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El campo y las ciudades tienen más electricidad y gas natural

Los accesos a energía eléctrica y gas natural domiciliario son los que más se ampliaron en los últimos años, tanto en las ciudades como en el campo, entre al menos cinco servicios básicos que se dotan en Bolivia. Los sistemas de alcantarillado y recolección de desechos sólidos, a su vez, registraron una ligera expansión en ambas áreas, mientras que el de agua por cañería disminuyó.

El suministro de estos y otros servicios públicos representa hoy un desafío sin precedentes, debido principalmente a la explosión del crecimiento metropolitano.Reportes del Instituto Nacional de Estadística (INE) dan cuenta de que entre 1950 y 2018 la población rural de Bolivia disminuyó de 73,8 a 30,6%, mientras que la urbana aumentó de 26,2 a 69,4%, una proporción que el actual Gobierno nacional calcula ascenderá hasta 80% en 2030.

“Hay una necesidad urgente de que el Gobierno central implemente un robusto programa de fortalecimiento para los gobiernos municipales en temas tan complejos como la recolección de residuos sólidos, agua y alcantarillado, porque es prácticamente imposible que puedan cubrir estos servicios con sus limitadas capacidades financieras y que puedan atender las necesidades de los ámbitos urbanos cada vez más aglomerados”, observó el experto en gestión pública Vladimir Ameller.

“Sin capacidades técnicas y financiamiento adicional, no va a ser posible que (las alcaldías) puedan realizar las inversiones necesarias para asegurar la buena calidad de estos servicios”, agregó. La última Encuesta de Hogares del INE muestra que entre 2007 y el año pasado, las familias que hay en el área urbana aumentaron en 47,4%, mientras que el servicio de energía eléctrica se incrementó de 98,2 a 99,5% (1,3 puntos porcentuales, pp), el de recolección pública de desechos sólidos de 72,8 a 75,8% (3 pp), el de alcantarillado de 55,8 a 67,1% (11,3 pp) y el de gas domiciliario de 5,3 a 34,7% (29,4 pp). El que se redujo en relación con el avance demográfico fue el de agua por red, de 94,8 a 87% (7,8 pp).

ATENCIÓN. En el campo, el sistema de agua por cañería tampoco pudo acompañar la expansión de la población, ya que disminuyó de 39,4 a 21,1% (18,3 pp). En tanto, los servicios de energía subieron de 46,6 a 78,3% (31,7 pp), los de recolección de residuos de 5,1 a 6% (0,9 pp), los de alcantarillado de 4,1 a 4,9% (0,8 pp) y los de gas por red de 0,3 a 2,4% (2,1 pp).

“Los servicios básicos, sin lugar a dudas, son el sector en el que más invierten los gobiernos municipales, pero —claro— las demandas permanentemente se van incrementando y son muchas veces mayores a los recursos con los que contamos”, dijo a La Razón el presidente de la Federación de Asociaciones Municipales de Bolivia (FAM), Álvaro Ruíz.

La Encuesta de Hogares detalla también que el 75,8% de las 2,36 millones de familias de las zonas urbanas utiliza un servicio público de recolección de basura, mientras que el 17,9% la deposita en un basurero, el 3,9% la quema, el 1,8% la tira en un terreno, el 0,3% la arroja en un río y el 0,1% emplea otros métodos para deshacerse de sus desperdicios.

El 72,5% de las 1,1 millones de familias que hay en zonas rurales, por su lado, quema sus residuos, el 8,1% los tira en un terreno, el 6,2% los entierra, el 6% los entrega a un servicio público de recolección, el 4,9% los arroja a un río, el 1,3% los deposita en un basurero y el 1% los aleja de su entorno doméstico de otras formas.

“Si las ciudades más grandes del país tienen dificultades para administrar la basura, imagínese el descalabro que tenemos en las poblaciones intermedias y más aún en las rurales, donde los niveles de contaminación y mal manejo de estos residuos es pésimo y alarmante”, lamentó Ameller.

Esta forma en la que se dispone de los desechos es preocupante, ya que ríos, vertientes o acequias abastecen del líquido al 52,1% de los hogares del campo; las redes de cañerías al 21,1%; los pozos o norias con bomba al 13%; los pozos o norias sin bomba al 11,2%; los carros aguateros al 0,5%; las piletas públicas al 0,2% y otros canales al 2%.

En las ciudades, por el contrario, el 87% de las familias se abastece de agua por cañería; el 3,5% de carros repartidores; el 3,1% de pozos o norias con bomba; el 2,5% de ríos, vertientes o acequias; el 0,9% de pozos o norias sin bomba; el 0,7% de piletas públicas y el 2,3% de otras formas.

Otro importante servicio público, el sistema de desagüe, está compuesto en las ciudades por la red de alcantarillado (67,1%), por cámaras sépticas (15,4%), por pozos de absorción (1,6%) y por “la calle o el río” (0,4%). En esta categoría, el 2,3% de los encuestados afirmó que no tiene baño y el 13,2% no respondió. En el campo, el 40,6% de las familias indicó que no tiene baño, en tanto que el 7,3% usa cámara séptica, el 5,4% pozo de absorción, el 4,9% alcantarillado, el 0,3% el “aire libre o río” y el 41,5% no respondió.

En el caso de los combustibles utilizados para cocinar, en las ciudades, el 59,5% de las familias emplea Gas Licuado de Petróleo (GLP), el 34,7% gas natural por red; el 0,6% leña; el 0,2% guano, bosta o taquia; el 0,2% electricidad y el 4,9% no cocina.

En el campo, el 50,4% prepara sus alimentos con GLP; el 41,7% con leña; el 4,2% con bosta, guano o taquia; el 2,4% con gas y el 1,3% no cocina.

Con relación al acceso de electricidad, por último, el 99,5% de los hogares metropolitanos y el 78,3% de las familias rurales cuentan con el servicio.