiene buenos programas sociales, quizá se dé un proceso más lento del que podría ocurrir con nuestra intervención. Sin recursos atendíamos a 4.000 gestantes, ahora nada, o sea hay un impacto serio, pero aún se tiene el bono Juana Azurduy. Las comunidades que recibían asistencia para prepararse frente al cambio climático ya no reciben nada. Son impactos negativos, sobre todo para los más pobres.
— ¿Cuál es la estrategia para que el número de beneficiarios no se vea más afectado?
— Sensibilizar a los donantes e identificar otras fuentes de financiamiento. El PMA tiene algunos constantes, pero debemos hallar nuevos e involucrar al sector privado que tiene responsabilidad social. Hasta el momento hicimos muchos esfuerzos, pero no logramos todo lo que necesitamos en el sector privado. En todo caso, es una buena señal el aporte de Yamaha, cuyos representantes visitaron poblaciones de Chuquisaca.
— ¿Qué porcentaje de la población aún pasa hambre?
— Hasta 2015 se debía cumplir con los objetivos del milenio, uno de ellos era reducir al 50% la población subnutrida. Hace 20 años, en Bolivia el 38% de sus habitantes vivía subnutrido y a finales del año pasado era únicamente el 18%, entonces se redujo ese 50%. El problema es que aún hay un 18% de la población que no tiene alimento suficiente, es decir, casi dos millones de personas. Es con esa gente que el PMA y el Gobierno debemos trabajar.
— ¿Cuáles son los principales retos que enfrenta Bolivia en su objetivo de reducir el hambre?
— Hicimos un estudio hace tres años con la ayuda del Ejecutivo e identificamos que el problema es la falta de acceso a alimentos, sobre todo en el área rural. Ellos no tienen los medios y el nivel económico para comprar alimentos. No se trata solo de cantidad, sino de calidad, diversificar su dieta. Yo diría que el nivel económico en las zonas rurales es el principal problema y limitante para una alimentación adecuada.
Perfil
Nombre: Mattei Paolo
Nació: 26-04-1960
Profesión: Agrónomo
Cargo: Exrepresentante del PMA en Bolivia
Agrónomo con amplia experiencia en ONG
Nació en Roma, es ingeniero agrónomo. Estudió en la Universidad de Perugia, a 200 kilómetros de la capital de Italia. Eligió salir con una ONG italiana a un país en vías de desarrollo en vez de hacer el servicio militar; fue así que Costa Rica se constituyó en su primer destino. Empezó su carrera con el programa JPO, lo asignaron a la FAO y trabajó cuatro años en África (Botsuana, Zimbaue). Con la Unión Europea dio asistencia técnica en Etiopía. Ingresó al PMA en 1999; estuvo en Pekín, Managua, Darfur, Bangkok. En 2009 fue asesor regional del PMA, responsable de las actividades de M&E y de la gestión de donaciones. Apoyó a las operaciones del PMA en diversos países de la región como oficial encargado de la Oficina Regional. Arribó a Bolivia como representante oficial del PMA en 2012; acaba de cumplir su misión en junio.