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Puerto Rico defiende su economía gallera

La prohibición de las peleas de gallos en Puerto Rico —si termina por aprobarse un proyecto de ley sobre temas agrícolas que lo incluye— conllevaría con la pérdida de miles de empleos en la isla en una actividad rechazada por los defensores de los animales.

La industria en el país caribeño, que para este año prevé un déficit fiscal del 6,2% y una deuda del 49% del PIB, genera anualmente cerca de $us 80 millones y da trabajo a unas 30.000 personas, que de perder sus empleos agudizarán todavía más la depauperada economía de la isla, sumida en una crisis desde hace una década que se profundizó por el huracán María de septiembre pasado.

El sector defiende además que se trata del deporte nacional de los puertorriqueños, una práctica ligada a la cultura que se remonta al siglo XVI con la llegada de los españoles y que hoy se puede seguir durante todos los días del año en las cerca de 100 galleras que hay repartidas por la isla.

Javier Nieves, miembro de la junta de directores del Centro Gallístico de Isla Verde, el más importante del territorio, aseguró que “las peleas de gallos son deporte y cultura nacional”.

El temor en la isla al final de las peleas de gallos tiene como origen la presentación por parte del legislador demócrata Ron Wyden de una enmienda a un proyecto de ley sobre asuntos agrícolas del Senado estadounidense para, como propuso la Cámara de Representantes, extender a Puerto Rico y los demás territorios de Estados Unidos (EEUU) la prohibición de estas prácticas.

INDUSTRIA. La norma se debate ahora en el pleno del Senado y la enmienda de Wyden puede suponer el golpe de gracia para el sector. Una primera votación celebrada en la Cámara de Representantes federal el pasado mayo no obtuvo el suficiente apoyo, pero en junio salió adelante con 213 votos a favor y 211 en contra.

El Senado, la segunda cámara del Congreso estadounidense, es la que deberá ahora ratificar la medida o sacar adelante su propia versión. Un comité del Congreso armonizará los lenguajes aprobados en cada instancia legislativa.

El legislador puertorriqueño Urayoán Hernández; el presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, Carlos Méndez, y la representante de la isla ante el Congreso en Washington, Jenniffer González, se unieron a la defensa de las peleas de gallos.

A pesar del apoyo a esta tradición también hay detractores, como Eugenio Crespo, antiguo director de la Federación Protectora de Animales de Puerto Rico, para quien se trata de una costumbre reprobable rechazada por todas las asociaciones de la isla que defienden a los animales. “Las peleas de gallos son un puro negocio escondido detrás de la cultura”, criticó el también director del Albergue de Animales Villa Michelle.

Esta práctica fue introducida en la isla caribeña por inmigrantes españoles en el siglo XVI. El cambio de soberanía que supuso la llegada de los norteamericanos en 1898 trajo consigo la prohibición, lo que ocasionó su práctica de manera clandestina, hasta que en 1933 el entonces gobernador, Robert Gore, las declaró como un deporte oficial en Puerto Rico.

Defensa

1. Urayoán Hernández trabaja para ‘enviar un contundente mensaje al Congreso y a la Casa Blanca para detener la prohibición’

2. Javier Nieves asegura que ‘las peleas de gallos son deporte y cultura nacional’

3. Jenniffer González presiona a los legisladores estadounidenses para que no  prohíban esta práctica.