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El conflicto social golpea al comercio y a los servicios

Pérdidas y desempleo son los síntomas que aquejan a diversas actividades económicas en varias regiones del país. Los sectores del comercio y de servicios son los más afectados por una tensión político-social que se extiende ya por dos semanas.

Los paros cívicos regionales, los bloqueos de vías y las movilizaciones en rechazo a un presunto fraude en las elecciones generales y a la continuidad de Evo Morales, o a favor de los resultados de esos comicios y en respaldo al candidato oficialista, pasan factura a diversos tipos de emprendimientos.

“Existen pérdidas incuantificables y esto está generando desempleo en el sector”, advirtió Juan Carlos Callejas, secretario ejecutivo de la Federación de Propietarios de Restaurantes, Bares, Discotecas y Salones de Eventos de La Paz y de El Alto, que agrupa a unos 1.800 afiliados, en especial de negocios pequeños.

En el área de la plaza Murillo, ejemplificó, “los restaurantes, snacks y brosterías no registran ventas porque no circula la población, por el resguardo policial”, un efecto que también se siente en discotecas y peñas que funcionan de noche en el centro urbano.

Debido a que estos establecimientos no generan ingresos están “optando por hacer descansar a sus empleados”, a fin de evitar el cierre definitivo de su actividad.

Agregó que a nivel nacional, Santa Cruz es la ciudad que presenta un panorama más crítico porque los dueños “temen el saqueo de sus locales de venta”.

VENTAS. En la popular calle Eloy Salmón (en La Paz), no todos los establecimientos de venta de artefactos eléctricos y electrónicos continúan con sus actividades, dijo el presidente de la Asociación de Comerciantes de esa zona, Ramiro Yujra. “Estamos en emergencia. Más de la mitad de los comercios no atienden, precautelando sus negocios y mercaderías”.

Pero esa preocupación no es la única que los inquieta ya que también enfrentan la presión de los plazos para el pago de créditos adquiridos en la banca, desembolsos que están en riesgo por falta de ventas.

“Los más afectados de esto vamos a ser nosotros”, manifestó Yujra, tras precisar que ese sector agrupa de forma directa a 630 socios y que indirectamente genera empleo para más de 2.000 familias paceñas, por lo que extreman esfuerzos para cumplir con sus obligaciones financieras.

La Razón buscó en el sistema financiero información para saber si —debido a la coyuntura— se considera flexibilizar los plazos para el pago de créditos de los comerciantes, y en respuesta recibió un comunicado emitido el miércoles por la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban).

El documento en cuestión cita: “Los bancos reiteran su entera predisposición para apoyar y atender los requerimientos y necesidades de sus clientes, y coadyuvar en superar las dificultades por las que las personas y empresas podrían estar atravesando para cumplir con sus obligaciones financieras oportunamente”.

Asoban recordó que para “atender a los requerimientos de sus clientes” y “precautelar por la seguridad de la población”, están a su disposición la banca móvil y por internet, y los cajeros automáticos.

Otra actividad económica que enfrenta pérdidas “incuantificables” es la del turismo y la hotelería, por la disminución en las ventas de boletos aéreos y paquetes de viajes, así como la reducción de reservas y de hospedajes, producto de dos semanas de tensión social.

El presidente de la Asociación Boliviana de Agencias de Viajes y Turismo (Abavit), Marco Antonio Mercado, afirmó que el trabajo en su gremio se redujo en más de 50%, en el ámbito nacional.

“Los conflictos traen problemas a las agencias de viaje y operadores. La economía se ha contraído, la venta de boletos aéreos y paquetes turísticos ha disminuido bastante y eso, obviamente, tiene un efecto negativo para toda la economía del país”, lamentó.

Camino Real, cadena boliviana con hoteles en la zona Sur de La Paz y en el barrio de Equipetrol en Santa Cruz, contaba al cierre de esta edición (31 de octubre) con un 25% de sus habitaciones ocupadas. “Es lo mínimo y son huéspedes de larga estadía que no pudieron salir de la ciudad o del país”, informó a La Razón el gerente general de la empresa, Eduardo Vega. “El balance es complicado y negativo (…). Nuestras ventas han bajado drásticamente”, añadió.

Este medio conoció también que otro hotel que funciona en Calacoto, registró hasta el miércoles dos huéspedes, cuando en esta época superaba los 30 al día.

Ante esta situación, Mercado consideró importante que una vez que sea superado el conflicto se organice una reunión entre representantes públicos y privados para diseñar e implementar una “estrategia para la reactivación del turismo interno y receptivo” en el país.

Callejas dijo por su lado: “Si no hay solución” a la crisis política, “tendremos que salir a las calles. Necesitamos trabajar”.

El vicepresidente Álvaro García indicó el pasado lunes que más del 60% de la población boliviana “vive al día: es decir, si trabaja en el día tienen comida, si no trabaja no tienen comida”.

La actual coyuntura que vive Bolivia se presenta también luego de que en los últimos 12 años, el Producto Interno Bruto (PIB) del país registró un crecimiento promedio anual del 4,86%, alcanzando su nivel más bajo en 2009 (3,4%) y su pico más alto en 2013 (6,8%), luego de lo cual se inició un proceso de desaceleración que se frenó en 2017 con un 4,2% y cambió en 2018 con un 4,22%.

Para esta gestión, el Gobierno prevé una expansión del 4,5%, aunque la agencia internacional Bloomberg calcula que el crecimiento estará en el orden del 3,8%, el más bajo en relación a las proyecciones del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

En ese marco, el Instituto Nacional de Estadística reportó el miércoles pasado que el avance de la economía nacional en el segundo trimestre de esta gestión fue de 3,38%, lo que descarta el pago este año de un segundo aguinaldo y representa un alivio para el empresariado boliviano.

PERSPECTIVAS. El economista Jorge Akamine afirmó que la cuantificación de pérdidas por la actual situación de conflicto en Bolivia es “compleja”. “No es solo hacer una división” entre lo producido por el país en la última gestión dividido entre los 365 días del año, porque la paralización de actividades no se registra en todo el territorio nacional, indicó.

Hay sectores como el industrial, el agropecuario, el comercial y el financiero que continúa funcionando, pese al paro cívico y bloqueos de vías en departamentos como Santa Cruz, indicó.

“Los sectores más afectados son sin duda alguna el comercio, los servicios, el turismo y el transporte, a los que, con el paso de los días, deberemos ir sumando los efectos sobre el sector exportador y la industria, que empieza a ver cómo su cadena de suministro se ve interrumpida”, alertó en un comunicado la Cámara Nacional de Comercio.

Privados  calculan primeros impactos

La cuantificación de las pérdidas económicas del país será compleja

Varias instituciones del empresariado boliviano hicieron conocer su preocupación por la crisis social que vive el país, así como por la falta de espacios de diálogo en los que se encuentre una alternativa a la violencia.

“Nuestro país no debe ingresar en un proceso de confrontación entre hermanos, de división, de bloqueos y de posible destrucción de su aparato productivo”, indica la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia.

“Cada día de conflicto, le representa al Producto Interno Bruto al menos $us 108 millones en valor agregado de bienes y productos finales”, alertó la Cámara Nacional de Comercio.

La Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba (FEPC) anunció el martes —horas después de una jornada violenta en la región— que iniciará la suspensión de actividades económicas “si el Estado no garantiza la seguridad de los ciudadanos y resguarda la propiedad público-privada”.

AFECTACIÓN. A nivel nacional, según la evaluación del presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic, los paros y bloqueos en el país afectan al sector industrial manufacturero en $us 11,4 millones por día.

“Es importante señalar que es afectación a la producción y circulación de productos indus­triales y no pérdidas”, dijo.

El vicepresidente Álvaro García calculó el pasado lunes que solo el paro de actividades en Santa Cruz le cuesta al departamento $us 20 millones por día.

El economista Teófilo Caballero afirmó que las pérdidas en esa región son mayores si se considera que el aporte cruceño al Producto Interno Bruto (PIB) en 2018 alcanzó un 29% ($us 9.500 millones de los $us 34.000 millones generados, que divididos en 365 días da como resultado $us 27 millones), de acuerdo con datos del Gobierno.

“No podemos permitirnos renunciar a la decisión de continuar viviendo en un país democrático, donde se respete la voluntad del pueblo; un país donde las instituciones cumplan su rol y donde los problemas se solucionen en el marco del diálogo, el consenso y sobre todo del cumplimiento de la ley”, considera la CEPB.