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Miseria pese a que el salario sube 34 veces

El alza salarial que multiplicará por 35 los ingresos de los venezolanos se traduce en $us 9 más a los percibidos hasta agosto y es también insuficiente para enfrentar la megadevaluación de la moneda y el alza de precios e impuestos fijados por el Ejecutivo.

Cuando el jefe de Estado, Nicolás Maduro, anunció el 17 de agosto que desde ayer, 1 de septiembre, el sueldo aumentará a 1.800 bolívares soberanos, ese monto equivalía a $us 723, según la tasa oficial Dicom, a la que prácticamente ningún ciudadano tiene acceso.

Pero del 20 al 24 del pasado mes la moneda nacional se devaluó 95,8% en el mercado oficial, por lo que $us 1 pasó de costar 2,49 bolívares soberanos a 60, un aumento del 2.311%. Con el salario anterior, en teoría, un venezolano devengaba mensualmente 52 bolívares soberanos o $us 21 y ahora percibirá $us 30, lo que sigue dejando a los trabajadores del país petrolero en la miseria.

La Organización de las Naciones Unidas mide la pobreza extrema por un ingreso diario inferior a $us 1,25, una condición en la que ya se encontraban los venezolanos y que ha sido ratificada por el gobierno de Maduro en medio de su plan de “recuperación económica y prosperidad”.

Aunque la relación entre las tasas del mercado oficial de dólares y el paralelo ilegal es ahora más cercana, el precio en el primero sigue estando por debajo en el renovado sistema de subastas de divisas que comenzó a operar el 22 de agosto y en el que el signo local se depreció 0,4% en solo un día frente a la moneda estadounidense. 

Crisis. Así que los $us 30 mensuales, que desde ayer llegan a los bolsillos de los venezolanos, son insuficientes para cubrir los nuevos precios de productos y servicios que también experimentaron aumentos decretados por el Ejecutivo. El chavismo publicó el 22 la lista de 25 alimentos cuyos costos de venta al público fueron subidos hasta en 40.000% y que entraron en vigencia de inmediato, a diferencia del aumento salarial.

Productos generalmente escasos en los supermercados del país —donde se consiguen mayormente a través de revendedores— como la harina de maíz, el aceite, el azúcar, el arroz y la pasta, serán ahora vigilados por miles de funcionarios que, por orden de Maduro, encarcelarán a quienes incurran en especulación.

Además, los ciudadanos vivieron la penúltima semana de agosto un aumento de facto en el precio de la gasolina que empezó a costar de cinco a 10 veces más en los puntos de venta debido a una reconversión que desde el 20 de agosto le quitó cinco ceros a la moneda y por la que salieron de circulación billetes de baja denominación con los que se pagaba el combustible.

El Gobierno socialista del país con las mayores reservas de petróleo y la gasolina más barata del mundo planea limitar desde este mes el subsidio estatal a los combustibles y empezar a venderlos a precio internacional, lo que multiplicará por 700 el costo de llenar el tanque de un vehículo mediano.

De colofón, el Ejecutivo incrementó cuatro puntos porcentuales un impuesto general sobre el consumo, lo que ha sido visto por los detractores de Maduro como una carga fiscal que el chavismo impone a los ciudadanos para “pagar” la crisis.

Espere…

Si bien el Jefe de Estado ha prometido ir a un déficit fiscal cero, ya comenzó a depositar bonificaciones a millones de personas a través de un censo gubernamental lo que, según economistas, estimulará una inflación cuyo pronóstico de cierre para finales de año es de 1.000.000% según el FMI. Todo este panorama hace imposible que los venezolanos mejoren su poder adquisitivo, al menos en el corto plazo, y, en cambio, los retiene en una situación de miseria que, según augurios de empresarios, economistas y opositores, empeorará conforme pasen las semanas.

Al menos 1,6 MM cruzaron las fronteras

AFP  / Montevideo

Al menos 1,6 millones de venezolanos se han desplazado a países de Sudamérica desde 2015, cuando las consecuencias de la crisis en Venezuela se hicieron sentir, según datos de la ONU.

Sin embargo, otras voces elevan esa cifra hasta casi 4 millones.

Todo empezó con la elección de Chávez como presidente, pero se aceleró cuando Nicolás Maduro tomó el poder en 2013, según el sociólogo Tomás Páez.

La excesiva dependencia de Venezuela de sus vastas reservas de petróleo —96% de sus ingresos provienen del crudo— significó un problema con el desplome del precio del petróleo en 2014, causando una escasez de divisas. La respuesta del Gobierno fue imprimir más dinero, causando un exponencial aumento de la inflación y cuatro años de recesión.

Páez dice que la “inseguridad”, el “deterioro económico”, la “terrible escasez” y la megadevaluación del valor del bolívar son los principales factores que han llevado a los venezolanos a huir de su país.