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Usan algas del altiplano para generar combustible

Vehículos impulsados por hidrógeno producido por algas nativas del altiplano es el sueño de dos investigadores que desarrollan un proyecto que se constituye en una opción frente a los combustibles fósiles que contaminan y causan el calentamiento global.

“Hemos identificado a aquellas algas que generan hidrógeno” y “hemos logrado producir” en laboratorio estas plantas de agua de forma masiva, cuenta el ingeniero químico Santiago Morales Maldonado, quien realiza el estudio junto a su colega Fanny Nina Laura.

Los investigadores anotaron hasta el momento tres especies que tienen la capacidad de crear el elemento químico: chorella vulgaris, chlamydomona renhardi y cianobacterias sp, que proliferan con poca agua, luz solar y nutrientes en el lago Titicaca, en espejos de agua del municipio de Batallas y en otros lugares como la laguna de Cota Cota, en la sede de gobierno.

“La producción” de hidrógeno “con biotecnología es una alternativa” a la obtención de combustibles tradicionales, “pero necesita miles de hectáreas (ha)”. Esas enormes extensiones están disponibles “en el altiplano, que además tiene como ventaja la radiación solar”, la cual impulsa la multiplicación de estos organismos vivos, indica Morales, quien cuenta además con una maestría en medio ambiente.

“Pensamos hacer una prueba piloto al año, con una media hectárea de producción”, adelanta.

El hidrógeno cosechado de estas plantas podría alimentar el parque automotor, ya que al momento hay en otros países motores que convierten ese químico en electricidad y potencia. “Creo que en nuestro país se podría utilizar” este sistema, sostiene el especialista de la carrera de Ingeniería Química de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).

El hidrógeno líquido, junto con el oxígeno, se utiliza para la propulsión de cohetes espaciales y últimamente se empiezan a considerar sus grandes posibilidades como fuente de energía para el futuro, ya que su combustión produce vapor de agua y, por lo tanto, no es contaminante, según estudios internacionales.