El cambio tecnológico puede agravar la desigualdad
Costos. Los métodos de producción podrían dar lugar a una mayor demanda de otros bienes.
Desafío. Se debe mejorar la educación para acceder a un empleo tecnológico.
TECNOLOGÍA
La innovación, las tecnologías digitales, las comunicaciones y la robótica, puede subir el bienestar de la población y reducir la pobreza, gracias a la mayor productividad global de la economía. Sin embargo, existen consecuencias negativas alerta la CEPAL.
En el último número de la “Revista CEPAL”, principal publicación académica de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, los economistas Ignacio Apella y Gonzalo Zunino analizan el cambio tecnológico y las tendencias del mercado laboral en la región.
Por un lado, establecen que el progreso técnico, en particular el avance de la robótica, hace que algunas actividades corran un gran riesgo de quedar obsoletas, ya que un conjunto de ellas, como las tareas rutinarias o las que pueden ser sustituidas por un programa informático, pueden automatizarse con facilidad, y eso da lugar a lo que se suele denominar desempleo tecnológico.
Por otro lado, los economistas advierten de que la incorporación de mecanismos automatizados de producción y los avances en la comunicación digital suponen un riesgo para el mercado de trabajo, no tanto por el desempleo tecnológico, sino por su incidencia en la distribución, que podría agravar la desigualdad.
No obstante, los cambios tecnológicos que conduzcan a que las máquinas sustituyan a los trabajadores tendrán efectos en todos los mercados de productos y factores, precisan Apella y Zunino.
DEMANDA. Un aumento de la eficiencia de la producción que reduzca el costo de los métodos de producción podría dar lugar a una mayor demanda de otros bienes y servicios.
Por consiguiente, el progreso tecnológico tiene dos efectos sobre el nivel de empleo, sostienen.
“En primer lugar, hay un efecto destructivo, ya que conduce a la sustitución de la fuerza de trabajo; en segundo lugar, hay un efecto de creación de nuevos puestos de trabajo, ya que aumenta el número de unidades de producción que internalizan las nuevas tecnologías y se incrementa la productividad, se expande el empleo complementario en estos sectores y se crean otras ocupaciones para satisfacer la nueva demanda de bienes y servicios”, señala el análisis de los economistas de la CEPAL.
En este contexto, apuntan, es vital diseñar dos estrategias diferentes: una relativa al corto plazo, y otra relativa al largo plazo, pero que exigen actuar de forma inmediata.
En lo que atañe a la posibilidad de que haya desempleo tecnológico, es importante poner en marcha mecanismos que refuercen el ofrecimiento de formación continua de modo que esta contribuya a que la oferta de trabajo se adapte.
En otras palabras, es importante rediseñar los sistemas de formación continua en los países de América Latina y el Caribe, teniendo en cuenta las nuevas competencias que se necesitan en el mercado laboral de la región.
El reto a mediano plazo, aunque en los hechos hay que enfrentarlo de inmediato, es preparar a las generaciones más jóvenes a medida que acumulan capital humano para que desempeñen funciones que aún no existen.
“Más allá de la posible destrucción creativa del empleo y del consiguiente desempleo tecnológico, esto podría ser un paso hacia una mayor productividad global de la economía y hacia la creación de ocupaciones que actualmente se desconocen”, remarcan en el análisis Apella y Zunino
Es decir, se necesitan más habilidades cognitivas para satisfacer la creciente demanda de que se lleven a cabo tareas cognitivas no rutinarias.
Por ello, en los países de América Latina, incluida Bolivia, deben mejorar la calidad del sistema de educación y reducir la brecha educativa entre los distintos sectores de la población, ya que cada vez más el nivel de educación de las personas será una variable clave en sus posibilidades de encontrar un buen empleo, concluyen los economistas del organismo.