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Inversores orientan su apetito al cannabis

Con su legalización gradual en muchos países, el cannabis comenzó a intensificar el apetito de los inversores e intermediarios financieros, que consideran que su cultivo puede ser lucrativo.

En la actualidad, 25 países, incluidos Uruguay, México, Australia, Canadá, Sudáfrica, Suiza, Israel y Turquía, legalizaron total o parcialmente el mercado, para uso recreativo o médico.

Y la lista, previsiblemente, aumentará en los próximos años.

¿Habrá quedado atrás la época de los jardineros aficionados que ejercían, a escondidas, en el fondo del huerto?

“Perspectivas de expansión”, “oportunidades de crecimiento”, “cadena de valor”… Para el gestor de activos Schroders, el cultivo de marihuana ha pasado ya del estatus de “diversión reservada únicamente a los habituales” al de “producto de inversión” codiciado por los círculos de empresarios.

“Desde hace dos años, el cannabis se ha convertido en un objetivo cada vez más importante de los inversores, a causa, sobre todo, de la evolución rápida de la legislación y de la opinión mundial”, explicó Andrew Howard, director de investigación sostenible en el gestor de fondos británico.

“Aunque haya una falta de visibilidad” en el marco jurídico, “el potencial de crecimiento es considerable”, agregó el analista, que defendió un enfoque pragmático respecto a esta sustancia.

Desde un punto de vista económico, “el cannabis es un producto de consumo como cualquier otro”, insistió.

“De momento, el mercado se concentra sobre todo en Estados Unidos y Canadá, pero incluso en Europa se está empezando a mover”, subrayó Nikolaas Faes, analista en el banco europeo de inversiones Bryan Garnier. “A nivel mundial, los montos siguen siendo débiles, pero esto está abocado a aumentar necesariamente”.

POTENCIAL. Según Bryan Garnier, el mercado mundial legalizado del cannabis podría alcanzar los $us 145.000 millones para 2028, frente a los 12.000 millones del año pasado. Para Schroders, el sector podría tocar los $us 130.000 millones en 10 años.

Según Emmanuelle Auriol, profesora en la Toulouse School of Economics, el “tabú ha caído”. “Al principio, los inversores temían por su reputación. Hoy, la opinión pública ha cambiado.

Desde 2017, varios gigantes del alcohol también dieron el paso, como Constellation Brands, casa matriz de las cervezas Corona, que invirtió $us 4.000 millones en una empresa canadiense especializada en la producción de cannabis, Canopy Growth (CG).

Los cigarrillos también entraron en el baile. El grupo Altria, fabricante de Marlboro, adquirió una parte de $us 1.900 millones en el grupo canadiense Cronos. Imperial Brands, por su parte, invirtió en la empresa de biotecnología británica Oxford Cannabinoid Technologies (OCT).

“Pero el cannabis también interesa en el sector farmacéutico, o a multinacionales como Coca-Cola”, señaló Auriol.

En Wall Street, el creciente interés por la industria de la marihuana provocó movimientos espectaculares en los últimos meses para los brotes verdes del sector, como Tilray o CG, cuyos títulos se dispararon antes de caer fuertemente a principios de 2019.

“Nos encontramos en unos mercados muy jóvenes y, por ende, muy volátiles”, explicó Faes. “Para los inversores, se trata de un sector con un riesgo más alto que la media”, a causa, principalmente, de las “incertidumbres” ligadas a los cambios jurídicos en varios países, añadió.

¿Debería temerse la formación de una “burbuja”? El mercado “tiene potencial para crecer rápidamente” pero su futuro dependerá en gran parte de las “orientaciones que tomen los dirigentes políticos”, concluyó Andrew Howard, que considera necesario “llevar a cabo una selección” entre las empresas “mejor situadas” para adaptarse a los cambios y las que están “menos preparadas”.