Los kilos de más lastran el desarrollo de la economía
Desde 1997, el sobrepeso y la obesidad aumentaron en 42,2 puntos.
El acelerado aumento del sobrepeso y la obesidad en Bolivia atenta contra la productividad económica y la salud pública con costos directos, indirectos y personales que también afectan el desarrollo del sector privado.
Pero el fenómeno no es solo local, Naciones Unidas ya se pronunció el año pasado sobre el “alarmante” avance del sobrepeso y la obesidad en el mundo y urgió a los gobiernos a hacer frente a estos problemas con una transformación radical de los sistemas alimentarios.
Solo la obesidad es responsable directa de los $us 600.000 millones que cada año se gastan en el mundo en el tratamiento de la diabetes, de enfermedades cardiovasculares y hepáticas no alcohólicas, de nuevos tipos de cáncer y de depresión, según la Organización Mundial de la Salud.Bolivia no está exenta de estos crecientes costos, ya que la tasa de sobrepeso y obesidad en su población se incrementó de 21,1% en 1997 a 42,7% en 2016 y a 63,3% (59,9% hombres y 66,9% mujeres) en este año.
Epidemia. El último dato fue proporcionado a La Razón por el Ministerio de Salud y es resultado de la Primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, efectuada a finales de 2018 y principios de esta gestión.
“Estamos hablando de una población que está viviendo con una condición que lleva a enfermedades crónicas que tienen un costo para las personas afectadas y el Estado”, alerta María Teresa Nogales, directora ejecutiva de Fundación Alternativas, que presentó el viernes pasado uno de los primeros estudios sobre el tema.
Si este problema no se atiende a través de políticas públicas, preventivas y de planificación, se pondrá en riesgo la sostenibilidad del sistema público de salud, así como el desarrollo de instituciones y empresas del país, advirtió la activista por la seguridad alimentaria.
Por ejemplo, dijo, el 30% de la población de México vive con obesidad, lo que le cuesta a ese Estado el 2,8% de su Producto Interno Bruto, un patrón que se repite en otros países de América Latina, incluido Bolivia, aunque en el caso del país el gasto total por ambos trastornos no se dimensionó.
Según la investigación de Alternativas, hay tres tipos de costos que causa el sobrepeso y la obesidad: los directos, los que se destinan al diagnóstico y al tratamiento de las enfermedades relacionadas con ambos trastornos; los indirectos, los vinculados con la pérdida de productividad y posibles ingresos, que afectan a la economía del hogar y del país; y los personales, que tienen un impacto directo sobre la calidad de vida de los afectados e incluyen los efectos psicosociales y económicos.
“Las personas con sobrepeso y obesidad no tienen la misma productividad que individuos con peso normal, porque pierden destreza física y rango de movilidad, dependiendo del peso”. Además, “tienden a enfermarse más y de forma crónica, por lo que cuestan al empleador hasta seis veces más que un empleado de peso normal”, indica Nogales, antes de señalar que por esta situación también “se van generando estigmas y discriminación laboral”.
El estudio calcula además que las personas sin seguro médico que viven con diabetes gastan al mes Bs 3.500 en exámenes, consultas y medicamentos.
“Como no entendemos que éste es un problema serio y solo asociamos el sobrepeso y obesidad a temas estéticos, no acudimos entonces a los servicios de salud en el momento adecuado”, y “eso infla el gasto para el sector salud, porque llegas en un estado de emergencia, pudiendo haber prevenido y tomado medidas que a largo plazo pueden ser mucho más económicas para tu hogar”, advierte María Teresa Nogales.
Nuevos tributos para evitar la obesidad
Se analiza el desincentivo al consumo de alimentos chatarra y bebidas dulces
El Gobierno tiene previsto aplicar políticas de prevención del sobrepeso y la obesidad en la población y analiza la posibilidad de aplicar —como sucede en otros países— nuevos impuestos a la comida chatarra y a las bebidas altamente azucaradas, para desincentivar su consumo.
México, por ejemplo, implementó en 2014 un tributo a las bebidas endulzadas con azúcar. El resultado inicial fue una disminución del 6% en el consumo de esos productos, según el estudio Percepciones sectoriales del costo del sobrepeso y la obesidad en el municipio de La Paz, de Fundación Alternativas.
El documento señala que otros estudios preliminares identificaron que un incremento del 10% en el precio de estos artículos bajó su consumo en 11%.
Consultada sobre la posibilidad de aplicar en el país medidas similares para que la comida chatarra y bebidas dulces no sean tan accesibles, Katherine Bustinza, responsable del Programa Nacional de Enfermedades No Transmisibles, dijo: “Obviamente, sí se va a considerar y creo que es una prioridad del Ministerio de Salud”.
La experta adelantó además que los resultados de la Primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo servirán de “línea base para la implementación de políticas de salud pública” para atender estos trastornos. “Hasta el momento no contábamos con datos precisos” sobre el tema, agregó.
Los resultados de la encuesta, efectuada a fines del año pasado y principios de esta gestión, son al momento analizados para su presentación en octubre próximo.
Para Bustinza el principal impacto económico del sobrepeso y la obesidad en Bolivia se observan en la seguridad alimentaria.
“No debemos olvidar que el ciudadano tiene derecho a una alimentación sana. Los productores de vegetales y frutas se ven afectados por el no consumo de sus alimentos, porque la población prefiere comprar comida chatarra que está disponible en el mercado a menor costo y al alcance de todos los estratos sociales”, sostuvo.
Como segundo factor cita el alto costo de las enfermedades no transmisibles en su etapa terminal que llevan a la muerte prematura y repercuten negativamente en el Producto Interno Bruto (PIB).
IMPACTO. “Gente joven muere en su edad productiva”, lamentó.
Una revisión efectuada por este medio a reportes de medios internacionales permitió identificar que el primer país que impuso un gravamen a este tipo de productos fue Hungría, que cobra también un impuesto extra a las grasas transgénicas.
Algunos Estados de Europa, por su lado, aprobaron también tributos para alimentos con grasa dañina para la salud.
En California y Nueva York (Estados Unidos) existe asimismo una ley que prohíbe el uso de grasas saturadas en los restaurantes.
En Chile, un impuesto aplicado en 2014 a las bebidas azucaradas disminuyó el consumo de esos productos en ese mercado en 22%, de acuerdo con un estudio de la Universidad chilena.
Escasez de datos para la prevención
Bolivia y los países de la región tienen poca conciencia sobre la creciente problemática
En Bolivia escasean los datos cuantitativos sobre la problemática del sobrepeso y la obesidad, los cuales son fundamentales para todos los procesos de toma de decisión, como la elaboración de políticas públicas, procesos de planificación e inversiones de toda índole, alertó la Fundación Alternativas.
“Este tipo de situaciones amerita acciones de toda índole”, afirmó María Teresa Nogales, directora ejecutiva de la institución, que el pasado viernes presentó el estudio preliminar y cualitativo Percepciones sectoriales del costo del sobrepeso y la obesidad en el municipio de La Paz”.
A criterio de la activista, a escala nacional “no se cuentan con datos cuantitativos que establezcan los efectos” de ambas condiciones en “el PIB ni cuál es su costo en el sector salud, o cuánto está gastando ese sistema en atender estas enfermedades no transmisibles vinculadas con la alimentación”.
Por tanto, el estudio de Alternativas busca “reflejar que la magnitud del problema no se visibiliza, y que por ello no se realizan los estudios para tomar acciones preventivas y de planificación en cuanto a cómo atender a la cada vez mayor presencia de personas con sobrepeso y obesidad en nuestros entornos sociales y familiares”, afirmó.
El Ministerio de Salud, por su lado, anticipó a La Razón que en octubre próximo presentará los resultados de la Primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, que servirá como línea base para implementar políticas que permitan enfrentar estos problemas.
La epidemia global del sobrepeso y la obesidad se genera por un sinfín de factores, entre los cuales se destacan la urbanización acelerada, cambios en los patrones de consumo de alimentos y la integración mundial de los mercados. La segunda, en muchos casos, también está asociada con estilos de vida cada vez más sedentarios y un alto consumo de alimentos ultraprocesados con alto contenido de grasas, azúcares, aceites y granos refinados, indica el estudio.