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Llega con promesas y el riesgo de decepcionar

Fue la gran protagonista en los pasillos del Congreso Mundial del Móvil (MWC) de Barcelona: después de hablar de ella durante años, la tecnología 5G se ha convertido en una realidad aunque el público deberá esperar para ver sus efectos.

La quinta generación de tecnología móvil es, ante todo, una promesa de rapidez y de mejora del tiempo de respuesta gracias al uso de todavía más banda ancha y la asociación de nuevas tecnologías que deben permitir un mejor funcionamiento de la red.

Sin embargo, algunas voces de la industria, como de la sueca Ericsson, advierten que esta acumulación de promesas puede generar grandes expectativas en el gran público que no se verán cumplidas con la capacidad de las primeras redes.

Según un estudio de Ericsson ConsumerLab, una de las principales esperanzas es que la 5G ofrezca una velocidad de conexión muy superior a la 4G desde sus primeros despliegues.

“Solo estamos en el comienzo”, advierte Yannick Sadowy, director general para medios y telecomunicaciones en Accenture.

“Se promete tiempo (de conexión) real y muy poca latencia, pero esto no será una realidad hasta 2023 o 2025”, añade.

“Será una tecnología revolucionaria pero a largo plazo, llevará tiempo ver todo lo que permitirá hacer con un teléfono inteligente pero nos sorprenderá”, afirma a su vez Dexter Thilien, analista en Fitch Solutions.

“El riesgo de decepción existe”, concede Stéphane Téral, director ejecutivo de investigación en la industria móvil en IHS Markit. “Esto que presentamos hoy es una especie de 4G++, se hace mucho ruido para poca cosa al final”, sostiene.

Coincide con él Thomas Coudry, analista de telecomunicaciones para Bryan, Garnier & Co: “cuando vemos los servicios existentes hoy en día, con un buen nivel de cobertura 4G, el interés de la 5G no es evidente. Y en cambio es difícil identificar en este momento los futuros servicios que emergerán con la 5G”.

La retahíla de servicios prometidos con la 5G es larga: envíos a domicilio con dron, cine de realidad virtual, robots conectados o incluso la posibilidad de hacer llamadas con hologramas.

Pero muchas de estas aplicaciones no son inmediatas, estima Téral, porque “para tenerlos, haría falta una red cuyo despliegue costaría una fortuna con un retorno sobre la inversión incierto”.

“No hemos visto tantas promesas por parte de los operadores”, incide Thillien. “En Estados Unidos puede que sí pero en Europa los operadores parecen haber aprendido de los errores en el lanzamiento de la 3G”.

Entonces, la promesa de un internet móvil tardó años en realizarse y el móvil adaptado, el primer iPhone en 2007, no salió hasta tres años después del lanzamiento de las redes en Europa.

El despliegue esta vez será progesivo, explica Mats Granryd, director general de la GSMA, las asociación mundial de los operadores que organizó el MWC del 25 al 28 de febrero. “Solo el 15% de las conexiones en el mundo se harán en 5G en 2025, va a continuar siendo una tecnología relativamente limitada”, insiste.

Con todo, por ahora, las redes justo empiezan a funcionar y los primeros teléfonos compatibles son muy caros, con lo que los operadores no tienen muchas razones para impulsar el marketing. “A corto plazo, el principal interés del 5G para los operadores será absorber el crecimiento del volumen y el tráfico a un coste marginal inferior al 4G”, incluso llegando a costar la mitad, concluye Thomas Coudry.

El gran público del mundo, pues, deberá aguardar pacientemente la llegada de nuevos servicios realmente innovadores.