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El Palmar tiene un futuro más sostenible

Preservar y aprovechar de forma sostenible las bondades del Janchicoco, árbol que solo se encuentra en El Palmar, es lo que lograron 614 familias chuquisaqueñas con apoyo de un subproyecto que busca que la población se adapte al cambio climático. 

“Antes tenía trabajos eventuales, ahora tengo ingresos todo el año”, cuenta Juan Curasi, presidente de la Asociación de Acopiadores y Transformadores de Janchicoco El Palmar, que comenzó en 2017 a transformar el fruto de esa planta en galletas, alfajores, panqueques, chocolates y otros alimentos que contribuyen a la seguridad alimentaria en esa región.

Los productos que sirven de materia prima para estas delicias solo se pueden recolectar en el Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) El Palmar —distante unos 141 kilómetros de Sucre, en el municipio de Presto, provincia Zudáñez de Chuquisaca— en medio de regiones montañosas y planicies bajas y cálidas.

“Estamos aprovechando sin dañar las palmeras, más bien cuidándolas. Somos más de 60 personas que actualmente vivimos de este recurso. Algunos se dedican a la recolección, en la que mayormente participan mujeres y niños; otros se organizan para el acopio de la harina de trigo; y otros están en la administración y elaboración”, explica Curasi.

PROCESAMIENTO. Obtener el fruto del Janchicoco (Parajubaea torallyi) no es fácil, ya que los “piñones” que los contienen deben, primero, ser recolectados debajo de los árboles de casi 30 metros de altura y, luego, abiertos con piedras de río, ya que la caliza próxima al lugar donde están plantadas estas palmeras son muy frágiles para romperlos.

Pero con ayuda del subproyecto “Fortalecimiento de las capacidades de respuesta al cambio climático del Sistema de Vida del ANMI El Palmar”, las familias que viven del aprovechamiento de esta planta endémica lograron en los últimos dos años incorporar más de 75.000 raciones de galletas de Janchicoco por un valor de Bs 100.000 al desayuno de todas las unidades educativas de Presto.

Así que los pobladores de esa región del norte chuquisaqueño tienen a estas palmeras como parte importante de su vida.

El fruto y la semilla se utilizan en la dieta del día a día, ya que el nutritivo y energizante alimento contiene proteínas, calcio, hiero, fósforo, fibra y grasas que fortalecen el sistema inmunológico y ayudan a la absorción de minerales que combaten la osteoporosis, como el magnesio. Por lo tanto, los consumen en refrescos, jugos, néctar, postres, galletas, empanadas, pan y hasta llajua.

La almendra dura que contienen los pequeños cocos sirven también de alimento a jucumaris, chivos, vacas, ratas y hormigas.

Los tallos son empleados como madera y puntales en la construcción de las viviendas, mientras las hojas son utilizadas para techar las casas o las tejen para hacer sombreros y sogas o zarzos, joyeros, cajas y cestos, entre otras muchas artesanías.

El 10% del Janchicoco recolectado se destina al consumo propio, el 20% a la transformación y el 70% a la comercialización en mercados locales e incluso en Sucre, adonde llegó luego de lograr el registro sanitario correspondiente. Según información del subproyecto, el siguiente paso es abastecer otros departamentos, ya sea a través del desayuno escolar o de la venta directa.

“Está funcionando muy bien la transformación de productos”, reconoce Julia Ollisco, una mujer joven que trabaja en la planta de la Asociación El Palmar.

“Últimamente hemos empezado a elaborar licores aprovechando los frutos del monte. Ahora, con el registro sanitario, tanto jóvenes como mayores estamos empezando a trabajar más. Esto ha ayudado a los jóvenes a evitar la migración”, relata.

“Fortalecimiento de las capacidades de respuesta al cambio climático” comenzó en octubre de 2015 y finalizó en marzo de este año. Fue ejecutado por la ONG Líder en el marco del proyecto Biocultura y Cambio Climático, un esfuerzo del Gobierno y la Cooperación Suiza.

El incremento de las capacidades de respuesta al cambio climático de las comunidades de esa área protegida nacional, a través del fortalecimiento al municipio y sus organizaciones, el cuidado de la Madre Tierra, los emprendimientos comunitarios y la revalorización de su cultura, fueron sus objetivos.

Impacto. Un total de 614 familias se beneficiaron de este trabajo, 235 de las cuales pertenecen a las comunidades de El Palmar, Molani y Joya Charal, que dedican buena parte de su tiempo a la recolección del fruto que cae en los bosques de palmeras.

La inversión fue de Bs 2,83 millones, de los cuales el 59,8% provino de la Cooperación Suiza, el 21,2% de la Alcaldía de Presto, el 6,8% de las nueve comunidades beneficiarias y el 12% de Líder.

El subproyecto se implementó a través de cuatro componentes: político institucional, ecológico, económico y sociocultural. En el primer caso, se apoyó en la elaboración y aprobación del Plan Territorial de Desarrollo Integral 2016-2020, se elaboraron y aprobaron normas comunales con criterios sobre el manejo sostenible de los recursos naturales, y se capacitó a la población en agroforestería, cambio climático, sistemas de vida, producción sustentable y emprendimientos.

“Con estos conocimientos y destrezas adquiridas, espero contribuir a la gestión del cambio climático en mi municipio”, dijo Roberta León, técnico de la comunidad de Tomoroco.

En el segundo caso, se incorporó en las familias el enfoque de “buenas prácticas agrícolas”, es decir, de actividades amigables con la naturaleza, como riego con agua limpia, control de plagas y enfermedades a base de productos locales y limpieza de parcelas, entre otros.

Se realizaron además forestaciones y reforestaciones (con especies nativas y exóticas) en áreas vulnerables a la erosión, para la protección del suelo y la recuperación de sus funciones ambientales y, a mediano plazo, la generación de ingresos económicos de las familias.

El proyecto Biocultura se implementa al momento en Chuquisaca, Cochabamba, Oruro, La Paz, Potosí y Tarija. A su culminación, se prevé beneficiar a 15.000 familias de 400 comunidades en 27 municipios, en términos de mejora de su resiliencia económica, social y ambiental al cambio climático.