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Proteína alternativa, en mira de inversores

Carne vegetal o “celular” (hecha en laboratorio a partir de células de músculo y grasa), paté a base de plantas, leche o caviar de algas: las “proteínas alternativas” a los productos animales tienen cada vez mejor acogida y los inversores lo saben.

“En 2018 se crearon decenas de compañías” en este sector “en pleno auge”, recordó Olivia Fox, líder de la Alianza Internacional para las Proteínas Alternativas.

Según la emprendedora, este filón de la industria agroalimentaria es aún más exitoso que las redes sociales en su momento. “Para cada empresa que busca financiamiento hay dos o tres inversores, nunca he visto algo así en Silicon Valley”.

Auge. Además de California, los principales líderes del sector están en Holanda, donde se inventaron estas alternativas a la carne y otros productos de origen animal, y en Israel.

Para evitar quedar al margen, la mayoría de los grandes grupos agroalimentarios también ha invertido en estas nuevas proteínas alternativas, cuyos principales ingredientes son la soja, los frijoles, los garbanzos y el gluten de trigo, aunque otros van ganando terreno, como las algas u hongos, que parecen muy prometedores.

Todavía hay algunos avances por hacer, en particular para pasar a la producción a gran escala y poder ofrecer sustitutos a los productos de consumo cotidianos.

Pero ya hay un sucedáneo de atún rojo hecho de tomates que tiene el aspecto, la textura y el sabor del pescado crudo usado en la cocina japonesa. Para lo demás, solo es una cuestión de tiempo.