‘La biotecnología es una prioridad para los productores’
Imagen: APG
Anapo pide una mayor cantidad de eventos de genética mejorada en Bolivia para mitigar daños por sequías y plagas
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José Fernando Romero: El Presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) habló sobre la situación del productor boliviano y las cifras más relevantes en el sector. Abordó la relación del sector productivo con el Gobierno nacional y la biotecnología en Bolivia.
ENTREVISTA
José Fernando Romero es el nuevo presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo). Conversamos con él sobre la situación del sector y los desafíos que enfrenta, en medio de un escenario internacional complicado y las consecuencias que el mismo tiene en el país.
—¿Con qué desafíos asume la presidencia de Anapo?
—El principal desafío es continuar las gestiones hasta concretar una agenda productiva con el Gobierno que permita mejores condiciones para que los productores aumenten la producción de alimentos. Solo de esa forma vamos a continuar garantizando el abastecimiento del mercado interno y generando mayores excedentes para las exportaciones que significan divisas para el país. Esperamos convencer al Gobierno de la urgente necesidad de lograr acuerdos productivos, priorizando un bien mayor que es el bienestar de todos los bolivianos.
—¿Cuál es la situación actual del productor boliviano?
—La situación es de incertidumbre, por cómo está la situación interna del país y el mercado internacional, del cual dependemos porque producimos productos que son considerados commodities. En el ámbito interno nos preocupa la situación política y económica, que impide que podamos avanzar en agendas productivas para tener mayor certidumbre en la producción de alimentos. Nos afecta la falta de oportunidad de ser más eficientes y productivos, al no tener acceso a nuevos eventos biotecnológicos. También nos afectan los temas de inseguridad jurídica para las tierras productivas, debido a los avasallamientos. El insuficiente abastecimiento de combustible y la falta de divisas para asegurar la importación de insumos son aspectos que, asimismo, aumentan esa incertidumbre. En el contexto internacional, vemos con preocupación una tendencia a la baja en los precios de nuestros productos, principalmente de la soya. Hay una mayor producción de países como Brasil y Estados Unidos y una menor demanda por la situación económica de China, principal comprador. Todo ello presiona la tendencia hacia una disminución de las cotizaciones en las principales bolsas de productos.

—¿Cuáles son las cifras más relevantes en el sector?
—Es muy pronto como para establecer cómo será 2023; recién estamos concluyendo la cosecha de la campaña de verano 2022- 2023. Nos falta producir los cultivos de rotación (trigo, sorgo, maíz, girasol y chía) en la campaña de invierno, que están en proceso de siembra. Los datos preliminares de la cosecha de verano 2023 nos dan rendimientos inferiores a los del año pasado. Si bien consideramos que llegaremos a un promedio anual de producción de al menos 5 millones de toneladas, consideramos que los ingresos de divisas por las exportaciones -principalmente de oleaginosas (soya y girasol)- se verán disminuidos sustancialmente por la caída de producción y de los precios en el mercado internacional a partir de mayo. Los ingresos serán importantes para el país, aunque no como lo fueron en 2022, cuando pudimos generar más de $us 2.400 millones de exportaciones de soya y girasol.
—¿Cómo ve la relación del sector productivo con el Gobierno nacional?
—Actualmente vemos una relación distante, en la que no se logra plasmar agendas productivas comunes a pesar de que en reiteradas oportunidades nuestro sector, así como nuestro ente matriz, la Cámara Agropecuaria del Oriente, lo ha planteado. Han sido intentos vanos, pues no hemos logrado tener un acercamiento para generar escenarios de análisis y discusión sobre los temas productivos que nos permitirán producir más, generar más fuentes de empleo y realizar mayores inversiones, que es justo lo que necesita el país en estos momentos para continuar con el proceso de recuperación económica.
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—¿Cómo está la situación de la biotecnología en Bolivia?
—El acceso a la biotecnología con nuevos eventos de organismos genéticamente modificados en cultivos de soya y maíz es una prioridad para los productores. Es la única vía sostenible para mitigar las pérdidas productivas y económicas que tenemos todos los años, debido a factores climáticos de sequía y del ataque agresivo de plagas. Con ello, podremos mejorar nuestros niveles de productividad y generar un efecto multiplicador en la economía del país. El uso de biotecnología para algunos cultivos debe ser una prioridad para el Estado, porque significa aumentar de forma significativa la producción de alimentos, generar soberanía alimentaria, tener mayores excedentes para la exportación y, por tanto, conseguir impactos productivo, económico y ambiental muy importantes.
—¿Cómo está el tema de la seguridad jurídica?
—Consideramos que los órganos competentes del Estado deben cumplir con el compromiso expresado por el presidente Luis Arce, de que en su mandato no se permitirá ningún tipo de avasallamiento a tierras productivas. Vemos con tristeza y preocupación que hasta el momento esa premisa no se ha cumplido con acciones concretas y contundentes contra los avasalladores, a pesar de que es la única manera de dar señales claras de seguridad jurídica a los productores. Son actos delictivos que deben ser sancionados de forma contundente de acuerdo con la Ley 477 contra los avasallamientos, porque de ninguna manera puede permitirse que estas acciones ilegales queden impunes y continúen generando incertidumbre para las inversiones de los productores en la producción de alimentos.
—¿Cómo evalúa la situación de los precios en los productos de exportación?
—La crisis nacional e internacional genera preocupación para la producción de alimentos estratégicos en el país, esto viene acompañado de efectos inflacionarios y especulativos. En eso radica la necesidad de plasmar una agenda productiva que nos permita avanzar hacia la solución de los problemas estructurales que confrontamos como sector productivo: como la inseguridad jurídica para las tierras productivas, la falta de acceso a la biotecnología, el contrabando de productos agropecuarios y las dificultades en la logística de exportación, entre los principales.

PERFIL
Nombre: José Fernando Romero Pinto
Profesión: Lic. en Ciencias Políticas y Máster en Administración de Empresas
Cargo: Presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo)
Trayectoria
Trabajó como productor agropecuario de soya, maíz, girasol, trigo, sorgo y chía desde 1997. Estuvo también en el rubro de la ganadería de cabaña, cría, recría y engorde. Fue miembro de CREA desde 1996, presidente del Grupo CREA Santa Cruz Este. (2011-2012) y presidente de CREA BOLIVIA (ABCREA) (2012- 2014). Ejerció como director de ANAPO por varias gestiones y asimismo, ocupó el cargo de director tesorero y director vicepresidente en dos gestiones. Fue miembro del directorio de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Santa Cruz (OSJ) y presidente de la Fundación Melchor Pinto Parada.
José Fernando Romero: El Presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) habló sobre la situación del productor boliviano y las cifras más relevantes en el sector. Abordó la relación del sector productivo con el Gobierno nacional y la biotecnología en Bolivia.