Icono del sitio La Razón

Sobrevivirá la OMC a las políticas de Trump?

¿La ONU, la OTAN y ahora la OMC? El anuncio en marzo de aranceles estadounidenses a las importaciones de acero y aluminio equivale a una declaración de guerra contra la Organización Mundial de Comercio (OMC), consideran muchos expertos.

Naciones Unidas y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fueron regularmente criticadas y luego elogiadas por el presidente estadounidense Donald Trump. Ahora es el turno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de experimentar algo similar.

Durante su campaña, Trump mostró una viva hostilidad hacia la OMC, calificándola de organización del “desastre”, y sugirió que Estados Unidos (EEUU) podría retirarse si el Gobierno de ese país no puede negociar algunos reglamentos, especialmente en materia de tarifas aduanales. Una vez instalado en la Casa Blanca, el hoy Jefe de Estado continuó sus ataques contra la institución, que tiene 164 miembros, pese a los múltiples llamados a la calma de China y la Unión Europea.

Con elogios a los acuerdos comerciales bilaterales o amenazas con no someterse a las decisiones del Organismo de Solución de Diferendos (OSD) de la OMC, la actual administración norteamericana siguió atacando al multilateralismo en los últimos meses, impulsando a la Organización un poco más hacia el abismo.

Medidas. Luego de los aranceles para el acero y el aluminio, el Gobierno de EEUU amenazó el 22 de marzo con aplicar sanciones de hasta $us 60.000 millones para algunas importaciones chinas. De forma paralela un día después de este anuncio, decidió lanzar un procedimiento ante la OMC contra China, acusada de “afectar los derechos a la propiedad intelectual de sus empresas”.

Washington reprocha desde hace tiempo a Pekín de beneficiarse del sistema coempresarial impuesto a las firmas extranjeras implantadas en China, para hacer un pillaje de las innovaciones tecnológicas estadounidenses.

“El hecho de que hayan llevado el diferendo ante la OMC significa que no se habla de Trump contra la OMC, sino de Trump utilizando la OMC”, indica Peter Ungphakorn, quien trabajó para la institución durante dos décadas.

Este exportavoz de la Organización Mundial del Comercio considera que están emergiendo las grandes líneas de la estrategia estadounidense en ese organismo. “Utilizarán cualquier arma que les facilite ganar”, dice, y precisa que Estados Unidos seguirá trabajando en el marco de un sistema cuando lo quiera, al mismo tiempo que ignora las reglas si lo considera necesario.

Edward Alden, especialista de política comercial de la casa de investigación Council on Foreign Relations (EEUU), sostiene que el día del anuncio de los derechos aduanales estadounidenses sobre el acero y el aluminio (1 de marzo) es “el día de la muerte de la OMC”. Para este experto, la institución no podrá sobrevivir a esto, pues se coloca por delante el asunto de la seguridad nacional.

Perspectivas. Todavía resta que el OSD, encargado del arbitraje de los conflictos comerciales, se pronuncie sobre un caso que invoque la cláusula de excepción a nombre de la seguridad nacional.

Por ahora ningún país ha planteado el asunto de los derechos aduanales norteamericanos sobre el acero y el aluminio ante el Organismo de Solución de Diferendos. Si una demanda es presentada por cada país y si los jueces de la OMC aceptaran el argumento estadounidense de la defensa de la seguridad nacional, todos los países podrían hacer de igual manera, alerta Alden.

Según su opinión, Trump no busca verdaderamente destruir a la OMC, sino que no quiere “estar presionado por (sus) reglas”.

Para los expertos, el futuro de la Organización dependerá de la acción del mandatario republicano y de la reacción de los otros miembros de la organización.

China, segunda economía del mundo, se plantea ahora como gran defensora de la OMC. En los últimos días, los diplomáticos chinos en el foro global exhortaron a Washington a salvaguardar el sistema comercial multilateral.

Para Alden, los miembros de la OMC, en particular China y la Unión Europea, deberán tomar medidas concretas para responder a las frustraciones expresadas por EEUU. De lo contrario, “la OMC se volverá cada vez menos pertinente”, dice, pero asegura que no desparecerá tan rápido.

Si el Sistema de Solución de Diferendos se hunde, la institución podrá continuar siendo un foro de negociación, pero de todas maneras “la situación es peligrosa”, advierte Ungphakorn.