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AGRICULTURA URBANA Autoconsumo y oportunidad comercial

EMPRENDIMIENTO

La crisis económica provocada por el COVID-19 motivó a varios sectores de la población a cultivar sus propios alimentos. En El Alto, un total de 300 productores, en su mayoría mujeres, encontraron una oportunidad en la agricultura urbana.

Estas productoras se agrupan en la Fundación Sembrando Esperanza (Focapasi), la cual en 2015 implementó un programa de agricultura urbana con el objetivo de promover una alimentación sana de las familias alteñas.

En los primeros años, este grupo de mujeres, aprendió a sembrar, cultivar en carpas y otras opciones en sus viviendas, además cosechar los alimentos para su autoconsumo. No obstante en 2020, a consecuencia de la emergencia sanitaria por el coronavirus, sus productos comenzaron a ser altamente demandados por los vecinos de sus barrios.

“En la pandemia producían para la alimentación de sus familias, pero los vecinos comenzaron a buscar a las productoras para comprar sus productos. Algunas lograron llevar a distintos puntos de la ciudad los alimentos orgánicos frescos y naturales”, comentó a LA RAZÓN la agrónoma de Focapasi, Sandra Laura.

Al no contar con suficiente espacio en sus domicilios, las productoras aprendieron a sembrar verduras y frutas “en macetas, bolsas de yute y tubos de plástico”.

CARPAS. Familias productoras en El Alto cultivan verduras. FOTOS FOCAPACI

COMERCIO. Los cultivos de estas productoras se encuentran ubicados en los distritos 7, 8, 12 y 14 de El Alto. Tras su cosecha, la producción de frutillas, duraznos y hortalizas como zanahoria y rábano, así como las plantas aromáticas como albaca, cilantro, menta, hierbabuena, quirquiña, tomillo, entre otras, son comercializadas en La Paz y la urbe alteña.

“En la Plaza del Tinku, en Ciudad Satélite, estamos cada segundo domingo del mes. En Sopocachi, barrio en La Paz, nos encuentran en la plaza Lira todos los sábados. En la extranca de Río Seco (El Alto), los días lunes. Los jueves en las puertas de nuestra institución ubicada en Villa Julián”, dijo.

Para los cultivos, estas productoras utilizan semillas naturales y en reemplazo de agroquímicos “utilizan biopreparados, para el control de plagas, con extractos de ajo, cebolla, manzanilla, cola de caballo, para que la producción sea orgánica”, habilidades que aprendieron en Focapasi.

Las capacitaciones en esta organización no tienen costo así como el asesoramiento técnico que brinda a través de sus especialistas para la construcción de carpas. De igual manera, varios materiales son entregados en forma gratuita como el agrofilm así como la provisión de semillas a las familias productoras.

Según Jaime Coarite, ingeniero de esta fundación, al inicio del programa de agricultura urbana, en promedio cada productora comenzó a sembrar sus alimentos en un metro cuadrado y a la fecha triplicaron sus áreas de cultivo.

CAPACITACIÓN.Mujeres y hombres aprenden agricultura urbana. FOTOS FOCAPACI

“Un total de 150 familias ahora cuentan con una carpa solar, en un área de 30 metros cuadrados de cultivos, que les abastece para su autoconsumo en un 60% y tienen un excedente de aproximadamente 40%, que lo destinan para la comercialización”, apuntó.

Como ejemplo, citó que por la venta de hortalizas una familia productora puede generar ingresos de entre Bs 800 y Bs 2.100 de forma mensual.

Finalmente, destacó que del grupo de beneficiarios de los servicios de Focapasi, un total de 16 mujeres productoras obtuvieron becas de estudio de esta organización y que este año lograrán el título de Técnico Superior Agropecuario de la Universidad Católica Boliviana San Pablo.