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La Concepción dobla su labor con $us 4 MM

La Concepción habrá invertido desde 2016 hasta este año al menos $us 4 millones para duplicar su producción anual de singani. La consolidación de sus exportaciones a Estados Unidos (EEUU) es su próxima meta.

La materia prima (cabernet sauvignon, syrah, merlot, chardonnay, sauvignon blanc, franc colombard y ruby cabernet) necesaria para obtener los productos de alta calidad de la bodega tarijeña se cultiva a una temperatura promedio de 17,9 grados centígrados y a más de 1.750 metros sobre el nivel del mar en Uriondo, un municipio tradicionalmente dedicado a la producción de uva.

En La Loma, una de las tres haciendas que conforman los viñedos de la empresa, es al momento época de vendimia. Manos ágiles recolectan los racimos maduros, frutos verdes y cobrizos que cada vez ocupan un espacio mayor en el Valle de la Concepción, donde la bodega desarrolla su negocio desde hace 32 años.

Esta vocación vitivinícola, iniciada en 1690 en la región por religiosos de la Compañía de Jesús —como una respuesta a su necesidad de vinos para la liturgia—, fue heredada a los empresarios paceños y tarijeños que fundaron La Concepción y desde 2016 al grupo inversor IKM, que al momento impulsa un plan de expansión de viñedos, de ampliación del portafolio de productos y de exportación a nuevos mercados.

“Cuando incursionamos en el rubro de vinos y singanis hicimos un estudio muy importante que desembocó en inversiones que hasta fin de año alcanzarán los $us 4 millones y la duplicación de la capacidad de producción” de singani, informó Ramiro Magariños, gerente general de la bodega.

Esta inyección financiera, agregó, le permitirá a la firma ampliar su capacidad de producción anual desde 350.000 hasta 800.000 botellas del destilado.

Las inversiones incluyen máquinas automáticas y modernas como un tornillo sinfín en el lagar, una prensa, una etiquetadora, tanques de almacenamiento, filtros y un alambique. Todas incrementan la eficiencia en la cadena productiva y la calidad de lo obtenido.

“Elaborar un singani es tradición, arte y ahora también tecnología”. Al momento, ya “podemos programar los procesos de filtración y destilación”, indicó el enólogo de la casa Jhonny Salguero.

Esta nueva maquinaria “nos permitirá entregar un mejor producto al consumidor de singani”, acotó el gerente de La Concepción, que desarrolla también otras variedades de vinos y singanis.

La bodega, asimismo, tiene como meta que sus exportaciones sean ininterrumpidas, para lo cual trabaja en el desarrollo del mercado estadounidense, donde una botella de singani de 750 mililitros cuesta entre $us 25 y 40. El reto es enviar a ese país unas 500.000 botellas de la bebida en los próximos cinco años. Para internacionalizarse aún más, la compañía efectúa también estudios para llegar a Europa y Asia.

Rujero renueva su imagen corporativa

Luego de 30 años, el tradicional singani Rujero cambió su imagen corporativa. El diseño cuenta ahora con íconos renovados, como un león que simboliza la fortaleza y liderazgo de la marca.

“Se muestra a un león renovado, fresco, imponente, dominante que a través de esos valores permiten percibir a este singani como el más poderoso de Bolivia”, explicó Alejandro Escóbar, encargado de Marketing de Bodegas y Viñedos La Concepción, fabricante del destilado.

El eslogan “Un saber especial” denota el conocimiento y tradición en la fabricación del producto. Además, para la exportación se diseñó una etiqueta que diferencia a la botella y no al producto, agregó.

La empresa emplea al menos a 1.100 trabajadores del área rural de forma directa y a 1.200 personas en actividades complementarias. Esta cadena productiva permite la producción de 30.000 toneladas de uva al año, de las que el 26% se destina a la fabricación del destilado.

De acuerdo con la Asociación Nacional de Industriales Vitivinícolas, el consumo per cápita de singani en Bolivia es de 1,7 litros al año. Los departamentos en los que más demanda tiene la bebida son Chuquisaca, Tarija y La Paz.