El sector camélido apunta a su reactivación
Desafío. Los productores buscan mejorar su capacidad, pese a la crisis, sequía y nevadas.
PRODUCCIÓN
Los productores de alpacas y llamas del país piden la ampliación de proyectos y políticas que beneficien al sector. Frente a la pandemia del COVID-19 y los efectos climatológicos, buscan la reactivación económica y la ampliación del hato ganadero.
Como otros sectores productivos, el de camélidos también resultó afectado por la pandemia. El año pasado a consecuencia de las cuarentenas y restricciones, los productores no contaban con las condiciones para abastecer de forraje a su ganado siendo éste el principal problema que enfrentaron.
Aunque no se cuenta con datos oficiales sobre el impacto económico o el ganado perdido por la pandemia, los productores afirman que es incuantificable.
“Nosotros tenemos que transportar el forraje, pero con la pandemia estábamos sin salir de la casa y los animales resultaron afectados. Hemos caído bastante en el tema económico. Ahora los productores quieren hacer la reactivación”, dijo a La Razón Teófilo Arroste, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Camélidos (Anapca).
A su vez, Roberto Bonifacio, coordinador nacional del Programa de Fortalecimiento Integral del Complejo de Camélidos en el Altiplano (Pro-Camélidos) del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, indicó que los productores que se dedican a comercializar prendas de vestir, artesanías y otros derivados de la fibra alpaca o llama, además del rubro cárnico, son los que resultaron con mayor afectación por la crisis.
El funcionario consideró que el sector es “muy vulnerable” y que todos los factores que impactan de forma negativa, además del virus, bajaron los sistemas de comercialización.
CLIMA. Otro factor que afecta al sector son las inclemencias del tiempo, como las sequías y nevadas. Pese a que recibe el apoyo del programa Pro-Camélidos, éste solo abarca tres regiones del país (La Paz, Oruro y Potosí), en tanto los productores de otros tres departamentos, donde también se hace la crianza de llamas y alpacas (Cochabamba, Chuquisaca y Tarija), se encuentran desprotegidos y deben enfrentar el daño solos.
“Todo lo que hemos podido estamos enfrentando, de alguna manera hay un esfuerzo de los productores. Nosotros como asociación nacional estamos pidiendo que se amplíe más los proyectos, en temas de proyecto integral con riegos, necesitamos agua, forraje, corrales, aun con eso nos afecta las nevadas, y con el frío también se muere el ganado. Estamos queriendo estructurar la ampliación del proyecto a nivel nacional para que tengan sus casitas, las llamitas”, detalló Arroste.
En tanto, Bonifacio sostuvo que las nevadas o sequías inciden en la falta de alimentos para el ganado, y esto ocurre en los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre, “hay falta de agua en algunos sectores”.
Indicó que existen dos vías de apoyo; por un lado, el de los servicios de emergencia a través de los municipios, gobernaciones e instancia nacional que realizan acciones directas e inmediatas para atender las emergencias; y por otro, el apoyo del Pro-Camélidos, que abarca 30 municipios en los tres departamentos, donde se implementa infraestructura para proteger las praderas nativas.
“Nosotros estamos implementando infraestructura, alambrados para proteger praderas nativas, o para hacer rotación de pasturas, reservorios para garantizar alimentos”.
Explicó que cuando se hace el pastoreo hay mucha presión a las pasturas, y cuando los vientos llegan, en agosto, “arrasan los destrozos; por ello es necesario tener infraestructuras adecuadas”.
Este tipo de espacios, indicó, coadyuvan y facilitan el manejo de las pasturas. Agregó que también se implementa corrales móviles para introducir forraje, cebada, avena y otros para acumular y complementar la alimentación del ganado.
Bonifacio agregó que los productores de camélidos son catalogados como de bajos recursos y se los apoya para incentivar esta ganadería con el fin de que la especie sobreviva en el altiplano, “no existiendo otros ingresos o actividad que representen la rentabilidad en las familias, además de que el consumo de esta carne es generalizado entre los productores, eso es seguridad alimentaria”.
CIFRAS. Anapca y Pro-Camélidos difieren sobre la cantidad de cabezas de ganado que existe en el país. La primera entidad sostiene que son un total de 7 millones distribuidos en seis departamentos, y el segundo que son 3,5 millones, entre alpacas y llamas.
“Según el Censo de 2013, teníamos 2,9 millones de llamas, ahora hemos crecido hasta 7 millones”, dijo Arroste, de Anapca.
Agregó que junto a su directorio se encuentran realizando “un profundo análisis” de la cantidad de ganado con miras a ampliarlo, así como también elaboran un proyecto de ley de apoyo al sector camélido.
Bonifacio también indicó que Bolivia cuenta con diferentes tipos o especies de llamas, como las peladas, que son principalmente de aprovechamiento cárnico, y las tampullis, que son de doble propósito, su carne y su fibra.
“Otra raza es la alpaca, tiene dos tipos: la guaca y la suri, de las que se aprovecha la fibra por su finura, y las prendas que salen de este material son de calidad. Además, el estiércol ahora más que nunca se aprovecha como abono y se comercializa”, dijo.
En cuanto a la exportación de los productos transformados, como los derivados de la fibra del camélido, afirmó que existe alta demanda del mercado externo.
“Tenemos un pequeño nicho de mercado que valora y compra pero que éstos requieren volúmenes; estamos con el tema de la comercialización y la asociatividad para satisfacer en algo los requerimientos del mercado externo. Estamos trabajando en eso, principalmente en la estandarización de calidad, en tallas y demás”, concluyó el funcionario.