Créditos para el desarrollo libres?
Washington parece haber cambiado política respecto al BM
La renuncia el 7 de enero del titular del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim, da potencialmente a Donald Trump una enorme influencia en países que reciben préstamos para el desarrollo, con los que su administración ha sido crítica.
Tras revolucionar la presidencia de Estados Unidos (EEUU), las alianzas tradicionales, las relaciones comerciales y la Corte Suprema, el mandatario podría tener ahora la oportunidad de incidir en una institución capital del engranaje internacional, sobre todo en el acceso de países como China a préstamos preferenciales.
Como principal accionista del ente, EEUU siempre ha controlado la elección del presidente del Banco Mundial, un cargo que ha estado ocupado durante 75 años por un estadounidense con el apoyo de los países europeos. Pero al trastocar esas alianzas en sus dos años en la Casa Blanca, a Trump se le hará difícil presentar simplemente un candidato que sea aclamado por todos.
Kim, presidente del banco desde 2012, abandonará la institución el 1 de febrero, sin llegar si quiera a la mitad de su segundo mandato de cinco años, para aceptar una “inesperada” oportunidad en el sector privado. En su decisión, Kim podría estar calculando que trabajar en una organización privada le permitirá realizar cambios más rápido que en una institución multilateral, especialmente cuando la actitud de Washington hacia las metas del banco de reducir la pobreza a nivel global van de la desatención a los ataques directos.