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Mauricio Velásquez: Las financieras deben ser agentes para el desarrollo sostenible

Desde 2012, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) impulsa en la región el Programa de Gestión Ambiental y Social para Instituciones Financieras (PGASIF) con el fin de que sus socias y clientes incorporen dentro de su administración, y desde una etapa temprana, las consideraciones ambientales y sociales básicas que les permitan otorgar el respaldo crediticio a proyectos ambientalmente responsables. En este marco, Velasco visitó días atrás Bolivia con el objetivo de iniciar los talleres de capacitación para el sector en cambio climático y análisis de riesgo ambiental y social.

— ¿Por qué el sistema financiero de América Latina, y en particular el de Bolivia, deben orientar sus políticas hacia la sostenibilidad?

— Latinoamérica es una región importantísima: tiene una gran población que está creciendo sobre todo en las ciudades y también un porcentaje considerable del agua y bosques del planeta. Es mentira que el desarrollo esté en oposición a la conservación de los recursos naturales, ésa era una hipótesis antigua que ha probado carecer de valor porque los negocios que crecieron de esa manera al fin y al cabo no son sostenibles, tienen muchos riesgos que los afectan de varias maneras, en su reputación, en el flujo de caja. A la región hay que cuidarla y una de la maneras de poder alcanzar las metas de conservación, las metas internacionales Aichi (2011-2020 sobre la diversidad biológica), las climáticas de París y las de desarrollo sostenible es incorporando al sistema financiero en el cambio, transformando el sistema para que sea un agente positivo de cambio, con impacto positivo en el desarrollo (…). En Bolivia, nos interesa mucho brindar capacitación sobre cómo desarrollar productos financieros verdes para distintos sectores productivos, industria, agricultura. Vemos un mercado grande y tierra fértil para poner esta semilla de fortalecimiento (ambiental).

— ¿Qué rol juega la gestión de riesgos y oportunidades ambientales y sociales?

— Uno básico. Un banco puede desarrollar productos financieros verdes (de financiamiento a productos, servicios o proyectos sostenibles o respetuosos con el medio ambiente), pero está incompleto si no tiene un sistema de  gestión de riesgos ambientales para sus operaciones. Para el Banco de Desarrollo de América Latina es importante aplicar esto, porque es la base con la que nos miden las instituciones internacionales de las cuales canalizamos financiamiento, que nos exigen que seamos sostenibles y que tengamos ciertos estándares ambientales y sociales. El programa PGASIF trabaja para que las entidades financieras de los países de la región también tengan estos estándares internacionales.

— ¿Qué rol juega la gestión de riesgos y oportunidades ambientales y sociales en los procesos crediticios?

— Un rol importantísimo porque todas las partes del ciclo del crédito deben basarse en una información ambiental y social de lo que pasa. Cuando se identifica una operación, es bueno saber qué impactos pueden afectar no solo el flujo de pago del cliente hacia el banco, sino también aquellos que pueden afectar la reputación del banco que presta. Entonces, hay casos, de bancos públicos, privados e incluso de desarrollo que han cometido errores y financiado operaciones que no son sostenibles. Por ejemplo, plantaciones de palma africana en sitios donde había bosque primario. Parecen cosas sencillas, pero pasan en la vida real y eso se debe a que (las entidades que financiaron esos proyectos) no tenían sistemas de gestión de riesgos  ambientales y sociales (…). El objetivo no es parar una operación, sino reevaluarla, mejorarla, para que realmente sea sostenible.

— ¿Cómo el sistema financiero de América Latina y de Bolivia pueden hacer que sus créditos estén orientados hacia el desarrollo sostenible?

— Primero, desarrollar políticas ambientales y sociales institucionales; segundo, implementar sistema de riesgos ambientales y sociales; tercero, capacitar a sus funcionarios y a sus clientes. Debe haber una educación ambiental que permita que el cliente vaya mejorando las propuestas que presenta; que las industrias puedan identificar también las ineficiencias en sus procesos productivos, corregirlas y pedir crédito para ser más eficientes. Subiendo de a poco con estos pasos se puede crear productos financieros verdes, que resuelvan problemas ambientales de contaminación, deforestación y otros. Estas líneas verdes (de crédito) —si se conciben bien y tienen todas la bases que mencionamos antes— pueden ser fondeadas por organismos internacionales, por el Fondo Verde del Clima (de la ONU), la CAF, el Banco Internacional de Desarrollo y otros que también quieren tener cartera verde en sus operaciones. Al igual que los países del mundo, el sistema financiero se puso en 2015 en París (en la COP) metas a cumplir en el corto y mediano plazo para mitigar el cambio climático. Entonces, hay una carrera en este sentido y debemos estar preparados todos, desde la microfinanciera más chiquita hasta el banco más grande (para cumplir con esos compromisos). NdE.

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 2015) tiene como meta movilizar como mínimo $us 100.000 millones anuales de cartera verde para 2020.

Pérfil.

Nombre: Mauricio Velásquez

Profesión: Biólogo

Cargo:

Ejecutivo principal de Medio Ambiente y Cambio Climático del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
Biólogo en busca del desarrollo

El ecuatoriano se graduó como biólogo en la Universidad de Guayaquil. Obtuvo su maestría en Biología Ambiental y Forestal de la State University of New York y su diplomado en Gobernabilidad y Democracia Ambiental de la Universidad de Wolverhampton (Reino Unido). Desde 2008 es el ejecutivo principal de Medio Ambiente y Cambio Climático para Latinoamérica, además de Coordinador del Programa Estratégico de Gestión Ambiental y Social en Instituciones Financieras en la CAF. Desde 2015 hasta septiembre 2017 fue parte de la Fuerza de Tarea Latinoamericana e impulsor del Protocolo de Finanzas Sostenibles de la Banca de Ecuador, según el sitio LinkedIn.