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Beatriz Muriel: ‘Investigación económica en Bolivia está a la par de la del primer mundo’

El ranking Global Go To Think Tank Index 2018, que elabora cada año la Universidad de Pensilvania, destaca la contribución que realizan a la orientación de las políticas internacionales y domésticas de los países de América Latina centros de investigación bolivianos como el Inesad (39) y las fundaciones Milenio (46) y Aru (48), así como todas las que están en la clasificación regional. El estudio, publicado a fines del mes pasado, registra 8.162 “laboratorios de ideas” en el mundo: 2.219 en Europa, 1.972 en América del Norte, 1.786 en Europa, 1.829 en Asia, 1.023 en América Latina, 612 en África subsahariana y 507 en Oriente Medio y el Norte de África. Bolivia figura en el puesto 20 entre los países con el mayor número de gabinetes estratégicos (66); el primero es Estados Unidos (1.872). Beatriz Muriel, directora ejecutiva del Inesad, evalúa los resultados del Índice y el trabajo que realizan estos centros de pensamiento en el país.

— ¿Por cuántos años mantiene el liderazgo el Inesad en el Índice de Think Tanks?

— Este índice se estableció en 2005 y a partir de 2012 somos parte de la lista. Desde ese año estamos caracterizados como el mejor think tank (tanque de pensamiento o instituto de investigación) de Bolivia. En Centro y Sudamérica estamos en puestos altos desde 2012, como un centro de investigación en temas medioambientales. En 2015 entramos también a puestos importantes en el ámbito mundial en la categoría Think Tanks to Watch, que reconoce la excelencia en la investigación y los avances en innovación en los últimos dos años. En 2018 ocupamos el primer lugar de 66 think tanks en Bolivia, estamos en el 5% del top de América del Sur y América Central. NdE. El Inesad está en el puesto 64 del mundo en la categoría Política Ambiental y en el 112 en la de Think Tank to Watch. El año pasado mantuvo las mismas posiciones.

— ¿Cuál es la importancia de los resultados del Índice Think Tanks para la investigación económica boliviana?

— Creo que es importante. Pese a que Bolivia ha sido siempre categorizada como una de las últimas en temas de investigación y desarrollo tecnológico en general —al igual que los países africanos—, estos resultados muestran que el país puede hacer investigación en diversas áreas, en economía, ingeniería y otras en las que es necesario. Ahí también se puede avanzar y podemos ser competitivos en el ámbito mundial como think tanks de otros países, podemos discutir o debatir con instrumentos más técnicos y a la par de otras instituciones globales. Nosotros, por ejemplo, fuimos parte de la organización en Santa Cruz de la vigésima Reunión Anual de la Asociación de Economía de América Latina y el Caribe (en 2015) en la que participaron dos Nobel (los estadounidenses Peter Diamond y Lars Hansen, premios Nobel de Economía en 2010 y 2013). Esos esfuerzos hacen que Bolivia entre en el radar de la investigación y desarrollo tecnológico, lo que es un logro, algo muy importante y un incentivo para investigadores jóvenes. NdE. Entre los principales aspectos, de un total de 30, que evalúa la universidad estadounidense para elaborar el ranking están: el liderazgo del cuerpo directivo del “tanque de pensamientos”, la calidad y reputación de sus investigadores, la calidad y reputación de sus investigaciones, el número de publicaciones, el impacto de sus análisis en la política pública, su reputación frente a los hacedores de política, su compromiso por producir análisis independientes, su reputación frente a los medios de comunicación y su impacto en la sociedad.

— ¿Qué indicadores tiene sobre el impacto del trabajo del Inesad en las políticas económicas bolivianas?

— Como indicadores no tendríamos algo muy concreto, porque la incidencia en políticas públicas tiene varias caras. Hemos trabajado y aportado sí en varias líneas con el Gobierno, siempre desde un enfoque técnico tanto en el tema medioambiental como en el laboral, como en el trabajo infantil, por ejemplo.

— ¿Cuáles son sus áreas de trabajo?

— Medioambientales y laborales han sido nuestros temas fuertes; ahora queremos entrar con el tema macroeconómico, dando insumos más analíticos. De repente el escenario macroeconómico ha comenzado a ser más interesante para el análisis y nosotros estamos ahí con todas las ganas de aportar con investigación científica aplicada (orientada a la resolución de problemas prácticos), que es nuestra línea.

— ¿Cómo ve a los centros de estudio bolivianos en materia de análisis económico? ¿Cuáles son los principales obstáculos para realizar esta tarea?

— Creo que se necesita mucho esfuerzo para el análisis económico en Bolivia, principalmente porque los recursos son escasos, y no solo ahora sino desde los años 80. También hay un poco de desvalorización de la investigación en el país, lo que es histórico. Por otro lado, hay algunos ingresos que se dan (para la investigación) solo al sector público en el marco del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), lo que es un primer avance y algo muy positivo. En otros países y regiones, como Europa, uno tiene recursos muy importantes para todos los investigadores que quieran aportar al país con algunas ideas fundamentadas para políticas públicas, y también fondos concursables para todas las áreas, la mayoría promocionadas por instituciones de gobierno. Ese es un reto que hay que encarar a futuro, porque Bolivia ha pasado de ser considerado un país pobre a ser identificado como un país de ingresos medios bajos, lo que ha hecho que las líneas de apoyo para la investigación por parte de la cooperación internacional se hayan cortado o se estén cortando. Entonces pareciera que no se ven unos recursos de contraparte que vengan del Gobierno.

— ¿Cómo se debería encarar la falta de recursos para la investigación en el país?

— Creo que hay que dar más relevancia a los fondos concursables, que funcionan muy bien. No podemos nosotros solo hacer investigación científica porque no somos un país rico en el que se gaste mucho en eso. (La investigación) tiene que ser aplicada para mejorar la calidad y efectividad de las políticas públicas; no podemos estar al margen de eso. Esfuerzos en fondos concursables que hicieron el Instituto Nacional de Estadística y el Centro de Investigaciones Sociales de la Vicepresidencia deberían fortalecerse y ampliarse. Nosotros también, con la Academia Boliviana de Ciencias Económicas y el apoyo de CAF, conseguimos lanzar un fondo concursable, pero solo por un año. Son ejemplos que pueden fortalecerse. Inclusive se pueden hacer muchos más sujetos a necesidades puntuales, por ejemplo, sobre los costos y el financiamiento del Sistema Único de Salud (SUS). En este tema hay muchas hipótesis, pero no un estudio profundo que diga cuál funciona y cuál no (…). Esos temas requieren de más tiempo y de un mayor análisis de datos basado en métodos más científicos y muy cercano a las necesidades del Estado.

— ¿Qué sectores económicos de Bolivia deben ser desde el presente motivo del análisis de centros de estudio como el Inesad en Bolivia? ¿Por qué?

— Hay varios temas, el medioambiental es clave y también el de energía desde el punto de vista economicista. El tema laboral lo hemos venido trabajando, pero es bien importante profundizarlo más. El tema de salud —el gasto, el costo y la efectividad— es el que queremos trabajar mucho más porque creemos que es un tema social prioritario. También es importante el tema macroeconómico, ver cuáles son las perspectivas de la coyuntura macroeconómica, qué se puede hacer frente a una caída de precios internacionales: eso es en lo que estamos comenzando a trabajar porque lo macro incide sobre lo micro, sobre la pobreza y sobre los ingresos de la gente. Entonces, es importante conocer y debatir estos temas de manera abierta y constructiva, desde el enfoque de conocimiento analítico y aportar a las políticas públicas.

— ¿Qué estudios económicos trabaja hoy el Inesad y en qué otros sectores prevé trabajar en los próximos años?

— Lo que hacemos es ingresar a fondos concursables en el ámbito internacional y ganamos uno que es a nivel mundial. Lo que queremos hacer es modelar esta caída de los precios del gas y cómo va a afectar a la pobreza y al tipo de cambio. También veremos temas de desarrollo, pero más asociados a la coyuntura y a la estructura, a aquellos componentes más de largo plazo que van a delimitar al final la dirección de la economía y a algunos indicadores sociales.

De hecho, tenemos una propuesta de un índice de progreso social que se hace a nivel mundial y que nosotros lo hemos hecho por primera vez en Bolivia. En unos meses vamos a sacar un documento sobre eso. Ahora, muchas veces, trabajamos a demanda de una institución a la que le interesa saber un tema particular.

Perfil

Nombre: Beatriz Muriel Hernández

Profesión: Economista

Doctora en Economía

Obtuvo su licenciatura en Economía en la Universidad Católica Boliviana (UCB) “San Pablo” y su maestría y doctorado en la misma área en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro. Fue Analista Fiscal en Jefe de la Red de Análisis Fiscal del Ministerio de Hacienda, Secretaria Académica de Maestrías para el Desarrollo de la UCB y economista de UDAPE. Las áreas de interés de la prolífica investigadora en economía son la laboral, internacional, sector público y macro.