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Recetas para la crisis: política fiscal, monetaria y financiera

La crisis generada por el COVID-19 encontró a los países en diferentes situaciones económicas, ocasionando que sus máximas entidades financieras asuman medidas fiscales y monetarias en defensa del empleo, empresas y familias.

La visión de los Bancos Centrales de Uruguay, Chile, El Salvador, Perú y Bolivia sobre los efectos de la pandemia y las acciones para enfrentar la crisis fue expuesta en el 13er Encuentro de Economistas de Bolivia, efectuado el 14 de agosto.

La Razón resumió las principales medidas aplicadas en esas naciones, que se traducen en “lecciones para aprender”, respuestas rápidas y “agresivas”, y una premisa: “no bajar la guardia”.

Uruguay

“Llegamos con un grado inversor, con accesos a financiamiento del mercado, con niveles bajos de pobreza, una relativa calma social, con niveles altos de reservas internacionales, con sistema financiero resiliente y un razonable sistema de salud”, destacó el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Diego Labat.

Recordó que en anteriores crisis (1982 y 2002), el sistema uruguayo entraba en conflicto simultáneamente con cada shock externo. En el caso del COVID-19, ocurrió todo lo contrario. Por el régimen financiero del Uruguay por sus elevados niveles de capitalización, liquidez y fuerte resiliencia con respecto al riesgo cambiario, “el sistema ha sido parte de la solución y no parte del problema”, dijo en el evento virtual.

El gobierno de Luis Lacalle Pou extendió el seguro de paro (para trabajadores despedidos) e implementó un seguro de desempleo parcial, así como un fondo de garantías para pequeñas y medianas empresas. El BCU aseguró el flujo de liquidez a las empresas a través del sistema financiero, puso la política monetaria en fase expansiva, en función a la inflación proyectada entre 3 y 7% para 2020. Además, autorizó la extensión de plazos para el pago de créditos por 180 días, liberó recursos a los bancos para la otorgación de nuevos créditos con nuevas condiciones, incrementándose las operaciones en 3%. Para ello, el BCU aprobó una rebaja de encajes (para depósitos).

Chile

En el encuentro de economistas, de igual manera, el presidente del Banco Central de Chile, Mario Marcell, expuso que al reducirse la tasa de política monetaria a su mínimo técnico, en esa nación se han aplicado una serie de medidas para entregar liquidez al mercado, facilitar los ajustes de los agentes financieros y estimular el crédito, acciones que empezaron en noviembre de 2019, a raíz de la crisis social que vivió ese país.

Se adoptaron medidas de liquidez a través de operaciones de compra Swap (intercambio de divisas entre bancos) y Repo (recompra de títulos a las entidades financieras), a tasas de política monetaria flotantes. Se suspendió la emisión de deuda de corto plazo y se inició un programa de recompra de títulos de deuda, explicó.

A partir de marzo de 2020 se aplicó medidas para mitigar el impacto negativo en los mercados producto de la expansión del COVID-19, como ser la ampliación del programa de gestión de liquidez en dólares y pesos chilenos.

Se creó la Facilidad de Financiamiento Condicional al Incremento de Colocaciones (FCIC), a través del cual el ente emisor otorga créditos a los bancos comerciales a tasas de política monetaria, condicionado a que incrementen sus colocaciones de crédito. Y se creó también un programa de compra de bonos bancarios. Se hizo una r e f o r m a constitucional en Chile que permitió a su Banco Central comprar títulos de deuda del fisco en el mercado secundario, lo cual estaba prohibido en la constitución de 1980.

Todo ello permitió 1.300.000 operaciones de reprogramaciones de crédito (10% del total de clientes de la banca y 32% del total de créditos con énfasis en el comercial e hipotecario).

El Gobierno chileno aprobó en julio una ley que dispone que los afiliados a su sistema puedan retirar hasta el 10% de los recursos que tienen en sus cuentas de capitalización individual. A raíz de esta aprobación de la legislación se introdujeron medidas que permiten amortiguar el impacto de la liquidación de los fondos de pensiones sobre los mercados financieros.

El Salvador

En El Salvador se tomaron diferentes medidas para superar la crisis como la suspensión del pago de la cuota de consumo de energía eléctrica, agua, teléfono, cable, internet por tres meses, sin generar mora e intereses ni afectar la calificación crediticia de los ciudadanos.

Su gobierno determinó el congelamiento del pago de alquileres comerciales durante tres meses, así como del cobro de créditos hipotecarios, personales, tarjetas de crédito, capital de trabajo, y emprendimientos, durante 90 días.

Aprobó la entrega de una casta solidaria por vivienda de familias afectadas directamente por la pandemia. También una transferencia monetaria de $us 300 a los hogares de menores ingresos del país.

Con la finalidad de impulsar un programa de otorgamiento de crédito como capital de trabajo fue creado un fideicomiso y un programa de subsidio para los trabajadores de las empresas Mipymes salvadoreñas afectadas.

El Banco Central de Reserva de El Salvador se encargó de aplicar medidas para otorgar liquidez a su sistema financiero así como la normativa para el otorgamiento de créditos. Pese a ello, esta entidad estima una caída del PIB en un rango de -6,5 a -8,5% para este año.

“Considerando el régimen de dolarización del país, las medidas se han centrado en fortalecer la liquidez del sistema financiero, que se mantiene estable a pesar del virus”, resaltó el presidente del banco central del país centroamericano, Nicolás Alfredo Martínez.

Perú

“Van a quedar cicatrices y probablemente de acá a dos o tres años todavía estemos sufriendo las secuelas de la pandemia”, comentó el presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), Julio Velarde Flores, en el encuentro de economistas.

Describió que entre las acciones asumidas por el BCRP está la reducción en un 100% de la tasa de interés de política monetaria entre marzo y abril, de 2,25% a 1,25%, y conforme se extendió el confinamiento ésta se redujo a 0,25%, “su mínimo histórico”. Se flexibilizaron los requerimientos de encaje y su tasa en soles de 5 a 4%. Se redujo la volatilidad de la moneda (en el mercado cambiario) en la tasa de interés de largo plazo y del tipo de cambio, brindando liquidez a su sistema financiero en dólares y en soles.

Se redujeron las tasas de interés bancario, favoreciendo a la pequeña empresa (18,1 a 4,9%) y microempresa (32,6 a 4,3%).

Con estas medidas, el BCRP ha contribuido a una expansión del crédito al sector privado, el cual creció un 20% interanual a junio. Mientras que el crédito a las pequeñas y microempresas se expandió en 14%, resaltó Velarde.

La inyección de liquidez “agresiva” al sistema financiero representó el 10,6% de PIB peruano.

Para enfrentar la crisis, al Perú le ha sido importante tener una sólida posición de reservas internacionales, alcanzando al 6 de agosto, $us 74.900 millones que representan un 37,3% del PIB. Así como una línea condicional de crédito flexible otorgada por el FMI de $us 11.000 millones.

En el país incaico mediante un decreto y una ley se autorizó también a los aportantes a las Administradoras de Fondo de Pensiones (AFP), el retiro excepcional del 25% de sus cuentas personales, desde el mes de abril.

Bolivia

En el caso del país, en los últimos meses el Banco Central de Bolivia (BCB) aplicó medidas de política monetaria y fiscal con el objetivo de amortiguar los efectos del COVID-19 en la economía nacional.

“Se tomaron medidas para respaldar las políticas económicas del Gobierno, con el fin de dar respuestas a la crisis sanitaria. Contribuimos a mantener la estabilidad del sistema financiero, a mejorar la liquidez en el mercado y a reducir la volatilidad, protegiendo las condiciones financieras necesarias para cumplir el objetivo de conservar la estabilidad de los precios”, sostuvo el presidente del ente emisor boliviano, Guillermo Aponte.

Entre estas medidas —explicó— se empleó instrumentos de política convencional, a la vez que diseñó e implementó políticas no convencionales, tendientes a preservar niveles adecuados de liquidez, sostener bajas tasas de interés, velar por el funcionamiento de la cadena de pagos y resguardar la estabilidad financiera.

Asimismo, se dio un apoyo importante para posibilitar el acceso del sector productivo y familias a créditos, con tasas de interés históricamente bajas. En suma, los impulsos monetarios en respuesta a la pandemia representaron un 19% del PIB; uno de los esfuerzos más altos de la región, subrayó. Bancos Centrales de cinco países explican las medidas asumidas.