Pablo Camacho: ‘Seguimos apostando por la producción y la preservación de 600.000 empleos’
Imagen: CNI
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El nuevo presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI) hace un balance de la situación económica de ese sector, observa un decrecimiento a nivel regional, identifica dificultades y los riesgos ante un eventual incremento salarial para los trabajadores. Plantea alianzas para salir de la crisis.
ENTREVISTA
Entre decrecimiento, iliquidez y el riesgo de cierre de empresas, el gremio de los industriales bolivianos no ha perdido la convicción y continúa apostando por la producción nacional. Pese a esas secuelas de la crisis económica generada por la pandemia del COVID- 19, el incremento del contrabando y ahora los efectos del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, este sector preservará los empleos que genera en el país, aseguró a LA RAZÓN el nuevo presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Pablo Camacho.
—Tras la pandemia, ¿cuál es la situación de la industria en el país? ¿En qué porcentaje se ha recuperado el sector?
—Los indicadores industriales ratifican que aún en 2021 no hemos alcanzado el nivel de actividad económica de la prepandemia. La contracción de la actividad industrial en 2020, año del inicio de la pandemia, fue de -8,35% y en 2021 la tasa de recuperación que estimamos fue de 5%, lo cual evidencia que aún no se alcanzaron los niveles de actividad industrial de 2019, antes del COVID. El impacto del coronavirus se refleja en el número de industrias que cerró su actividad comercial (matrícula de comercio). Es así que en 2020 y 2021 cerraron 871 industrias. El pasado año se cerraron 13% más industrias que en 2020. Cabe señalar también que en 2020 los créditos bancarios al sector industrial crecieron 3,9% y en 2021 llegaron a 5,8%. En su mayoría, estos créditos se destinaron al pago de sueldos y salarios, dada la iliquidez que sufre el sector. Otro de los indicadores que refleja la fuerte contracción del sector industrial es el decrecimiento por departamentos. Por ejemplo, en 2020 el sector industrial de Chuquisaca decreció en -21%, Pando -19% y Potosí -18%. Asimismo, el sector industrial orureño decreció -15,8%, el paceño en -14% y el tarijeño en -13,4%. La crisis sanitaria impactó en forma desigual a las regiones, pero en general se traduce en un decrecimiento en todos las regiones.
—En función de esos porcentajes, ¿está el sector en condiciones de generar más empleo en el país o solo recupera el empleo perdido por la crisis?
—El sector industrial continuará apoyando la generación de empleo formal y productivo en el país, porque es el camino del crecimiento y desarrollo. No obstante, para impulsar la generación de empleo se requiere entablar diálogo y generar confianza entre el sector público, privado y trabajadores para que juntos trabajemos por la anhelada reactivación. El sector industrial en el tiempo crítico de la pandemia ha mantenido las fuentes de empleo como signo de su aporte al país pese a la fuerte caída de la demanda. Hoy los industriales, en un contexto adverso por los efectos en el comercio internacional de la guerra (Rusia y Ucrania), el contrabando y la crisis de suministros internacional, seguimos apostando por la producción y la preservación de los 600.000 empleos que genera el sector.
—¿Qué otras dificultades enfrenta el sector a la fecha?
—El sector industrial enfrenta diferentes restricciones y problemas coyunturales y estructurales para su crecimiento y desarrollo. Desde hace 70 años, el sector registra un estancamiento que se sitúa en el 16% de participación en el PIB del país. No hemos avanzado en el desarrollo industrial. Enfrentamos diversos problemas, que a la vez son oportunidades para reactivarnos. Debemos trabajar en la necesidad de promover la insuficiente demanda de productos nacionales frente a la expansión del contrabando y la informalidad, la apertura de mercados nacionales e internacionales, la crisis internacional de suministros y cadena logística, la adecuación y modernización de la sobrenormativa laboral y tributaria, la provisión de energía a las industrias, la desburocratización y simplificación de los trámites, la capacitación y educación para la productividad y la necesidad de un marco económico e institucional estable para expandir la productividad y competitividad de nuestra economía, entre otros.
—Un eventual incremento salarial preocupa a los industriales. ¿Cuáles serían los efectos de un eventual ajuste salarial este año?
—La Cámara Nacional de Industrias (CNI) expresó su más profunda preocupación por la demanda de incremento salarial de 10% al salario mínimo nacional y 7% al haber básico, que sumirá en una mayor y crítica recesión al aparato productivo nacional. El incremento salarial generará un efecto negativo de ralentización y postergación de la reactivación de la economía, ubicando a las empresas en una delicada situación de mayor iliquidez y riesgo de insolvencia. El sector industrial considera que la política gubernamental de sustitución de importaciones es una medida adecuada para impulsar la recuperación económica. En ese marco, los industriales solicitamos coordinar con el Gobierno para promover esta política estatal. Es decir, los industriales, alineados a la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, demandamos un diálogo tripartito para analizar el tema salarial en Bolivia conforme a la aplicación de Normas de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) sobre el Convenio 131 relativo a la fijación del salario entre Gobierno, trabajadores y empleadores.
—En ese escenario, ¿cuáles son los retos que asumirá su gestión al frente de la CNI?
—Nuestro accionar institucional se concentrará en el fortalecimiento de la unidad de los industriales con un enfoque de 360 grados, con participación de los diferentes rubros industriales y de las ocho cámaras departamentales, que serán parte de nuestra agenda de prioridades, lo cual justificará un trabajo permanente de contacto y de intercambio de percepciones, que derivará en la construcción colectiva de una importante agenda institucional de trabajo. Planteamos, además, la unidad del sector industrial para la recuperación económica. Nuestra institución, como ente representativo de la actividad industrial en el país, debe tener un nivel de relación con el quehacer gubernamental y la representación pública. En ese sentido, otro de los objetivos es extender lazos de acercamiento que permitan la construcción de confianza mutua, tan necesaria para abordar una agenda de trabajo conjunta que no solo atienda nuestros principales problemas, sino que también impacte en la mejora de las condiciones de actividad empresarial y en el bienestar de los bolivianos. El nuevo directorio de la CNI que presido empezará a desarrollar mecanismos de diálogo con el Gobierno e impulsará la generación de confianza mutua público-privada en beneficio del desarrollo del país. Finalmente, consideramos como aspecto primordial las alianzas públicas y privadas. El crecimiento y desarrollo del aparato productivo y de nuestro propio país será posible con el trabajo coordinado entre estos actores. Si le va bien al Gobierno, les va bien a los bolivianos y le va bien a los industriales y a los trabajadores.
PERFIL
Nombre: Pablo Óscar Camacho García
Cargo: Presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI)
LÍDER INDUSTRIAL
Es economista graduado de la Universidad Católica Boliviana, cuenta con una Maestría en Administración de Empresas. A lo largo de su trayectoria profesional, ocupó cargos de tesorero de Federación de Empresarios Privados La Paz, Vicepresidente de la Cámara de Industrias de La Paz, Presidente de Comisión de Desarrollo Económico, Política Tributaria, Compras Estatales y Energías de la CNI. También fue Síndico Suplente de la Bolsa Boliviana de Valores. Actualmente, es director de Ibnorca y es gerente general de la empresa Protel.