Alfredo López: ‘La economía colaborativa representa un gran desafío para los reguladores’
El profesor adjunto de la Dirección Financiera de la IE Business School comparte su visión sobre un modelo que crece con el apoyo de las nuevas tecnologías y su otra forma de ver la vida.
El profesor de la IE Business School, que en 2018 fue ubicada entre las seis “Mejores Escuelas de Negocios del Mundo”, llegó a Bolivia el 4 de abril para dar un curso a personal y gerentes de las Sociedades Administradoras de Fondos de Inversión (SAFI) del país. En su primera visita a La Paz, el español conversó con La Razón sobre la economía colaborativa, un modelo que a través de plataformas tecnológicas promueve el intercambio (préstamo, alquiler, compra o venta) de bienes y servicios ociosos a partir de un enfoque de solidaridad, beneficio mutuo (económico o de otra índole), ahorro y confianza entre las partes.
— ¿Qué es la economía colaborativa o sharing economy?
— Por suerte y la gracia, la economía colaborativa aparece en todos los sectores y actividades que se efectúan en diferentes países del mundo. Básicamente significa compartir, conociendo quién tiene qué, lo cual permite que todo el que tenga algo en el mundo lo pueda compartir a cambio de un precio, o simplemente compartirlo por el placer de hacerlo.
— ¿Podría citar ejemplos?
— Si tengo una plataforma que me informa que tú tienes una casa magnífica acá en La Paz y ese lugar me interesa, al llegar aquí puedo cerrar un negocio contigo y alojarme en tu casa. Así tendré una experiencia no solo de hospedaje sino de conocer al huésped, de conocer el mejor sitio en la ciudad para comer y beber, para cualquier actividad. Otro ejemplo, el fenómeno del Airbnb (de oferta de alojamientos particulares a viajeros) en Estados Unidos está haciendo que mucha gente mayor —que tiene más recursos, activos y propiedades— esté alquilando habitaciones (en viviendas de otras personas) para no estar solas. Entonces, sharing es compartir tu tiempo con el mío.
Hay otras plataformas tecnológicas desarrolladas en los últimos 10 años, como Tinder, que combina el amor que le sobra a unos con el amor que les falta a otros, lo cual permite relaciones humanas entre personas de diferentes países y nacionalidades. Hay un sinfín de ejemplos que demuestran que la inversión es cada vez menor y que el valor es cada vez mayor.
— ¿Cuál es el fundamento?
— Confianza y existencia de muchos activos que no se utilizan. Por ejemplo, la crisis inmobiliaria subprime (detonante de la crisis financiera internacional de 2008) nos mostró gente con casas que estaban vacías y no existían ni la plataforma ni la manera de aprovecharlas (…). Ahora ya tenemos la manera, las plataformas, la tecnología para hacer eso y tenemos compañías en Europa como Blackboard Car, en la que podemos anunciar los viajes que realizaremos en coche y conseguir compañeros de viaje que van a pagar una parte del costo: eso sin ánimo de lucro, solo con el ánimo de compartir un recurso, de viajar, de economizar, de gastar menos combustible y de llegar a tu destino de una manera más cómoda que el transporte público (…). El futuro de la economía colaborativa, según mi opinión, va a permitir usar más los bienes, productos y servicios y empoderar a los tenedores de los activos —de los coches, casas, conocimiento y otros— a que puedan compartirlos. Los actuales propietarios obtendrán un retorno por compartir y los usuarios podrán dormir en un castillo en Francia o en un apartamento lujoso de Times Square, o bien rentar una limosina o un barco en su verano en España, o ¿por qué no? un avión privado. En mi opinión, se trata de un modelo que está aquí para quedarse, al lograr que los bienes se usen más, abaratar su mantenimiento y aumentar la felicidad que puede producir su uso. El aumento de la población en las grandes ciudades del mundo y la escasez de recursos, entre otros drivers sociales, van a hacer que cada vez se lleve más el “compartir” versus el “adquirir” o “poseer”. Al fin y al cabo, estamos de paso por el mundo, ¿no?, ¿para qué tener?, ¿por qué no mejor disfrutar?
— Muchas de estas herramientas de transporte compartido (Uber, Cabify y otras) enfrentan problemas en varios países porque no pagan impuestos o desplazan puestos laborales en la población. ¿Cómo deben desarrollarse para crecer en armonía con su entorno?
— Sin duda los supervisores y reguladores tienen un importante reto por delante. Por un lado, estos nuevos modelos de negocio desplazan a los viejos players (actores) que estaban ya prestando este servicio. Es cierto que se habla mucho de que no pagan impuestos, pero la realidad es que el mundo digital nos brinda unas mayores capacidades de control de la actividad —¿quién paga qué servicio?— que las empresas que prestan estos servicios en la actualidad. Sobre el desplazamiento de puestos laborales, no está nada claro pues el compartir bienes como el coche con o sin conductor puede generar un abaratamiento en el servicio y, por tanto, hacer que más ciudadanos pasen a prestar sus coches y su tiempo, a compartir trayectos y en definitiva a ser más eficientes con el uso de los recursos. Sin duda el reto es que tecnología, viejos players en estos sectores y nuevos entrantes trabajen juntos para que el desarrollo se dé en armonía, si bien parece complejo al atacar márgenes y hundir precios a la baja. Ejemplo: se imagina a todos sus vecinos dándose de alta en Uber con su coche, ¿qué ocurriría con el coste de los desplazamientos? Correcto… sin duda acabaría… Imaginen qué pasaría si todas las casas construidas pasaran de repente a estar disponibles para alquilar. Sin duda, este fenómeno apenas ha comenzado.
— En ese panorama, ¿dónde se ubica Bolivia? ¿El país reúne todas las condiciones para el desarrollo de esta economía?
— Todavía me toca conocerla, pero al final en América Latina las economías son más o menos parecidas. Te doy un ejemplo, en el tema turístico ya aparece el país en Tripadvisor. Y esa plataforma estadounidense (de viajes) que se nutre de las valoraciones de los clientes decide dónde muchos turistas van a comer en La Paz, no decide el empresario. Mirando desde afuera, Bolivia tiene destinos turísticos, hospedajes, casas y hoteles, y puede tener taxis y coches compartidos a disposición. Por tanto, es muy difícil que no se desarrolle la economía colaborativa en todos los sectores.
Perfil
Nombre: Alfredo López
Cargo: Profesor adjunto de la Dirección Financiera de la IE Business School
Experto en banca y finanzas
Obtuvo su maestría en Administración de Empresas en la IE. Cuenta con especializaciones en informática, auditoría y contabilidad, capital privado, acciones y comportamiento y valoración de empresas y mercados. Entre 2013 y 2018 fue elegido como el mejor profesor de Finanzas por los estudiantes de la IE.