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Julio Gamero: ‘El empleo del futuro requiere de calificación y gobernanza cibernética’

— ¿Cuál es hoy la situación mundial del empleo?

— El empleo se ha recuperado luego de la crisis financiera internacional de 2008, pero han persistido problemas como el desempleo juvenil, la precarización del empleo y un fenómeno que es creciente —sobre todo en países con mayor desarrollo relativo—: el impacto que está generando la incorporación de nuevas tecnologías. En el caso de Sudamérica, el empleo de algunos países está afectado por la debilidad en el crecimiento de sus economías, porque para que existan buenas oportunidades de más y mejores empleos se requiere que las economías crezcan. Sin crecimiento económico de calidad es poco probable que aumente la demanda de trabajo, sobre todo cuando la incorporación anual de jóvenes al mercado laboral en varios países de la región es bastante importante. Pero en general, salvo Brasil, Argentina y Colombia, en la región el desempleo en el último trimestre está por debajo del 10%. Lo que persiste es el desempleo juvenil, que es en promedio tres veces más alto que el desempleo de los mayores de 25 años (…) En la mayoría de los países de la región, los trabajadores que se encontraban bajo la línea de la pobreza han disminuido. En 15 años, ese indicador bajó de cerca del 40% a menos del 20%. El crecimiento económico ha permitido mejoras de salarios, sobre todo de los mínimos, y eso permitió que los asalariados vayan mejorando su situación respecto a la línea de pobreza y el desempleo. Pero esas mejoras son todavía insatisfactorias para tener una calidad de vida adecuada.

— En ese marco, ¿cómo visualiza el empleo a futuro?

— Es clave un déficit que tenemos en nuestros países: la calificación de la población económicamente activa o la población en edad de trabajar. En todos los mercados se evidencia un aumento de la cobertura educativa, hay menos población que no tiene educación primaria o bachillerato, pero la mano de obra calificada con estudios terciarios ya sea en institutos técnicos o universidades es todavía, en términos relativos, la minoría, de 30 a 35%. Y eso va a afectar los empleos del futuro porque se sabe que la tecnología ya está incorporando cambios en el tipo de empleos que las empresas están requiriendo. No se sabe a ciencia cierta qué tipo de empleos van a predominar en 10 o 20 años y eso demanda que la mano de obra adquiera especialización, adquiera calificaciones que le permitan adaptarse rápidamente a esos cambios tecnológicos. Eso supone un tipo de calificación digamos “híbrida”. No es que una profesión o una ocupación vaya a quedar desplazada por la tecnología, sino que va a requerir del complemento de la tecnología (…). Eso supone un reto para nuestros sistemas educativos. Otro elemento son las habilidades blandas, la comprensión del trabajo en equipo y bajo presión. Otra de las características de los empleos del futuro, que en muchos de los casos está en el presente, es que el trabajador empieza a autonomizarse, es decir, no necesariamente va a estar dentro de una gran instalación, en oficinas, con todos sus colegas, sino que ahora por los efectos del teletrabajo o de la tecnología móvil puede estar muy bien en cualquier parte donde hay una conexión digital, y para eso se debe preparar a la mano de obra.

— ¿Gobierno y empresas qué otras acciones deben asumir para generar empleo a futuro?

— Por un lado están las calificaciones y por el otro el nuevo esquema de empleos. Hoy se ve también que hay puntos de tensión en cómo regular las nuevas categorías de trabajadores que se dice son autónomos, pero que tienen alguna determinada subordinación con alguna plataforma digital. Otro tema tiene que ver con la soberanía del tiempo, es decir con el ingreso eventual de estas tecnologías inteligentes disruptivas sin pedir permiso al hogar de las personas en horarios no laborales. En este tema, en algunos países ya se está regulando el tema de la desconexión digital. Otro elemento que ahora vemos en varios países de la región con el auge de plataformas digitales como Glovo, Rappi o Uber es que estos mecanismo de trabajo o de servicios sean transparentes, que esos algoritmos que asignan los trabajos a quienes están brindando esos servicios no mantengan esquemas que aumenten las brechas de discriminación. Entonces, además de esa formación en habilidades nuevas que requieren en la fuerza laboral, se necesita que la gobernanza de esas nuevas relaciones laborales que están emergiendo también merezcan atención de parte de nuestros gobiernos.

— ¿La automatización puede generar inequidad?

— Sí. Si no está regulada adecuadamente puede no solo transformarse en fuente de inequidad sino en fuente de exclusión. Eso va a ameritar también de parte de nuestros Estados nuevas capacidades, por ejemplo, en la fiscalización laboral utilizando mecanismos digitales. Los Estados deben transformarse para dar respuestas adecuadas e igualdad de oportunidades a toda la población.

— ¿Qué otra recomendación?

— Nuestro sistema educativo debe incorporar los mayores cambios posibles, no solo debe dar formación a quienes se están formando, sino que debe además darles los recursos para que esta formación continúe en el tiempo. La otra cuestión clave es que el sistema educativo converse mucho más con el sector productivo a efectos de identificar cuáles son los requerimientos, los nuevos perfiles ocupacionales que las empresas van a requerir hoy día y más adelante.

— ¿Cómo ve a Bolivia respecto a los programas de generación de empleo y su futuro?

— Las cifras macroeconómicas muestran que el crecimiento económico de Bolivia en los últimos años destaca con relación a la región. Además de una inflación baja, ha mantenido un crecimiento poscrisis del 4% que realmente genera condiciones estructurales que pueden hacer viable la generación de empleos. Lo que se aprecia también son cambios en la matriz productiva, con la petroquímica —que es muy importante para la diversificación de la economía.

Perfil

Nombre: Julio H. Gamero Requena

Profesión: Economista

Cargo: Especialista en Empleo y Políticas de Empleo de la OIT

Gestor con experiencia en los rubros público y privado

El economista de la Universidad del Pacífico (Perú) obtuvo su Maestría en Gestión y Desarrollo en la Universidad Nacional de Ingeniería de ese país. Cuenta con estudios de especialización en empleo y proyectos sociales en instituciones como el Prealc de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Indes del BID y la CEPAL. Fue profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú, presidente de Desco, gerente de CRS y Copeme, coordinador de los proyectos sociolaborales en la Comunidad Andina, viceministro de Promoción del Empleo y Microempresa y miembro del Comité Consultivo de Empleo del Ministerio de Trabajo y de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional, entre muchos otros cargos. Cuenta con diversas publicaciones en temas de empleo y desarrollo.