Biden y Xi buscan evitar una nueva guerra fría
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El encuentro de los mandatarios de las dos potencias mundiales fue calificado como productivo.
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China y EEUU intentan desescalar la confrontación comercial.
MUNDO
La reunión entre los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jinping, ha liberado tensiones entre las relaciones de ambos países, envueltos en una guerra económica potenciada por el anterior mandatario estadounidense, Donald Trump.
El apretón de manos entre los mandatarios de las dos economías más grandes del mundo ha supuesto un alivio a la tensión comenzada en 2018 con la llamada guerra económica entre Estados Unidos y China, impulsada, principalmente, por el exmandatario estadounidense Donald Trump.
Tuvieron que pasar dos años desde la asunción de Joe Biden en la Casa Blanca para que se dé este encuentro cara a cara con Xi Jinping, el recientemente reelecto presidente de China.
En esa reunión, los líderes de las dos potencias mundiales abogaron por evitar que la rivalidad entre ambas naciones se convierta en un conflicto de escala.
“Tenemos que encontrar la dirección correcta” en las relaciones, afirmó Xi Jinping, quien aseguró que el mundo está en “una encrucijada” y espera que China y Estados Unidos “gestionen de forma adecuada” esta situación.
De su parte, Biden se comprometió a “mantener las líneas de comunicación abiertas” y a “gestionar las diferencias para evitar que la competencia se convierta en conflicto”.
Los mensajes conciliadores contrastan con las múltiples disputas aparecidas entre ambas potencias en los últimos años: guerra comercial, origen de la pandemia, derechos humanos en China, el estatus político de Taiwán, entre otros temas.
ANIMADVERSIÓN.
La llamada guerra comercial entre ambas potencias se inició en marzo de 2018, después de que Trump anunciase la intención de imponer aranceles de $us 50.000 millones a los productos chinos bajo el artículo 301 de la Ley de Comercio de 1974, argumentando un historial de “prácticas desleales de comercio”, robo de propiedad intelectual y una transferencia forzada de tecnología estadounidense a China.
En represalia, el Gobierno de la República Popular China impuso aranceles a más de 128 productos estadounidenses, incluyendo en particular la soya, una de las principales exportaciones del país norteamericano al asiático.
Tras la reunión entre Biden y Xi, el comunicado del Gobierno chino puso mayor énfasis en las relaciones comerciales que el estadounidense.
Según la nota china, Xi avisó a Biden de que iniciar una guerra comercial, tecnológica, buscar el desacoplamiento económico o cercenar las cadenas de suministros “no sirve a los intereses de nadie”.
La Casa Blanca solo aludió a las “prácticas” de China que van contra la economía de mercado y no hizo mención a los aranceles que el expresidente Donald Trump impuso a las importaciones chinas y que Biden mantiene.
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PENDIENTES.
Además del tema comercial, ambos mandatarios abordaron temas álgidos de la agenda bilateral como la autonomía de Taiwán, la guerra en Ucrania, el historial de derechos humanos de China y la carrera nuclear del incómodo vecino chino, Corea del Norte.
Pero también abordaron áreas de posible cooperación, como el cambio climático, la salud mundial y la estabilidad económica.
Las conversaciones fueron aparentemente productivas a juzgar por los comunicados oficiales respectivos. Los chinos las calificaron de “minuciosas, francas y constructivas”. Biden dijo: “Fuimos muy francos el uno con el otro, pero acordando intentar evitar una nueva guerra fría”.
“Vamos a competir vigorosamente”, reconocía Joe Biden ante la prensa tras el encuentro con su homólogo chino, “pero yo no busco el conflicto. Busco gestionar esta competencia de forma responsable, y quiero asegurarme de que todos los países se atengan a las reglas de juego internacionales”.
Biden hacía también referencia a la cuestión de “una sola China”, dejando claro que “nuestra política al respecto no ha cambiado. Nos oponemos al cambio unilateral del Statu Quo por cualquiera de las partes, y nos comprometemos a mantener la paz y la estabilidad del estrecho de Taiwán”.