Más del 87% de las mujeres en Bolivia no tiene acceso a créditos
Imagen: La Razón Archivo
Contribuir en el empoderamiento de las mujeres es fundamental para construir economías fuertes y justas.
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Foro. El empoderamiento empresarial de las mujeres y la igualdad de género fue analizado en un evento regional.
ECONOMÍA
En Bolivia, más del 87% de las mujeres no tiene acceso a créditos. Esto se debe a que en el Sistema Financiero Nacional no se han desarrollado productos financieros específicos para la población femenina, esta situación amplía la brecha de género.
Estos datos fueron revelados por Nidya Pesántez, representante de ONU Mujeres en Bolivia, en el foro denominado “Juntos por el Empoderamiento Empresarial de las Mujeres”.
“Uno de los problemas que tienen las mujeres para que sus emprendimientos pequeños o micros pasen al siguiente nivel es que carecen de elementos básicos como por ejemplo no ser sujetas de crédito, porque no existen — todavía— productos financieros específicos que consideren esta especificidad, esta diferencia que tienen las mujeres para el desarrollo de sus vidas, que deberían ser consideradas en los productos financieros”, dijo.
Y siguió señalando que por esta razón la brecha de género es cada vez más grande. “Vemos que más del 87% de las mujeres no tiene acceso al crédito en Bolivia, lo que genera una brecha inmensa para poderles dar ese empujón básico para la movilidad social y económica”.
Para la representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, se trata de un “círculo vicioso”, es decir, la población femenina no tiene acceso al conocimiento, situación que limita también su acceso a recursos y por consiguiente le dificulta obtener un crédito en el sistema financiero.
“Es un círculo vicioso. Las mujeres no tienen acceso al conocimiento, lo que limita sus accesos a recursos, lo que hace que les sea más difícil conseguir el crédito, pero sin que tengan recursos ni créditos, tampoco las oportunidades para dar un salto cualitativo en sus emprendimientos, que les permita acceder a educación e información”, remarcó Pesántez.
La representante agregó además que de los recursos citados, las mujeres necesitan tiempo, el que es muy limitado para este sector poblacional debido a la “triple carga laboral que enfrentan con el rol de género”.
BRECHA.
Contribuir en el empoderamiento de las mujeres para que participen plenamente en todos los sectores y en todos los niveles de la economía resulta fundamental para construir economías fuertes, para establecer sociedades más justas, para mejorar la calidad de vida de mujeres, hombres y de las comunidades.
“Recordemos que cuando se mejora la calidad de vida de las personas, se mejora la calidad de la productividad y mejoramos el crecimiento de la economía y es fundamental promover las prácticas empresariales con igualdad de oportunidades para hombres y mujeres”, reiteró Nidya Pesántez, representante de ONU Mujeres en Bolivia.
Evocando la frase “Una inversión inteligente aporta al bienestar de las personas”, señaló que cuando se apuesta al bienestar de las personas se apuesta al crecimiento y al desarrollo sostenible.
“Invirtamos inteligentemente poniendo a las mujeres en los espacios de decisiones, apoyándolas para que puedan llegar a esos niveles en los que la decisión para el cambio es clave. Apostemos por el sostenimiento de la vida, esta apuesta cruza por la igualdad de género”, sostuvo.
Por su parte, el presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Luis Barbery, estimó que el tiempo requerido para cerrar la brecha de género, para llegar a un esquema natural de igualdad, es de aproximadamente 267 años.
“Sin embargo, no podemos esperar tanto la igualdad de género, no es solamente un derecho fundamental, sino la base para alcanzar un mundo más próspero y sostenible; es por eso que el sector privado debe ser el impulsor de este cambio positivo, generando conciencia en nuestra sociedad”, afirmó en el foro “Juntos por el Empoderamiento Empresarial de las Mujeres”.
En ese marco, dijo que las empresas tienen un rol clave “disponiendo de políticas y medidas de cero tolerancia a la discriminación y violencia contra la mujer, garantizando oportunidades y derechos igualitarios a todas y todos los colaboradores invirtiendo en el empoderamiento económico de las mujeres, promoviendo así un crecimiento económico y desarrollo social saludable. La igualdad de género significa un progreso, un avance para la humanidad”.
Además, el líder de los empresarios convocó a su gremio para “alinearse” y apoyar la eliminación de las prácticas de discriminación en el empleo y la ocupación, asegurando la participación plena y efectiva de las mujeres y generando la igualdad de oportunidades en el liderazgo en todos los niveles de decisión en la vida política, económica y pública del país.
“Creemos firmemente que igualdad no significa eliminar las diferencias naturales sino valorarlas y darles un trato equivalente para garantizar las mismas oportunidades y condiciones a hombres y mujeres. La igualdad de género es una realidad alcanzable, es la visualización de un bien común que garantice una sociedad justa, digna y equitativa que valore las potencialidades de la mujer que luego se traduzcan en mayores beneficios para la comunidad. Como aliados en esta lucha por la igualdad de género, aliento a todos los actores a promover el empoderamiento empresarial de las mujeres”, concluyó Barbery.
POBREZA.
De igual manera, Gema Sacristán, directora general de Negocio y miembro del Comité de Dirección de BID Invest, indicó que el tema de la igualdad de género tomó mayor relevancia tras la crisis social y económica que ha generado la pandemia del COVID- 19, en la cual las mujeres se han visto mucho más afectadas que los hombres.
La ejecutiva del organismo internacional también dijo que existe suficiente evidencia que demuestra que las mujeres son mejores ahorradoras y mejores pagadoras que sus pares masculinos.
“El empoderamiento es un gran transformador en la vida de las mujeres. Cuando las mujeres toman el control de su futuro financiero, sus efectos repercuten en otras áreas. Existen abundantes evidencias que cuando las mujeres se empoderan financieramente son más proclives a invertir en la educación, la alimentación o la salud de sus familias, fundamental para romper el circuito de la pobreza, reducir las desigualdades sociales e impulsar el crecimiento económico”, precisó.
Y contrariamente a la posición de ONU Mujeres, sostuvo que “en los últimos años se han visto importantes avances en la región donde, además de las microfinancieras, que pusieron a la vanguardia en el aspecto financiero, los bancos están expandiendo su abanico de ofertas a las mujeres creando propuestas de valor integrales para la mujer como esfuerzos financieros y no financieros como formación y oportunidades”.
El foro denominado “Juntos por el Empoderamiento Empresarial de las Mujeres” fue impulsado por la oficina del Pacto Global Bolivia, conjuntamente la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), además de ONU Mujeres y PNUD.
La participación femenina en las empresas es del 35%
Un estudio realizado por la Fundación Iguales revela que la participación promedio de mujeres en las medianas y grandes empresas de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz es de un 35%. Se trata de un porcentaje que está muy lejos de la equidad de género.
“Hemos encontrado que la participación promedio de mujeres en la planilla de las medianas y grandes empresas es de un 35%, es un porcentaje que está muy lejos de llegar a la equidad de género en la planilla. No estamos hablando de mandos medios, ni de gerencias, ni de dirección ni de la gobernanza de la empresa. Si tomamos en cuenta este dato, vemos que por cada 10 personas que trabajan en la mediana y gran empresa, solo tres son mujeres”, afirmó Patricia Hurtado, presidenta de esta organización.
Los resultados de esta encuesta efectuada en pasadas semanas por esta fundación muestran también que cuanto mayor es el tamaño de la empresa, hay menos mujeres en la planilla.
“Por ejemplo en las medianas empresas hay un 41% de mujeres en las planillas y en las grandes empresas solo un 32%. Mientras más grande es la empresa es mucho menos inclusiva y la participación femenina se va diluyendo”, lamentó.
Los resultados desagregados por sectores de la economía, muestran que en la industria existe una menor participación de mujeres.
“El 27% del personal de la planilla de una industria promedio en Bolivia (son mujeres). En el sector comercial está cerca de alcanzar la equidad de género con un 46% y en el sector de servicios un 41%”, reveló Patricia Hurtado.
“Si vemos mujeres en mandos medios —estamos hablando de jefaturas, jefes de departamento, jefes de área—, otra vez nos encontramos con que la industria es el sector más rezagado”, remarcó.
Citó como ejemplo que en el sector comercio, en el 41% de la planilla hay mujeres que están en mandos medios, en la industria un 24% y en servicios un 22%.
“Una vez más vemos que la industria es el sector más rezagado a nivel de equidad de género. Mientras más alto es el escalafón en el organigrama vemos que se va perdiendo la representación femenina y los porcentajes son más bajos”.
Según la ejecutiva, los estereotipos de género y culturales están impidiendo que las mujeres avancen en su carrera profesional de la misma manera que los hombres.
“Muchas veces coincide la edad productiva de las mujeres con la edad en la que tienen que tener hijos o la edad en la que se tiene que promover un ascenso y en ese momento las mujeres o se automarginan y deciden optar por su vida familiar o por su vida profesional. La decisión de una alta gerencia o la decisión de las empresas es priorizar a un hombre, porque se entiende que las mujeres no están tan disponibles como un hombre para dar el 100% en el trabajo”, finalizó Hurtado.