Eliane Moser: ‘Mujeres y jóvenes, dos capitales de desarrollo’
En la actualidad, la Cooperación Canadiense en Bolivia incluye una cartera de proyectos por 85 millones de dólares canadienses (aproximadamente Bs 450 millones) que se invierten en el país.
En el contexto de la Política Feminista de Ayuda Internacional de Canadá, la cooperación de ese país en Bolivia contribuye al compromiso global compartido entre ambos países, para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y cuyo objetivo final es el de no dejar a nadie atrás en el desarrollo y en los beneficios del crecimiento económico y social. La Jefa de la Cooperación de Canadá en Bolivia ahonda en algunos puntos.
—¿Cuál es el objetivo de la Cooperación Canadiense en lo económico y social?
—Durante estos 40 años, Canadá ha apoyado al Estado boliviano en varios sectores productivos dependiendo del contexto económico en el cual nos encontremos mundialmente. Actualmente estamos centrados en apoyar a la reducción de la pobreza y la reducción de las brechas de desigualdad a través de la inversión y el apoyo al empoderamiento económico, político y social de las mujeres y niñas. En los próximos años, 95% de nuestra programación en el mundo estará contribuyendo concretamente al empoderamiento de este sector. Hemos constatado que cuando las mujeres y las niñas tienen acceso igualitario a oportunidades, se convierten en agentes potentes de cambio y desarrollo, mejorando la calidad de vida de sus familias y de sus comunidades y promoviendo la paz.
—¿Qué dificultades han encontrado para el desarrollo de los proyectos de desarrollo económico?
—Sin duda la naturalización de los roles de género, la violencia y la falta de políticas de cuidado son los obstáculos que generan dificultades y desafíos para el desarrollo económico en las zonas en las que trabajamos. Estos tres temas no son solo los desafíos a los cuales debemos responder en Bolivia, sino en la región y en el mundo en niveles distintos.
Cuando desde niños otorgamos roles precisos a niños y niñas estamos limitando sus posibilidades, los estamos encajando en roles que no son naturales sino construcciones sociales que ya nos han costado mucho a las mujeres en particular, pero también a todas las familias y la sociedad.
Mientras pensemos que las mujeres deben ser las cuidadoras de los hijos y los adultos mayores de la casa, las que se hacen cargo de todas las tareas del hogar, las que deben escuchar y ahora educar a los hijos en las casas, las que deben sacrificar todo por el bienestar de sus familias aun dejando de lado sus propios objetivos, no lograremos la igualdad entre hombres y mujeres y no podremos beneficiar plenamente de las mujeres dentro del ámbito productivo.
Se puede calcular en pérdidas económicas para los países. Pero sobre todo, es también una vulneración importante a los derechos y el bienestar de las mujeres. Para que estas mujeres y niñas puedan ingresar al mercado productivo y laboral se debe trabajar en la igualdad de oportunidades que requiere una reflexión sobre las formas diferenciadas que debemos aplicar para facilitar esta transición. Otorgarles oportunidades es darles las posibilidades de soñar y ser lo que deseen sin ningún tipo de restricción y desde el Estado fomentar de forma positiva que esto se alcance. Cada uno tiene que tomar un rol activo para enfrentar este desafío ya sea desde del Estado, el sector privado y la sociedad civil en general.
—¿Cómo transversalizan el desarrollo económico con el empoderamiento de las mujeres?
—Las estrategias son variadas. Mencionaré algunas. Probablemente la más importante es la de comprender que el desarrollo económico de una comunidad para que sea en beneficio de todos requiere de la participación de todos. Lo que parece tan obvio, no es fácil de deconstruir en el imaginario de las personas. Mantener los roles de género es un obstáculo para el desarrollo de las familias porque otorga roles cerrados para hombres y mujeres, limitando así la participación de las mujeres en las decisiones de producción y de desarrollo económico. Después de varios talleres, los hombres y las mujeres ven como una posibilidad que ambos pueden participar de las actividades productivas y que ambos pueden participar de las actividades del hogar y que este cambio ha tenido un impacto en sus ingresos, el cambio es transformador.
Otra estrategia importante es el fomento del liderazgo decidido de las mujeres, y esto no se da de forma natural, hay que buscarlo y promoverlo, generando espacios de discusión entre mujeres, facilitando espacios de cuidado de los niños cuando las mujeres se están formando para que puedan estar concentradas al 100% en sus espacios de formación y de inter-aprendizaje. La sororidad entre mujeres para compartir experiencias, logros y dificultades es esencial para construir este liderazgo femenino.
En Bolivia poseen dos capitales que no están siendo suficientemente aprovechados: las mujeres y los jóvenes. La composición demográfica de su país, es una composición de una sociedad joven en la que las mujeres son un elemento fundamental de este capital que debe estar activo económicamente para generar desarrollo y crecimiento. Comprender esto y fomentar su participación igualitaria podría representar un impulso decidido a la economía. El ingreso de las mujeres al mercado laboral es esencial en este momento, pero no puede ser a cualquier precio. Este ingreso al sector productivo ya sea en el área rural o el área urbana requiere que sean entendidos por toda la sociedad que los roles de género están impidiendo este ingreso, están generando violencia y que para modificarlos se requieren de políticas públicas con enfoque de género que tomen en cuenta estas realidades tan diversas de las mujeres y niñas en beneficio de todos (…).
Invertir en las mujeres es la mejor forma de reducir y luchar contra la pobreza. Las mujeres rurales y las mujeres urbanas tienen un gran potencial que no está siendo aprovechado al 100%.
Perfil
Nombre: Eliane Moser
Profesión: Maestría en Historia de América Latina
Cargo: Jefa de Cooperación de Canadá en Bolivia
Datos
Trabajó en Asuntos Mundiales Canadá, antes Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (1999). Prestó servicios en la Embajada de Canadá en Haití (2001-2003) y el Alto Comisionado de Canadá en Mozambique (2012-2015).