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A un año de la ‘triple crisis’, cómo está el país

ECONOMÍA

En 12 meses, el presidente Luis Arce impulsó la demanda interna y la inversión pública, aprobó fideicomisos, pagó bonos y cobró impuestos a millonarios. Esto hizo reaccionar la economía pero mantener el crecimiento y el diálogo social aún están pendientes.

Los gremios empresariales evalúan el primer año de gestión del Gobierno, el cual se cumple mañana. Un periodo que estuvo marcado por una “triple crisis” como lo señaló el Jefe de Estado en su discurso de posesión el 8 de noviembre de 2020.

“Hoy nuestra Patria enfrenta una triple crisis iniciada en noviembre de 2019 con el golpe de Estado y profundizada por la pandemia del COVID-19”, precisó Arce en aquella oportunidad.

Una de las primeras crisis a la que se refirió fue la política como consecuencia del gobierno de transición que “no salió de las urnas ni del respeto de los reglamentos de la Asamblea Legislativa ni mucho menos de su apego a la Constitución Política del Estado”, dijo.

La segunda, la sanitaria producto de la aparición de la pandemia mundial en Bolivia y a la que “el gobierno de facto no pudo ofrecer ninguna respuesta integral adecuada”, sostuvo.

Y la crisis económica que según Arce derivó de la “incapacidad del gobierno (Jeanine Áñez) para generar estabilidad y crecimiento con justicia social”, arengó el presidente Luis Arce.

COMPROMISO. Ese 8 de noviembre de 2020, Arce asumía la presidencia del país en medio de una recesión económica profunda expresada en la caída del Producto Interno Bruto (PIB) del 11,1% y un déficit fiscal programado para esa gestión de 12,1%.

La deuda interna y externa superaba los $us 4.200 millones debido principalmente a la contracción de deuda con el Banco Central de Bolivia por $us 1.900 millones aproximadamente y 800 millones a través de subastas públicas de bonos del TGN, y en el ámbito de la deuda externa se comprometieron créditos externos por más de $us 1.500 millones, para cerrar el año programaron un endeudamiento de Bs 4.400 millones adicionalmente en el mercado interno.

Las reservas internacionales netas disminuyeron en $us 881 millones entre noviembre de 2019 y octubre de 2020, lo que representó una caída del 13% a noviembre de 2019.

Las reservas internacionales se situaban en $us 6.459 millones de dólares y a octubre de 2020 se encontraban en $us 5.578 millones; “solo en el mes de octubre las reservas disminuyeron en $us 777 millones”, lamentó el mandatario.

“El gobierno de facto deja una economía con cifras que no se veían ni en una de las peores crisis que sufrió Bolivia en el gobierno de la UDP en la década de los años 80 del siglo pasado, aumentó el desempleo, la pobreza y las desigualdades, tenemos ante nosotros el gran desafío de volver a reconstruir nuestra economía, de generar certidumbre, de generar crecimiento con redistribución del ingreso, de reducir las desigualdades económicas y sociales, pero estamos seguros de que trabajando junto al pueblo lograremos una vez más superar las adversidades”.

Con esas palabras, Luis Arce se comprometió a reconstruir la economía. ¿Cuánto se avanzó en un año de gestión?

RESULTADOS. Para reconstruir la economía boliviana , en el corto plazo, el Gobierno implementó una serie de medidas orientadas a reactivar la demanda interna y el crecimiento del país.

Impulsó el pago del Bono contra el Hambre (Bs 1.000) el cual contribuyó a reactivar el mercado interno y dinamizar la economía. Además, aplicó el Impuesto a las Grandes Fortunas (IGF) y el Régimen de Reintegro en efectivo del Re-IVA como parte de las políticas tributarias destinadas a profundizar la redistribución de los ingresos económicos.

Por el lado de la oferta, constituyó dos Fideicomisos con un fondo de Bs 911 millones para apoyar a los productores y sustituir importaciones, a través de créditos a una tasa de interés de 0,5%.

Incrementó el presupuesto de inversión pública a $us 4.011 millones para 2021 con el fin de reactivar la economía con la ejecución de proyectos estratégicos. No obstante, hasta agosto solo se ejecutaron $us 1.400 millones.

También implementó el Fideicomiso de Apoyo a la Reactivación de la Inversión Pública (FARIP), que dispone de Bs 2.000 millones para que los gobiernos regionales (departamentales y municipales) reactiven proyectos de inversión pública que fueron paralizados durante el gobierno de Jeanine Áñez.

De igual forma, fortaleció las empresas públicas para generar recursos económicos adicionales al Estado y vigorizar la redistribución de recursos en favor de la población más vulnerable.

También se restablecieron los límites de cartera de los créditos de Vivienda de Interés Social (VIS) y los créditos al sector productivo con tasas reguladas para apoyar el aparato productivo y coadyuvar al acceso a una vivienda.

Promulgó varias leyes con el fin de aplicar incentivos tributarios a la importación y comercialización de maquinaria con exención del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y tasa cero del IVA para la comercialización de esos bienes en el mercado interno a fin de fomentar la política de sustitución de importaciones.

También creó incentivos tributarios y financieros para la fabricación, ensamblaje, compra e importación de vehículos eléctricos e híbridos, así como para la adquisición de maquinaria agrícola eléctrica, estableciendo que la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) está a cargo de la instalación de los puntos de recarga de energía para vehículos eléctricos denominados, “electrolineras”.

A estas medidas se sumó un escenario internacional favorable en lo referido a demanda de productos y precios. Por ello, a septiembre de esta gestión, el saldo comercial de Bolivia registró un superávit acumulado de $us 1.500 millones. Una cifra positiva a diferencia del déficit registrado en 2020, cuando llegó a $us 109 millones. Además, es la más alta de los últimos seis años.

Destaca también que las exportaciones totales al noveno mes de 2021 presentaron un incremento de 66%, alcanzando $us 7.986 millones, el dato es mayor en $us 3.174 millones a la lograda en el mismo periodo del pasado año.

En marzo, el Gobierno proyectó un crecimiento cauto de la economía en torno al 4,4% del PIB para 2021, mientras que los organismos internacionales perfilan un aumento mayor. Empero, al primer semestre de este año, Bolivia registró una variación acumulada de 9,4% del producto respecto a similar periodo de la pasada gestión, cuando la cifra fue roja (-8.8%).

De este crecimiento (9,4%) un total de 8,2 puntos porcentuales (pp) es el aporte de la demanda interna y 1,2 pp es aporte del sector externo neto.

GREMIOS. Estas cifras fueron evaluadas por los industriales, empresarios y exportadores, quienes coinciden que se registraron avances pero que el crecimiento es el resultado de un efecto “rebote”, es decir, que tras una crisis la aplicación de estímulos pueden incrementar los indicadores económicos en algunos sectores.

“No vemos que haya un crecimiento de la economía, hay un efecto rebote y una recuperación que está basada en factores externos más que internos”, comentó a LA RAZÓN el presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic.

No obstante, el líder de los industriales reconoce que lo bueno del primer año de gestión del Gobierno es “su visión de no continuar con las cuarentenas” que fueron aplicadas el pasado año por la emergencia de la pandemia.

“Creo que hay una visión de tratar de mantener la economía abierta a pesar de la pandemia, creo que eso es bueno y rescatable, además eso ha contribuido a que el aparato productivo se reactive. Otra medida que me parece muy buena y que la felicitamos es el tema de haber creado incentivos para importación de incentivos de bienes de capital y haber liberado del ICE importaciones a los bienes de capital, a los equipos, a los vehículos eléctricos e híbridos. Esas son las dos medidas rescatables”, detalló.

De igual manera, el gerente general de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Gustavo Jáuregui, precisó que a partir de la estabilidad social y la vacunación masiva, destaca un “efecto rebote de la economía” con un importante crecimiento del PIB al primer semestre de 2021 con una variación positiva de 9,36% respecto al mismo periodo de la gestión anterior.

El ejecutivo de los empresarios en comercio explicó a este medio que “esta variación positiva se debe en gran medida a la reactivación de actividades económicas luego de la pandemia, lo que se tradujo en el repunte del consumo interno. Asimismo, el crecimiento se basa en el excelente comportamiento de los commodities de exportación que evidenciaron un repunte de precios muy importante. Como hecho relevante para la estabilidad de la economía, se mantuvo el tipo de cambio estable a pesar de las presiones sobre las cuentas del Estado y se garantizó la estabilidad del sistema financiero”.

En sintonía con los industriales y empresarios, el presidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), Danilo Velasco, señaló que tras un año de gestión del Gobierno, la economía ha mostrado señales muy claras de recuperación. “La gestión 2020 fue muy mala a nivel nacional y global. Si bien el efecto de rebote estadístico es evidente durante el 2021, también se observa un resultado positivo de las políticas de estímulo a la demanda”, expresó a LA RAZÓN el líder de los exportadores del país.

Destacó también que el saldo comercial de Bolivia mostró resultados positivos, con un superávit creciente, con exportaciones que han venido aportando al nivel de reservas internacionales y a la estabilidad cambiaria.

“Esto se debe en parte a la política de sustitución de importaciones, pero también al incremento de los precios de las materias primas (alimentos y minerales principalmente) que generaron mayores exportaciones y al encarecimiento de los fletes de transporte marítimo (que suponen mayores costos) que desalentaron las importaciones. El resultado favorable y concreto es que las exportaciones se recuperaron al doble del ritmo de lo que lo hicieron las importaciones”, dijo Velasco.

El decreto supremo que reduce a cero los tributos aduaneros para la importación de bienes de capital es algo muy positivo y permite incentivar una mayor inversión privada para los exportadores así como la recuperación de la inversión pública, con mejores niveles que los que se presupuestaron en 2020, “es algo también muy positivo porque incidió sobre la recuperación del sector de construcción, entre otros”, sostuvo.

TAREAS. Estos gremios también observan con preocupación que en su primer año de gestión, la administración de Luis Arce no impulsó la inversión privada y sobre todo extranjera en las actividades productivas. Además, la aprobación de leyes sin consenso y menos diálogo, situación que pone en riesgo los avances en el proceso de recuperación de la economía.

“No se ha trabajado en absoluto en crear condiciones para que Bolivia sea un país atractivo para la inversión extranjera directa. Hay un déficit enorme de inversión en Bolivia. Se han creado normas y se están aprobando leyes que asustan al inversor, asustan al empresario, crean incertidumbre y creo que ese es otro tema que hay que mejorar”, dijo Blazicevic.

Agregó que “se aprueban normas que afectan a la economía y el crecimiento de los próximos años, y no hay diálogo con los sectores productivos, creemos que es una debilidad el hecho de que el Gobierno se está acostumbrando a tomar decisiones inconsultas con los actores económicos”.

Jáuregui coincide con el presidente de los industriales complementando que para mantener la tendencia de crecimiento de la economía es necesario promover y garantizar la inversión privada tanto nacional como extranjera en Bolivia.

“En esta línea, es necesario generar sinergias con el sector privado para impulsar la capacidad de generar empleo digno en el país, impulsando alianzas entre actores que nos permitan crecer de manera sostenible”, dijo.

Es decir, se trata de una tarea pendiente que debe priorizar el Gobierno garantizando institucionalidad pública técnica que genere confianza y seguridad jurídica para la inversión.

Por otra parte, queda la tarea pendiente de “controlar el déficit fiscal en un 2022 en el que las previsiones de crecimiento en Latinoamérica se estiman a la baja y en el que las cuentas del Estado recibirán una gran presión al tener que asumir el pago de los servicios de deuda externa e intereses por emisión de bonos soberanos”, sostuvo el gerente de la CNC.

Finalmente, Velasco indicó que son necesarias mayores medidas de reactivación, principalmente por el lado de la oferta, que induzcan a una mayor actividad productiva y una mayor generación de empleo.

El ritmo de devolución de impuestos a las exportaciones, en el marco del principio de neutralidad impositiva, no ha avanzado al ritmo que se esperaba. Ello ha venido afectando la liquidez de las empresas y su capacidad de manejo financiero, principalmente en cuanto a capital de operaciones, sostuvo.

“También se debe trabajar en la sostenibilidad de la recuperación económica en el mediano plazo. Se debe mejorar la capacidad de diálogo y concertación del Gobierno, de manera que se suscriba un pacto de unidad en pro de la recuperación del empleo digno. Se debe trabajar en políticas que promuevan la productividad. Se debe mejorar la política industria nacional y la protección al mercado interno. Además, se deben afianzar las políticas de lucha contra el contrabando”, concluyó el líder de los exportadores bolivianos.