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La ‘Ruta del Vino’ invita a extender las visitas a Samaipata

Con nuevas experiencias e historias en cada rincón del trayecto, la novel “Ruta del Vino” complementa los afamados atractivos turísticos de un municipio productor de bebidas de altura que está incrustado en los valles cruceños: Samaipata.

El trayecto turístico nació el año pasado por iniciativa de la Gobernación cruceña y el empresariado privado con el objetivo de promover el trabajo de la industria vitivinícola de la región y de dar a conocer la historia detrás de sus excelentes vinos de altura.

La ruta complementará las visitas a otros atractivos sitios de la zona como el bosque de los helechos gigantes, que se encuentra en el bello, exuberante y biodiverso Parque Nacional Amboró.

“Antes, los turistas visitaban un día las ruinas del Fuerte” de Samaipata y la ciudad capital del municipio, pero con los viñedos pueden prolongar su estadía”, afirma Gary Rivero, director de Cooperación y Relaciones Internacionales del Gobierno Autónomo Departamental.

La “Ruta del Vino” se inauguró el año pasado con la participación de Uvairenda, a la que este año se sumaron LandSua y Viña de Vargas. Las tres bodegas —las mayores de los valles cruceños— se encuentran en el municipio de Samaipata, el segundo destino más visitado en el departamento después de la capital cruceña.

Paisajes. En estas grandes despensas los visitantes pueden ser parte del proceso de fabricación del vino, desde el corte de los racimos en los viñedos, pasando por el estrujado (pisado) de la uva, el procesamiento, el macerado y el control de calidad, hasta el embotellado y la cata de la bebida.

El recorrido comienza en LandSua, bodega de propiedad de los esposos Landívar Suárez, bello paraje a 110 kilómetros (km) de Santa Cruz de la Sierra y a escasos 6 km de la ciudad de Samaipata.

El costo del recorrido por LandSua, que tiene 25 hectáreas (ha) con 12 diferentes variedades de cepas, es de Bs 50, que incluye visitas guiadas a la planta y degustación de dos clases de vinos, indica Gabriela Landívar, gerente Administrativa de la empresa.

Los productos del lugar tienen como principal mercado en el país la capital cruceña y esa región. Los propietarios prevén llegar hasta mayo a La Paz, Cochabamba, Sucre y Tarija, mientras están también en tratativas para exportar sus vinos a Chile, Brasil, Argentina, España y tal vez Portugal.

A escasos 2 km de esta bodega están las imponentes ruinas del Fuerte de Samaipata, centro religioso precolombino declarado por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad.

El siguiente viñedo a visitar en la ruta es Uvairenda, a unos 120 km de la capital, en el que se producen los vinos “1.750”, cifra simbólica que representa la cantidad de metros sobre el nivel del mar (msnm) a la que se encuentra el municipio, cuya geografía llega a los 1.900 msnm.

Con Bs 35, los turistas tienen derecho a una visita guiada por la bodega y las viñas —que ocupan 20 ha con 11 variedades de uva—, y a la cata de dos copas de vino de la marca de la casa.

Actualmente, la oferta vitivinícola de esta casa se envía a Suiza, Luxemburgo, Francia, Holanda, Alemania, Estados Unidos, Chile y en el futuro a Brasil y Venezuela. En el mercado interno llega a Santa Cruz, Cochabamba, Tarija, Sucre, Oruro y La Paz.

Cerca de este terruño se encuentra el pintoresco Hotel Eco Resort El Pueblito.

En el lugar se puede disfrutar de un hermoso mirador, de un curioso cementerio y una capilla que fue escenario de la unión matrimonial de varias personalidades nacionales y extranjeras.

El nombre del hotel se debe a que el lugar parece un pequeño pueblo con calles y casas designadas como Herrería y Tienda y Atelier, cuenta Pablo Antelo, el propietario del establecimiento y empresario maderero quien también ofrece vinos de las tres bodegas que son parte de la ruta.
La tercera bodega a conocer es Viña de Vargas, productora de vino y singani de alta calidad y ubicada 140 km de la ciudad.

Jorge Vargas, propietario de la viña, dijo a la revista Campo que el 80% de sus productos se encuentran en Santa Cruz y el 20% en los departamentos de Cochabamba, La Paz y Tarija.

Daniela de La Fuente, responsable de la Marca Santa Cruz de la Gobernación cruceña, afirma que la “Ruta del Vino” busca promocionar el turismo y posicionar a la región como referente para invertir y hacer negocios.

Resaltó que Samaipata es la puerta a los valles cruceños y que el nuevo trayecto, además de ofrecer otros destinos turísticos como las cascadas de Cuevas, presenta a los visitantes sus serranías, paisajes y ríos, y su gastronomía y hotelería. “Esto permite impulsar los emprendimientos y la mano de obra nacional”, apunta.

Segunda mayor oferta de uva está en valles cruceños

Wálter Vásquez

Desde el “renacimiento” de los viñedos en Santa Cruz en 2000, cuando habían en el departamento solo unas 40 hectáreas (ha) de parrales, la producción de uva aumentó en los valles de la región hasta llegar a las 500 ha, afirma Javier Román, ejecutivo de Uvairenda, una de las bodegas más representativas de esa zona cruceña.

Hace 17 años, la producción vitícola de Santa Cruz era “marginal” (2% del total) y destinada al consumo propio y a la elaboración de vinos pateros. La mayor oferta estaba en Tarija y Chuquisaca. “Hoy, en los valles cruceños hay unas 500 hectáreas de viñedos”, lo que los convierte en la “segunda región vitivinícola más importante del país —con 17% del viñedo boliviano— y la de mayor crecimiento” en el país”, detalla.

Los 11 municipios que conforman estas productivas llanuras, sostiene, cuentan con excelentes condiciones y exitosos resultados en la producción de uva de mesa, singanis y vinos de alta calidad.

Historia. A las tradicionales cepas Moscatel de Alejandría, Torrontés, Pedro Giménez, Cereza y Negra Criolla que se cultivan históricamente en la región, se sumaron en los últimos cinco años variedades como Tannat, Syrah, Cabernet Sauvignon, Malbec, Chardonnay, Riesling, Sauvignon Blanc, entre otras de muy buena calidad, que son el origen de excelentes vinos de altura, recuerda.

A “diferencia de otras regiones” vitivinicultoras del país, no hay programas del gobierno nacional, departamental o municipal destinados al rubro. “El desarrollo del viñedo cruceño es un esfuerzo 100% de pequeños y medianos empresarios que apostaron por el gran potencial de esta región.

Es un grupo diverso que incluye lugareños, extranjeros y bolivianos de todos los rincones. Todo lo logrado ha sido esfuerzo del sector privado”, indica Romay.  

“Nuestra industria genera desarrollo sostenible para las comunidades de los valles cruceños, una región donde se ubican muchos de los municipios más pobres del departamento”, destaca.