Icono del sitio La Razón

El consumo de cemento cae 37,5% al primer trimestre

Tras un crecimiento sostenido en los últimos años, el mercado del cemento en Bolivia pasa por una situación difícil. A marzo de este año, el consumo cayó 37,5% respecto a igual periodo de 2019 a raíz de la cuarentena decretada para combatir el nuevo coronavirus.

Pero no solo ha caído el consumo de cemento en el país, la producción y las ventas también han mermado, en un 4% y un 16,4%, debido a la decisión tomada por las autoridades para hacer frente a la pandemia de COVID-19.

Y marzo es el mes que ha marcado el punto de inflexión para un comportamiento negativo en la producción, comercialización y demanda de cemento, principal insumo para la construcción.

El 22 de marzo, el Gobierno de transición decretó cuarentena total en el territorio boliviano por 14 días, medida que posteriormente fue ampliada en otras dos ocasiones. La primera estuvo vigente hasta el 30 de abril y la segunda hasta el 11 de mayo, luego de lo cual empezó a regir en el país una “cuarentena dinámica” (diferenciada por departamentos y municipios según el nivel de riesgo).

De acuerdo con los datos publicados en la página web del Instituto Nacional de Estadística (INE), el consumo de cemento entre enero y marzo de la presente gestión alcanzó a 567.559 toneladas métricas (TM), 340.795 TM menos que las 908.354 TM adquiridas en similar periodo de 2019.

La caída en la demanda fue más notoria en marzo, precisamente cuando empezó la cuarentena total en el país. Para abril y mayo se espera que la situación empeore más debido a que las restricciones eran aún más rígidas.

PROBLEMÁTICA. El gerente general de la Fábrica Nacional de Cemento SA (Fancesa), Marcelo Díaz, consideró que la crisis de la producción y comercialización de cemento se produjo desde 2018, cuando se inició la ralentización de la economía, sobre todo en el sector de la construcción donde ellos son parte de la cadena.

Esta problemática se acrecentó durante octubre y noviembre del año pasado cuando se registró una convulsión político-social debido a los resultados de las elecciones del 20 de octubre, que ocasionó un daño a la economía nacional. A esto se sumó la llegada de la pandemia por el coronavirus, donde se tuvo que paralizar las actividades tanto de producción como de comercialización en al menos un 30% de la industria cementera.

“Después de estos eventos estamos hablando de un 30% menos, estamos hablando de entre 3 millones y 3,2 millones de toneladas de cemento. Entonces ese es un periodo acumulado. La reducción de demanda y de consumo de cemento y además de manera proporcionada ha ido afectando a cada una de las empresas cementeras del país de acuerdo con su partición de mercado”, explicó.

En el caso de Fancesa, durante abril y mayo que duró la cuarentena rígida en gran parte del país, la producción y comercialización fue nula. Pese a ello, la empresa cumplió con las normativas para la reanudación de trabajo, aplicando las medidas de bioseguridad para el personal que realizaba y realiza actividades en la planta y oficinas.

La reactivación total, no solo de la actividad cementera sino de todo el aparato productivo boliviano, dependerá de la evolución sanitaria para enfrentar el nuevo coronavirus. Sin embargo, Díaz consideró que podría darse rebrotes de la enfermedad en diferentes regiones, lo que obligaría a reanudar las cuarentenas para evitar una mayor propagación del virus.

RECAUDOS. Itacamba Cemento SA informó, en respuesta a un cuestionario enviado por este medio, que la empresa tomó sus recaudos un mes antes del inicio de la cuarentena en el país, almacenando la producción, lo que no le perjudicó en la elaboración de este insumo durante los meses que duró la cuarentena (marzo —desde el 22—, abril y mayo).

No obstante, se aclaró que “no se pudieron medir las ventas o la producción bajo los criterios de un mercado normal”. “En estos momentos no hay mercado, la cuarentena tiene a todo el país paralizado; sin embargo, tenemos el suficiente Cemento Camba para mantener cubierta las demandas de nuestros clientes que poco a poco han empezado a trabajar”.

Pese a la afectación económica de las empresas por la pandemia, en Itacamba no se removió a ninguno de sus trabajadores y se cumplió con las medidas de bioseguridad. Por el contrario, aseguró, cerca del 80% de los funcionarios continuaron desarrollando sus funciones y cumpliendo al 100% con sus responsabilidades a través del sistema de teletrabajo.

La cementera, que tiene su planta en la localidad de Yacuses, provincia Germán Busch de Santa Cruz, prevé que el movimiento económico vuelva a la normalidad para continuar con la producción de uno de los insumos principales para la construcción.

La Razón intentó obtener una posición oficial de la Cooperativa Boliviana de Cemento, Industrias y Servicios (Coboce) sobre la situación de la firma, pero ninguno de sus ejecutivos pudo atender el requerimiento de esta casa periodística. Ramiro Nogales, jefe de Ventas, dijo que no estaba autorizado para hablar y pidió que la entrevista se la haga con el gerente general, Iván Vilca, que tampoco quiso declarar.

Fancesa deja de percibir Bs 210 millones

La empresa dejó de producir durante la cuarentena tres millones de bolsas de 50 kg

Yuri Flores – La Paz

Durante la aplicación de la emergencia sanitaria y la declaratoria de cuarentena rígida en el país por el nuevo coronavirus o COVID-19, que se inició el 22 de marzo y concluyó el 11 de mayo, luego de lo cual se viene aplicando la “cuarentena dinámica”, la Fábrica Nacional de Cemento SA (Fancesa) dejó de percibir al menos Bs 210 millones debido a la paralización de la producción y comercialización.

“Estamos hablando que Fancesa en este periodo de tiempo ha dejado de percibir por lo menos, entre la declaración de emergencia sanitaria (22 de marzo) y el 1 de junio, alrededor de Bs 210 millones, es decir hemos dejado de producir y vender”, informó a este medio el gerente general de Fancesa, Marcelo Díaz.
Durante esos meses esta factoría cementera, que tiene su planta en el departamento de Chuquisaca, dejó de producir al menos tres millones de bolsas de 50 kilogramos, lo que afectará en las utilidades que se registran cada gestión fabril, explicó el ejecutivo.

Díaz recordó que la capacidad productiva y de comercialización de Fancesa llega al millón de toneladas, pero en los meses que paró la actividad de producción se redujo en un 30% durante la cuarentena rígida.

No obstante, dijo que a partir del 1 de junio, cuando se ingresó a una cuarentena flexibilizada en varias regiones del país, se reanudó las operaciones, por lo que se prevé recuperar los nichos de mercado en la medida que se retome la “normalidad” después del perjuicio ocasionado por el COVID-19.

Fancesa tiene un personal regular de unos 350 trabajadores y otros 800 que están de manera indirecta en el nuevo proyecto de construcción de la nueva línea. A pesar de la difícil situación económica por la paralización de las actividades, la empresa mantuvo la estabilidad laboral de todo su personal, afirmó el Gerente General de la cementera.

Según la web de Fancesa, la empresa se fundó como consecuencia de un sismo en marzo de 1948, el mismo que produjo daños de mucha consideración en las edificaciones de la ciudad. “Los estudios de los yacimientos calcáreos establecen la factibilidad de ubicar la planta en las afueras de la ciudad de Sucre, la misma que inicialmente tendría una capacidad de producción de 100 toneladas por día tanto de clínker como de cemento”, indica.