Panda se reactiva con el fin de dejar atrás lo peor
‘Intentaron desfalcar a la empresa y aburrir a los trabajadores’
La primera empresa social bajo el marco de la Ley 1055 opera desde esta semana bajo la administración de sus trabajadores, que alentados por la solidaridad de la población buscan revertir la quiebra técnica de la empresa y fortalecerla técnica y financieramente.
La primera marca de helados del país ingresó al mercado el 17 de mayo de 1988 cuando se fundó las Industria de Alimentos (Inal), que vivió sus mejores años entre 1990 y 2000, tras los cuales comenzó a ceder su liderazgo a otras compañías nacionales y extranjeras.
Su actual crisis comenzó luego de que los propietarios Samuel Brofman y Henry Ferszt, ambos de origen judío, sacaron un crédito bancario para comprar maquinaria con la que pensaban competir con marcas extranjeras y se agudizó el año pasado, cuando comenzó a bajar su producción, primero al 70%, después al 50% y finalmente al 10% este año.
La mala administración de sus propietarios, menores ingresos y las deudas con los obreros (por tres meses de salarios y beneficios sociales), con la banca y por servicios básicos (luz, agua, telefonía e internet), entre otras, así como una huelga laboral, crearon las condiciones para que Inal se convierta en la primera en acogerse a la Ley 1055 de Creación de Empresas Sociales de mayo de 2018; la cual permite a los trabajadores hacerse cargo de un negocio que está en quiebra, liquidación o abandonado por sus propietarios.
“Nos hemos trazado una línea de trabajo como empresa social y vamos a llegar a la meta”, aseguró Samuel Huanca, secretario general del Sindicato de Inal, que agrupa a los más de 80 obreros que de forma unánime decidieron organizarse para hacer frente a la amenaza de cierre de su fuente laboral.
Con este fin, definieron, en coordinación con el Ministerio de Trabajo y la Confederación de Fabriles, un nuevo organigrama, encabezado por la directiva del sindicato, el interventor, el gerente de Producción, el contador y los jefes de Ventas y Distribución. “La empresa es viable, solo tiene que ser bien administrada, nada más”, puntualizó Osmar Portocarrero, interventor designado el 19 de julio.
Esta confianza se respalda también en la campaña social #PandaChallenge, que a través de las redes no solo permitió identificar los lugares de venta de estos helados sino que motivó a la población a comprarlos de manera masiva, e impulso a los medios de comunicación y youtubers a contar la situación de Inal.
Algunas empresas, incluso, llegaron a dar servicios gratuitos si sus clientes les llevaban envolturas de los tradicionales helados.
“Después de haberla pasado muy mal, estamos retomando la producción en nuestras diferentes líneas de helados de crema y de agua, y de yogures en botella y en sachet entre otras”, aseguró el gerente de Producción de Panda, Williams Montero, quien afirmó que ahora la planta trabaja a más del 50% de su capacidad.
“Con la bendición de Dios, superaremos los 15.000 litros por día en helados y yogures”, expresó.
La empresa “es viable porque existe la voluntad de los trabajadores, cuenta con un mercado cautivo y se está reforzando con todo el sistema financiero y el equipamiento necesario”, reveló Portocarrero a La Razón.
Pese a sus necesidades, los trabajadores decidieron, además, que los ingresos por las actuales ventas sean destinados a la compra de materia prima, como leche, al pago de servicios básicos, al mantenimiento de máquinas y a la adquisición de un compresor, con el cual reiniciaron operaciones.
“No percibiremos sueldos hasta que recuperemos la liquidez de la empresa. Vamos a solucionar, no será tan rápido pero lo haremos”, subrayó Huanca, cuyos compañeros trabajan en dos turnos para cumplir con los pedidos.
Estas y otras medidas evitaron lo peor: dejar en la calle a los trabajadores con un efecto indirecto en al menos 600 familias que dependen de la venta de helados, entre proveedores de materia prima y comerciantes del producto.
Según evaluación del interventor, Inal tiene una deuda que supera los Bs 3,5 millones: 1,5 millones por aportes a los sistemas de pensiones y de salud y 2 millones por una hipoteca con la banca.
A la fecha, se efectúa una verificación de las cuentas por pagar tanto a los trabajadores como a los proveedores, así como de aportes a la seguridad social adeudados por más de un año. “Los dueños abandonaron a la empresa e intentaron desfalcarla y aburrir a los trabajadores para que se vayan”, lamentó Portocarrero.
Por ejemplo, tras el abandono de la empresa, reveló, los trabajadores descubrieron que en los escritorios de los administrativos se ocultaba dinero mientras se los hacía trabajar en condiciones “infrahumanas”, bajo el argumento que no existían utilidades en Panda.
Hasta el próximo viernes, el interventor presentará al Juzgado Primero de Instrucción Laboral de El Alto un informe sobre la situación de Inal en el que también solicitará una auditoria especial a los ingresos y egresos de los últimos años. Los resultados de esta revisión permitirán establecer qué ocurrió en la empresa y quiénes son los “deudores reales y efectivos de las cargas sociales” para iniciar ante las instancias correspondientes las acciones legales en contra de los responsables.
Héctor Hinojosa: No es ‘falta de mercado’, fue ‘mala gestión’
El Viceministro de Trabajo y Previsión Social sigue paso a paso la constitución legal de Inal (helados Panda) como empresa social.
El Viceministro de Trabajo y Previsión Social conversó con La Razón sobre la situación de la Industria de Alimentos (Inal), los pasos que debe cumplir para constituirse como empresa social y quién asumirá las obligaciones sociales que se adeuda a los trabajadores. Además, justificó la importancia de la Ley 1055.
—¿Cuál es el estado de situación de la empresa?
—Tenemos entendido que ha sufrido graves pérdidas, pero no por falta de mercado para sus productos sino por mala gestión. Entonces, en ese caso, los trabajadores tienen la posibilidad de constituirse en una empresa social como un mecanismo para defender su fuente laboral.
—¿Qué pasos restan para la constitución de Panda como empresa social?
—El requerimiento está en trámite judicial. Ya se tiene un interventor y en breve se conocerá su estado de situación. Con base en ello, se determinará qué medidas se asumirán para su constitución legal. Este proceso durará 30 días, conforme lo establece la Ley 1055 de Creación de Empresas Sociales. El interventor hará una evaluación, presentará un plan de acción y —a partir de un informe del juez laboral— asumirá la decisión que corresponda.
—¿Qué pasará con las obligaciones sociales?
—Los trabajadores iniciaron las acciones para reclamar todos los beneficios que les deben. Se establecerá la deuda preferente, pero todo por vía legal.
—¿El sector privado observa que las empresas sociales no tendrán éxito?
—Hay una actitud de oposición social de las empresas privadas, que rechazaron desde un inicio a la Ley (1055). Denunciaron que es una norma que iba a expropiar sus bienes pero, tal como lo está demostrando el caso Panda, esta ley se aplica en casos excepcionales y de crisis provocadas por una inadecuada conducción y mala gestión de la empresa. En otras palabras, esta norma tiene un carácter social; es decir, fue elaborada para defender las fuentes de trabajo.
Perfil
Nombre: Héctor Andrés Hinojosa Rodríguez
Profesión: Profesor de Filosofía
Cargo: Viceministro de Trabajo y Previsión Social
Sindicalista
Con trayectoria sindical en la Central Obrera Bolivia (COB), fue director de Planificación y Viceministro de Empleo, Servicio Civil y Cooperativas. Impulsó el fortalecimiento del Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social, cartera de Estado que dirigió hasta enero pasado.