Revertir el desempleo requiere de políticas e incentivos
Crisis. Pese a una baja en la tasa de desocupación, la población espera empleos de calidad.
ECONOMÍA
A julio de este año, el desempleo en el país bajó a 6,4%, es decir, 5,2 puntos porcentuales menos de lo registrado el mismo mes en 2020. Para el Gobierno este indicador es “alentador” para la economía; mientras que analistas recomiendan empleos de calidad.
“Las cifras son muy alentadoras, porque reflejan que hay un mayor dinamismo económico y mejores ingresos en las familias bolivianas”, destacó los días pasados la ministra de Planificación del Desarrollo, Gabriela Mendoza.
Para la funcionaria la reducción a 6,4% de la tasa de desempleo urbano al sexto mes de esta gestión es muy importante, sobre todo si se compara este indicador con el alcanzado en julio de 2020, cuando el porcentaje de desocupados llegó al 11,6% como consecuencia de la pandemia del COVID-19.
A este comentario, se puede añadir que a abril de este año la tasa de desocupación fue de 7,6%, la cual confirma que la cifra experimentó un descenso de 1,2 puntos porcentuales para julio.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), presentados por la ministra Mendoza, la brecha de desempleo entre mujeres y varones se redujo a 0,9%, cuando en 2020 llegó a 4,2%. También se redujo la tasa de desocupación de jóvenes entre 16 y 28 años de edad de 21,0% en 2020 a 10,7% a julio de este año.
La construcción está entre los sectores con mayor ocupación de mano de obra, según el presidente Luis Arce, quien también escribió en su cuenta en Twitter: “Pisamos el acelerador en la inversión pública y eso nos permitió dinamizar el sector de la construcción, que es el principal generador de empleo en estos momentos”.
El INE también informó que a junio de 2021 la Población Económicamente Activa (PEA) llegó a 4.344.000 personas, lo que significó una variación positiva de 22,0% con relación al mismo trimestre del año anterior, cuando registró su punto más bajo como resultado de las cuarentenas por la pandemia del COVID-19.
Del citado total, 4.013.000 personas están ocupadas, mientras que 330.000 se encontraban a junio de este año desocupadas, es decir, sin ninguna fuente laboral.
Asimismo, la Tasa de Ocupación (TO), que representa el porcentaje de población mayor de 14 años que se encuentra trabajando, al segundo trimestre de 2021 registró un 66,3%, con un importante incremento de 10,5 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre de la gestión anterior (55,8%). (Ver infografía)
Según actividad económica, los datos de la entidad oficial de estadística boliviana muestran que el 25,6% de esta población (1.029.000 personas) tuvo como principal actividad el comercio, seguido de un 13,9% (558.000 personas) que se dedicó a la industria manufacturera y 9,8% (395.000 personas) que desarrolló actividades en transporte y almacenamiento, principalmente.
Al segundo trimestre de 2021, los jóvenes de 16 a 28 años representan el 28,7% de la población ocupada, seguido de las personas de entre 45 y 59 años que alcanzan el 22,3%.
POLÍTICAS. La reducción del desempleo en el país fue destacada por los economistas Jaime Dunn y Jimmy Osorio porque consideran que la población está empezando a tener empleo; no obstante, coinciden también en que la cifra del 6,4% (a julio de 2021) no es suficiente debido a que la administración de Arce aún no ha presentado al país una política “seria” y “estímulos” para que el sector privado participe en la generación de nuevas fuentes de trabajo.
Para Dunn puede observarse un descenso en el desempleo muy importante, pero los datos del Gobierno no muestran cuánto del empleo es formal e informal. Además, que es necesario revisar las cifras del subempleo en el país.
“Es una estadística que parece tan atractiva pero que necesita ser analizada dato por dato para ver exactamente si los empleos que se están creando son de calidad. Lo más probable es que no”, dijo a LA RAZÓN.
Igualmente, Osorio señaló que después de un año (2019) con cuarentenas rígidas por la pandemia, la población activa está volviendo a la normalidad, es decir, las actividades económicas en esta gestión se están reactivando, pero “no se está generando empleo de calidad, o sea, aquel trabajo que tiene seguro, beneficios sociales como aguinaldo, vacaciones y servicios de salud”.
A esto, el economista Dunn consideró que también es necesario conocer si son empleos nuevos o viejos. Y si es la última situación, no se está generando nuevas fuentes de trabajo, simplemente se están reemplazando los empleos perdidos durante la pandemia.
Ante ello, recomendó a las autoridades de Gobierno trabajar en políticas para luchar contra el subempleo y aplicar “estímulos reales” para que el sector privado genere empleo, entendiendo que es el empleador más grande del país.
“Los únicos que pueden resolver el problema del empleo en Bolivia son los empresarios privados y no el sector público”, dijo Dunn.
Como medidas, explicó que en países de la región y el mundo se aplican iniciativas para la reducción del impuesto a la utilidad a fin de que las empresas contraten más personal. “No pagas impuestos a cambio de contratar gente”.
Otra medida que propone el economista es la “flexibilización laboral” no para retirar personal sino para contratar más personas. Esta acción puede permitir la contratación de trabajadores por horas o a tiempo parcial.
Para el economista Jimmy Osorio no es una tarea fácil crear empleos debido a las condiciones de desarrollo que tiene el país, con una economía “pequeña y una industria bastante incipiente”.
Frente a ello, se requiere políticas de desarrollo industrial, la inversión pública debe aumentar al igual que la Inversión Extranjera Directa (IED), dijo a este medio.
“Se debe dar el gran salto hacia la industrialización y no seguir exportando materia prima, mayor inversión pública, porque es generadora de empleo, atraer capitales extranjeros al país, impulsar proyectos generadores de fuentes de trabajo”, señaló tras reiterar que solo con la aplicación de este tipo de políticas se logrará revertir el desempleo en el país.
La informalidad puede prolongar la crisis laboral en la región
A un año y medio de iniciada la pandemia por COVID-19, la crisis económica, laboral, sanitaria y social ha “exacerbado los importantes déficits de trabajo decente” y los elevados niveles de desigualdad preexistentes en América Latina y el Caribe, según un último estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La región es una de las más afectadas a nivel mundial. Ello se ha manifestado a través de reducciones inéditas en el nivel de actividad económica y en el empleo, en un fuerte deterioro del aparato productivo y cierre de empresas, en contracciones significativas en los ingresos medios y en aumentos en la desigualdad y la pobreza, señala el documento titulado: Empleo e informalidad en América Latina y el Caribe: una recuperación insuficiente y desigual, el cual fue difundido la semana pasada.
Las mujeres, los jóvenes, los migrantes, las pequeñas y medianas empresas, y los trabajadores de menores calificaciones han experimentado con mayor intensidad los efectos de esta crisis.
A diferencia de crisis previas, la tasa de informalidad se redujo en el periodo más crítico. Sin embargo, en 2021 son las ocupaciones informales las que están liderando la recuperación parcial del empleo.
La estrecha vinculación entre informalidad laboral, bajos ingresos y desigualdad se ha hecho aún más evidente en este contexto.
Frente a este escenario, la OIT considera que la región requiere adoptar una agenda de políticas integrales, consensuadas y de gran alcance, centrada en las personas, que apuntale la creación de más puestos de trabajo formales, que proteja a las micro y pequeñas empresas y que otorgue sostén de ingresos a los trabajadores y familias en condiciones de vulnerabilidad.
De lo contrario, los impactos de la crisis se prolongarán y dejarán profundas cicatrices sociales y laborales por largo plazo en la región, advierte el organismo internacional.
POLÍTICAS. «La incipiente recuperación económica que ha tenido lugar, en especial en el cuarto trimestre del año pasado y el primer trimestre de este año, no se ha reflejado de forma suficiente en el mercado laboral», dijo en conferencia de prensa el director regional de la OIT para América Latina, Vinícius Pinheiro.
El brasileño Pinheiro confirmó a la agencia AFP que durante la pandemia, en 2020, se destruyeron hasta 43 millones de empleos, lográndose recuperar solo 29 millones entre el segundo trimestre de 2020 y el primer trimestre de 2021.
“Falta recuperar 14 millones”, señaló Pinheiro, quien subrayó que el sector servicios fue el más afectado y reiteró que para los países de la región “todavía hay una brecha muy grande de empleos perdidos” que no se cerrará “antes de 2024 y 2025”.
“Alrededor de 70% de los empleos que se están generando desde mediados de 2020 hasta el primer trimestre de 2021 son ocupaciones en condiciones de informalidad, de acuerdo con datos de un grupo de países de América Latina”, destaca el documento de la OIT.
Al respecto, el economista Jimmy Osorio precisó que en el caso de Bolivia la informalidad es del 83%, es decir, de 100 personas 83 trabajan de manera informal en el país.