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EMPRESAS ‘ZOMBI’ aparecen en la economía

ECONOMÍA

Deudas, baja rentabilidad e inestabilidad financiera son síntomas de las empresas “zombi” que se resisten a morir. No es un fenómeno nuevo, pero la crisis económica generada por el COVID- 19 lo hizo resurgir en el mundo. Bolivia no es la excepción.

Los muertos vivientes no solo aparecen en videoclips musicales, series de televisión por cable o en servicios de suscripción a plataformas en línea. Asoman también en la economía, son las empresas “zombi” y el término no es porque esté cerca Halloween.

Se trata de aquellas empresas cuyos beneficios no son suficientes para cubrir sus propios gastos financieros, una secuela más de la crisis derivada por el COVID-19. Es decir, el dinero que ganan ahora estas compañías, por ventas, no es suficiente para que sean rentables, menos para devolver deudas u obligaciones que tienen.

INESTABILIDAD. Algunos estudios internacionales apuntan a que el 10% de las compañías en todo el mundo pueden ser consideradas “zombi”, siendo especialmente preocupante la situación en Europa, sobre todo en España, donde existen más de 40.000 empresas de este tipo, en que la construcción (18%) y comercio (17%) son los sectores con mayor índice, según el portal español Informa.

Foto. Moneybanker

Esta situación no pasó desapercibida para el Banco Mundial pues en su último informe semestral denominado “Recobrar el crecimiento: Reconstruyendo economías dinámicas pos COVID-19 con restricciones presupuestarias”, presentado los primeros días de octubre, hace énfasis en la acumulación de atrasos en las empresas, deudas pendientes e inestabilidad financiera.

El organismo establece que la reducción de las ventas, provocada por la pandemia, ha llevado a muchas empresas en Bolivia y América Latina a un “sobreendeudamiento y a atrasarse” en los pagos al sistema financiero.

A través de una encuesta de seguimiento, el Banco Mundial precisa que un porcentaje de empresas de la región puede llegar a “atrasarse” en los pagos en los siguientes seis meses. En varios países, más del 40% de las compañías declararon que es probable que se produzcan atrasos durante los seis meses posteriores a enero de 2021, y dos de ellos superan el 60% (El Salvador y Honduras).

“Esta cuestión reviste tres aspectos. En primer lugar, estas empresas superarán el COVID-19 con altos niveles de endeudamiento, lo que impedirá la acumulación de capital y el crecimiento, o bien, de facto, son insolventes y continúan operando como empresas zombi”, alerta en su informe la multinacional especializada en finanzas y asistencia.

Ante esta situación, el Banco Mundial considera una “prioridad urgente” el desarrollo de mecanismos más ágiles que los procedimientos de bancarrota, a menudo torpes, en la región, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (pyme).

LA PAZ. Estas empresas hacen esfuerzos para no morir agobiadas por las crisis. Foto. LA RAZÓN ARCHIVO

BOLIVIA. El país no es una excepción al fenómeno de las empresas “zombi”. Pese a que no se cuenta con registros oficiales, industriales y empresarios admiten su existencia en el territorio nacional como consecuencia de la crisis económica generada por la pandemia que provocó su baja rentabilidad, reducción de ganancias, mora bancaria e incumplimiento de obligaciones tributarias, pero que continúan luchando por no morir.

El presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic, explicó a LA RAZÓN que esa entidad llevó adelante un análisis de las 65 empresas más importantes de Bolivia a fin de establecer cuál fue su comportamiento después de la crisis. “Hemos encontrado que el nivel de ventas ha crecido un 2%, casi nada, se ha mantenido pero han subido tanto los costos de producción que las empresas han dejado de ganar el 65%”, dijo.

O sea, tras el COVID-19, estas compañías industriales se han vuelto mucho menos rentables de lo que eran antes de la pandemia. “Las empresas han tenido costos mucho más altos y eso está afectando su rentabilidad, está afectando sus ganancias y la reinversión de las mismas”, apuntó.

El presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP), Jaime Ascarrunz, reconoció la existencia de empresas “zombi” en La Paz y en Bolivia, identificando a la construcción como uno de los sectores que afronta este fenómeno debido a que por la crisis generada por la pandemia sus operaciones se redujeron en casi un 70%. De igual manera, citó al turismo y la hotelería como sectores en los cuales las empresas no logran recuperarse.

“Esta denominación de ‘zombi’ quiere decir que la empresa está haciendo esfuerzos para sobrevivir en una época sumamente crítica y que escasamente tiene los recursos para poder cubrir sus gastos corrientes y está entrando en incumplimientos con la banca, con impuestos, con las AFP, con la Caja de Salud. Existen muchas cuentas por pagar mensualmente que a veces no se llega a cubrir en su integridad”, comentó a este medio el líder de los empresarios paceños.

Ascarrunz y Blazicevic coincidieron que frente a las deudas, baja rentabilidad e inestabilidad financiera —síntomas de las empresas “zombi”—, el Gobierno debe estudiar y aplicar medidas de incentivo y alivio, particularmente para algunos sectores que no se pueden recuperar de la crisis económica a diferencia de otros.

“Si una empresa, a pesar de sus esfuerzos, no tiene los recursos para ponerse al día —por ejemplo con impuestos— y la deuda se incrementa con multas e intereses y se vuelven impagables, provocará una situación que nadie quiere, como el cierre y la pérdida de empleos”, alertó Ascarrunz para concluir: “Los empresarios de La Paz hemos realizado los esfuerzos más grandes para evitar el cierre o muerte de empresas”.

“No hay políticas, que estén incentivando la inversión que tiene un efecto multiplicador en la industria y en el desarrollo de los negocios también”, complementó el principal ejecutivo de los industriales.

CONSTRUCCIÓN. En este sector aparece el fenómeno por la iliquidez. Foto. JOSÉ LAVAYÉN

Decrecimiento también se asoma en la economía para 2022

El Banco Mundial proyecta que Bolivia crecerá un 3,5% el próximo año, es decir, dos puntos porcentuales menos de lo previsto por el organismo para este 2021. Los industriales anticipan que 2022 será un año “complicado”.

En su último informe denominado Recobrar el crecimiento: Reconstruyendo economías dinámicas pos COVID-19 con restricciones presupuestarias, la multinacional de financiamiento calculó que este año el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia crecerá 5,5%. Mientras que en 2022 bajará a 3,5% y peor aún en 2023 a 2,7%.

Esa eventual baja en la proyección es compartida por el sector de empresarios industriales, toda vez que el crecimiento de la economía (9,4% al primer semestre de 2021) del que habla la administración de Luis Arce es el resultado de un efecto “rebote”, o sea tras una crisis se registra una recuperación de los indicadores económicos.

“Se estima que el próximo año no va a ser tan bueno como éste, si hablamos del crecimiento del Producto Interno Bruto y como el PIB de la industria es pro cíclico al del país nos va a pasar exactamente lo mismo. Si hoy estamos creciendo, la industria a un 8% o algo parecido, el próximo año estaremos en un 2 o 3%”, estimó el presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic.

Decrecimiento también se asoma en la economía para 2022 Según el informe del Banco Mundial, Bolivia y América Latina así como el Caribe están saliendo de la crisis del COVID-19, pero la recuperación es más lenta de lo esperado, y las secuelas que ha dejado en la economía y la sociedad tardarán años en desaparecer.

TURISMO. Esta actividad no puede recuperarse, las cifras son rojas. Foto. RODWY CAZÓN

ENERGÍA. Ahora más que nunca, es necesario recuperar un crecimiento dinámico, inclusivo y sostenible para reparar tanto el legado de la pandemia como necesidades sociales persistentes, se destaca en el documento. Por otra parte, si bien han aflorado algunos “brotes verdes” industriales que brindan nuevas vías para el crecimiento, cada vez es más evidente la urgencia de abordar agendas políticas desatendidas durante mucho tiempo que frenan el crecimiento en la región, asegura el banco.

Al respecto, Blazicevic consideró que Bolivia tiene que empezar a pensar seriamente en el tema de energías alternativas. “Vemos que nuestro potencial gasífero está con serias limitaciones y muy probable que en un par años no tengamos los niveles de gas que tenemos hoy ni siquiera para el consumo interno”, dijo.

Bajo esa premisa, las autoridades que rigen el país tienen que pensar en energías alternativas y la industria también tiene que buscar soluciones para seguir desarrollando y no depender solo de gas como fuente inicial de energía.

“Las energías alternativas como la eólica o solar son absolutamente viables y también los proyectos hidroeléctricos son otra alternativa que podríamos generar”, comentó; luego destacó que este tema fue tratado en la “Semana Industrial”, un ciclo de cinco foros cuyos resultados serán presentados el próximo mes junto a una estrategia de desarrollo sectorial para los próximos cinco años.