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Un acuerdo comercial que rehuye las barreras

El pacto comercial “histórico” que alcanzaron los países del Mercosur y la Unión Europea (UE), tras 20 años de negociaciones, representa hoy un rechazo al proteccionismo de EEUU e inició un camino hacia su adopción no exento de escollos.

“Acuerdo histórico entre la UE y Mercosur”, para el presidente argentino, Mauricio Macri; “uno de los acuerdos comerciales más importantes de todos los tiempos", para su par brasileño, Jair Bolsonaro; “una fuerte señal” en apoyo del comercio mundial, para la Comisión Europea…

Los superlativos abundaron después de que ambos bloques consiguieran el 28 de junio pasado, en un momento de tensiones comerciales globales, cerrar unas negociaciones abiertas en 1999.

La conclusión de este pacto “realmente histórico” envía un “auténtico mensaje en apoyo al comercio abierto, equitativo, sostenible”, dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. “Esto demuestra que en tiempos turbulentos (…) se pueden encontrar compromisos”.

“Es casi una de las pocas buenas noticias que hemos tenido en meses en lo que todos creemos que es (necesario) interconectar más a estas economías”, afirmó Macri en una declaración conjunta de los mandatarios de Francia (Emmanuel Macron), de España (Pedro Sánchez) y de Brasil, así como de la canciller alemana Angela Merkel, entre otros jefes de Estado que escenificaron así su unidad y la apuesta por el multilateralismo frente al proteccionismo que defiende el estadounidense Donald Trump.

La recta final de las negociaciones estuvo marcada por la presión de los agricultores europeos, preocupados por la llegada de productos del Mercosur, a quienes se sumaron a última hora grupos ecologistas, inquietos por la política ambiental de Brasil.

El comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, reconoció “algunos retos para los agricultores” con este acuerdo “equilibrado”, pero anunció la “disposición” de la Comisión para ayudarlos con un paquete de ayuda financiera de “hasta 1.000 millones de euros” ($us 1.130 millones).

El convenio permitirá a los cuatro países del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) exportar 99.000 toneladas de carne bovina a la UE cada año libres de aranceles, un 55% de carne fresca y un 45% de carne congelada, de acuerdo con una fuente cercana a las negociaciones.

MERCADOS. Los países sudamericanos podrán además exportar con arancel cero sus cuotas de carne de res a la UE que ya tenían en el marco de la Organización Mundial del Comercio (29.000 toneladas para Argentina, 14.000 para Brasil y 6.000 para Uruguay) y que estaban tasadas al 20%.

Otro de los escollos durante la negociación fueron las indicaciones geográficas. El Mercosur se comprometió a proteger 357 europeas en sus mercados, mientras que la UE protegerá 145 productos sudamericanos, precisó.

El pacto “cubre temas tanto arancelarios como de índole regulatoria tales como servicios, compras gubernamentales, facilitación del comercio, barreras técnicas, medidas sanitarias y fitosanitarias y propiedad intelectual”, indicó el gobierno brasileño.

Los desafíos internacionales no faltan. Para la Unión Europea, el acuerdo representa un rechazo al proteccionismo y una alternativa al crecimiento económico que no pase ni por China ni por Estados Unidos, explicó Arantza Gómez, profesora de la universidad City Birmingham.

Para el Mercosur, además de un mayor acceso del mercado europeo a sus productos agrícolas, “a nivel político refuerza y legitima su existencia como bloque después de recibir muchas críticas por la falta de avance en su proceso de integración”, agregó.

Tras el acuerdo, se abre un período para chequear el texto jurídicamente y traducirlo a las diferentes lenguas, antes de su firma final, que debe contar con el aval de los 28 países de la UE. Este requisito no es baladí visto el contexto actual de presión en Europa. En 2016, la región belga de Valonia casi tumba la rúbrica del acuerdo comercial con Canadá.

A continuación, el texto debe ser validado en la Eurocámara, en la que, tras las pasadas elecciones europeas, las fuerzas ecologistas desempeñan un papel clave para apuntalar la mayoría proeuropea del hemiciclo.

La inquietud sobre el medio ambiente podría pesar. Los últimos días de negociación ya estuvieron marcados por los desencuentros entre Macron y Merkel, con el presidente de Brasil a raíz de su política ambiental.

Sin embargo, según Gómez, el convenio podría representar de hecho “para la Unión Europea, una forma de ayudar a que Brasil no deje el Acuerdo de París”.

Mientras, el proceso es visto con expectativa por los Estados asociados al bloque sudamericano. “La finalización de las negociaciones demuestra el espíritu de integración existente entre ambos bloques, en especial, en momentos de incertidumbre del sistema multilateral de comercio”, cita un comunicado de la Cancillería de Bolivia, en proceso de adhesión.

Este acuerdo comercial, que permite reducir aranceles en sectores como el automóvil o el agrícola entre ambos bloques, es uno de los mayores cerrados por la UE, creando un mercado de unos 770 millones de consumidores.

El comercio entre los países europeos y los del Mercosur se elevó el año pasado a casi 88.000 millones de euros (unos $us 103.500 millones), con la balanza comercial ligeramente favorable a los europeos en unos 2.500 millones de euros (unos $us 2.822 millones).