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Constructoras edifican los pilares contra la inequidad

En una sociedad aún conservadora y machista ser mujer es difícil, pero atreverse a ser mujer albañil es todavía más complicado. Un grupo de mujeres que eligió este oficio como forma de sustento rompe mitos y marca hitos, pero a costos muy altos: discriminación de género y salarial, violencia y acoso.

Hay avances; hoy ya son reconocidas y tienen mayor notoriedad mediática, se han agrupado y reciben asesoramiento legal y capacitación profesional, pero resta camino por andar. En esta semana se descubrió un colorido mural —en la fachada del Centro de Promoción Pedro Domingo Murillo, dependiente a la Alcaldía de La Paz (calle Murillo)— que expresa el ímpetu de estas obreras.

La obra, presentada con motivo del centenario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es fruto del proyecto “Construyendo igualdad en el sector de la construcción”, que reunió a las constructoras en varias sesiones a fin de reflexionar sobre los avances y desafíos para mejorar las oportunidades de trabajo decente y sostenible.

Según Red Hábitat, en Bolivia 25.000 mujeres trabajan en el sector de la construcción; la Asociación de Mujeres Constructoras (Asomuc) agrupa a 160.

“Nuestros derechos están sumamente vulnerados con violencia, discriminación y acoso”, denuncia a La Razón la secretaria general de Asomuc, Lidia Romero, al identificar a los contratistas como los “principales discriminadores” por pagar a las mujeres solo el 30% de lo que reciben los varones. “El jornal para una mujer que tiene la misma especialidad que el hombre es de Bs 80 y para el varón Bs 180, incluso 200, la diferencia es enorme y exigimos igualdad”, precisa.

En cuanto a la violencia, las formas más comunes en que se manifiesta son los gritos y el maltrato de los capataces; hasta hubo casos en que les lanzaron con la mezcla preparada para regañar por algún error. Y el acoso también se expresa en forma verbal y física: la primera con palabras subidas de tono y la segunda con toqueteos por parte de sus colegas albañiles y los maestros de obra, dice Romero.

“Al trabajo debes ir feliz y tranquila, pero a veces nosotras tenemos que ir muy tristes porque allí se sufre por el acoso y la discriminación tanto verbal como física”, lamenta la dirigente.

Y es que otra forma de maltrato que sufren las trabajadoras en las obras en construcción es la falta de servicios higiénicos y vestidores exclusivos para ellas. “Las empresas constructoras solo habilitan un baño, sabiendo que hay mujeres”, olvidando además que estos espacios se emplean también para mudarse de prendas.

A ello se suma que la ropa de trabajo que se les entrega es para hombre y Romero cita como ejemplo —no menor pues deberían sentirse cómodas— las enormes tallas.

Ante esta realidad, Asomuc, con el apoyo de Red Hábitat, desarrolló un encuentro nacional (en febrero con Santa Cruz como sede) donde luego de un amplio debate, las participantes elaboraron tres propuestas de ley.

La primera busca garantizar la igualdad de condiciones laborales y remuneración salarial para hombres y mujeres en este rubro; la segunda pretende que se proteja su seguridad y privacidad (por ejemplo al exigir vestidores y baños femeninos en las obras); y la última prioriza la capacitación técnica integral a través de programas municipales.

El ejecutivo de la Confederación de Trabajadores en Construcción de Bolivia, Valerio Ayaviri, reconoce que en su sector algunos empresarios aún discriminan a las constructoras y dice que ese ente sindical realiza acciones para contrarrestar este mal. “Hay discriminación de los malos empresarios, malos empleadores, pero frente a esto, en el aniversario del sector (26 de abril) se firmó un convenio con la Cámara de la Construcción para que trabajemos a fin de que nadie sea discriminado y hombres y mujeres tengamos el mismo salario”.

Ayaviri destaca también la pronta vigencia de la Ley 1155, que dispone el seguro obligatorio contra accidentes; explica que únicamente resta la aprobación del reglamento y se espera que hasta el 15 de mayo entre en vigencia.

100 años de labor de la OIT en el mundo

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra 100 años de trabajo en defensa de los derechos laborales, la protección social y el fortalecimiento del diálogo entre gobiernos, empleadores y trabajadores.

“Cien años después de su fundación, la OIT tiene que demostrar que es capaz de llevar adelante acciones para el trabajo decente, además tiene que demostrar que el tripartismo y el diálogo social siguen siendo la forma más eficaz de enfrentar el cambio y de aceptar el bienestar equitativo y la inclusión de las personas”, afirmó Marisol Rodríguez, coordinadora nacional del Proyecto de Formación Técnica Profesional de este organismo en un acto realizado el jueves 25 de abril con motivo de conmemorar el centenario de la OIT.

En Bolivia, esta entidad impulsa actividades y realiza gestiones para que los trabajadores cuenten con una fuente laboral estable, un salario digno que cubra todas sus necesidades básicas, con acceso a la seguridad y salud. Adicionalmente, que pueda asociarse y que tenga libertad de emitir opiniones y participar en un diálogo social, sostuvo.

Añadió —en referencia a la obra que plasma el trabajo de las albañiles— que “el país se suma a la celebración del centenario de la OIT, a través de un mural que plasma la realidad que viven las mujeres constructoras y busca la equidad en el sector de la construcción”.

Destacó que el diseño del mural corresponde a las propias trabajadoras agrupadas en la Asociación de Mujeres Constructoras (Asomuc) en función de sus vivencias y aspiraciones laborales, y que el pintado fue supervisado por la artista argentina Cecilia Guerrero.